Orar con María, la Madre de Jesús
Estamos en el último sábado del mes de mayo. Para orar en este día escogemos unos pensamientos de San Luis María Grignon de Monfort invitándonos a tener a la Virgen María presente en todas las acciones del día. Dice este santo que tanto ha influido en la espiritualidad mariana como camino hacia Cristo: “Todo se resume en obrar siempre: por María, con María, en María y para María a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo”. ¿Qué significa cada una de estas expresiones?
1. Obrar por María, es decir, obedecer en todo a María, como hizo Jesús en Nazaret. Dejarse conducir por Ella: “Debes abandonarte en sus manos virginales, como la herramienta en manos del obrero, como el laúd en manos de un tañedor. Tienes que perderte y abandonarte a Ella, como una piedra que se arroja al mar: lo cual se hace sencillamente y en un momento, con una simple mirada del espíritu”.
2. Obrar con María. Es hacerlo todo mirándola a Ella como el modelo de todas las virtudes. Así, en cada acción he de mirar cómo la haría nuestra Madre la Virgen, si estuviera en mi lugar. Ayuda para esto meditar en sus grandes virtudes, especialmente su fe viva, su humildad profunda y su pureza sin igual.
3. Obrar en María. Consiste en realizar las propias acciones en María. Pedir la gracia de ser acogidos en su Corazón Inmaculado, santuario de la Santísima Trinidad. Dice san Luis María Grignon: “es necesario permanecer en el hermoso interior de María con alegría, descansar allí en paz, apoyarse en él confiadamente, ocultarse allí con seguridad y perderse en él sin reserva, a fin de que, en este seno virginal... te liberes de toda turbación, temor y escrúpulo, y te pongas a salvo de todos tus enemigos: demonio, mundo y pecado, que jamás pudieron entrar en María.
4. Obrar para María: hay que hacerlo todo para María. Especifica el santo: “No que la tomes por el fin último de tus servicios, que lo es Jesucristo, sino como fin próximo, ambiente misterioso y camino fácil para llegar a Él”. Una manifestación de este hacerlo todo para María es darla a conocer y propagar la verdadera devoción hacia Ella, seguros de que su misión de Madre es llevar a todos hacia Jesús.
La conclusión de esta manera de hacer las cosas por, con, en y para María no puede ser más consoladora:
“No esperar en recompensa de este humilde servicio sino el honor de pertenecer a tan noble Princesa y la dicha de vivir unido por medio de Ella a Jesús, su Hijo, con lazo indisoluble en el tiempo y en la eternidad”.
¡Gloria a Jesús en María!
¡Gloria a María en Jesús!
¡Gloria al solo Dios!