2 mayo 2013. Jueves de la quinta semana de Pascua – Puntos de oración


Hay que estar en condiciones favorables para  escuchar. Estos minutos de oración tienen la finalidad de entablar un diálogo. Y la primera palabra del diálogo es la actitud de escucha. Y para escuchar, hay que hacer silencio.

El “Aleluya” antes del evangelio lo expresa con claridad: “Mis ovejas escuchan mi voz –dice el Señor -, y yo las conozco y ellas me siguen”.

Hace unos domingos  recordábamos el evangelio del Buen Pastor. Todavía  nos llegan algunos  ecos.

Este es el proceso normal de un bautizado, de cualquier persona que se encuentra con Cristo y que cada día  debe  actualizarlo en la oración: escuchar, conocer y seguir.

Aparentemente, parece que se me exige a mí dar el primer paso. Yo tengo que escuchar, yo tengo que conocer, yo tengo que seguir a Cristo. Por supuesto que se pide un esfuerzo personal para poner los medios y alcanzar este objetivo, intimar y dialogar con Él. Pero a veces  se me  olvida que el primero que ha dado el paso y sale a mi encuentro es el Señor.

Él me escucha, me conoce y me ama y  se mete en mi vida. Me recuerda con su actitud al Padre misericordioso del hijo pródigo. Le deja libre para que elija, y elige mal, pero él sabe que su hijo retornará a casa. Él le espera todos los días porque es padre y un Padre  misericordioso, que nos ama con ternura hasta  invadirnos por todas las partes. No llegamos a comprender el por qué de tanto amor…

Si yo me siento escuchado, quiere decir que no soy un extraño, que me conoce, me reconoce como hijo y como hijo, soy amado, aunque no corresponda a su amor. Pero cuando descubro ese amor, y el medio más eficaz es este diálogo íntimo con Él en la oración, entonces, todos los obstáculos que encontraba en mi imaginación, saltan y desaparecen y me dejo amar  y trato de corresponder como un niño pequeñito a ese amor.

Pues desde esta actitud  de sentirme hijo, es más fácil leer de nuevo el texto evangélico de este día.

El texto  evangélico de este día Jesús lo dirige a sus discípulos. Pero los discípulos más aventajados  con  María y José.

María  y José, se han sentido amados por el Padre... y han permanecido siempre en su amor…”Así  nuestra alegría llegará a la plenitud”.

¿Quiero permanecer  formando parte de sus discípulos más íntimos  al amparo de María y José? El medio más eficaz es dedicar todos los días unos minutos en silencio al diálogo íntimo con Jesús.

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