24 mayo 2013. Viernes de la séptima semana de Tiempo Ordinaria – Puntos de oración

Jesús hace referencia repetidas veces a la unidad en la Iglesia, que todos seamos uno en Él. No podemos recorrer el camino de la fe solos, porque unos nos servimos de apoyo a otros y a la mínima duda o pereza uno se va alejando aunque no nos demos cuenta; tenemos que compartir nuestra fe, las alegrías se comentan con los amigos. Jesús nos alienta diciéndonos: “Donde dos o más están reunidos en mi nombre, ahí estoy Yo”. Debemos sentirnos Iglesia, aceptarla y quererla con sus limitaciones humanas, seguirla en sus inspiraciones divinas.

Y esta unidad en la Iglesia toma como referencia la unidad entre el Padre y el Hijo; ¿cómo Dios, una misma Persona, va a estar desunido? Pues si todos somos uno en Él, ¿Cómo podemos no amar a cada uno de nuestros Hermanos? El Padre nos adhiere en su plan de salvación como objetivo e instrumento para otros objetivos, y todos unidos formando la Iglesia, unida a su vez a la Santísima Trinidad.

Y esta unidad entre el Padre y el Hijo junto con el Espíritu Santo, es en esencia amor y no se realiza de otra forma. Aceptar, sufrir, orar, acompañar, esperar... todo eso es amar, y amar hasta el final, hasta la última consecuencia. La Santísima Trinidad es Amor infinito y eterno, y hacia Ello, hacia Él, nos debemos dirigir.

Que Santa María, Madre de la Unidad, nos conceda contagiar el amor de Dios, para que, siendo colaboradores de su plan de salvación, merezcamos estar unidos a Él en la Eternidad.

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