31/12/2009, Jueves Octava de Navidad

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 18-21
Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 95, 1-2. 11-12. 13-14)
R. Alégrese el cielo, goce la tierra.

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria. R.
Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos cuanto hay en ellos, aclamen los árboles bosque. R.
Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R.
Comienzo del santo evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: - «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Puntos para la oración 31 diciembre 2009

Se acaba el año, Señor. Se trata sólo de un acontecimiento humano. Nos hemos hecho un calendario para organizarnos mejor, de acuerdo, más o menos, con la vuelta de la Tierra al Sol. Y hemos puesto, en casi todo el mundo, como fecha de comienzo del calendario el año de tu nacimiento. Y así van pasando los años.
Hay mucha gente que se ha olvidado de ti. Ni siquiera reconocen el calendario cristiano. Pero lo que es peor es que hay muchos que sí te conocieron, pero que no quieren saber nada de ti. ¡Qué sepas ya desde ahora que yo no soy de esos! Me acuerdo de ti a menudo, hago oración casi todos los días, voy a Misa siempre que puedo, y le rezo el rosario a tu Madre contemplando los misterios de tu vida. Al hacer ahora el balance de todo el año, veo que hay muchas veces que he fallado a estos compromisos y deseos que tengo de ser todo para ti, pero no me desanima nada el descubrir todos esos fallos. Voy a poner todo de mi parte para mejorar en 2010, pero sé que tu misericordia es mucho más fuerte que mi pecado. Me da rabia pecar, sobre todo por ti. Después de todo lo que has hecho por mí... me daría de tortas; pero por otra parte, sé que ese pecado ha permitido que tú vinieras a la Tierra a salvarnos, y podamos gozar de tu presencia, y que hayamos podido compartir la misma condición carnal que tú.
Sigo haciendo balance de este año en el mundo, y he de decirte que el mundo está muy mal. Ya sabes que la paz está constantemente amenazada, que se pasa hambre en el mundo, que la mentira está instalada en la vida pública, que se matan niños en el vientre de su madre (¡qué horror!), que hay muchas familias rotas, gente sin tierra, gente sin trabajo, la naturaleza ahogada por las fábricas y la contaminación... Te pido perdón, Señor, por las cosas de las que soy responsable en cierta medida y por las que no he sido capaz de hacer nada por mejorar el mundo. Eso sí, me comprometo a seguir luchando porque esto mejore, y sobre todo porque mejore yo.
Estamos esperando, como el salmista de hoy, a que vengas pronto a regir la tierra con justicia y los pueblos con fidelidad; pero mientras esperamos, seguimos implicados en que ese reino tuyo se vaya implantando.
Te quiero dar gracias, por otra parte, por tantos beneficios que me has concedido este año: la vida en primer lugar, la sonrisa que has dibujado en mi cara a pesar de cómo están las cosas y que es símbolo de esperanza para los demás, tener este par de piernas que me permiten jugar al fútbol y subir montañas, por las manos para tocar la guitarra y acariciar a mis hermanos, por poder estudiar y a veces incluso querer estudiar, por mis amigos, por la falta de enemigos, por los demás militantes, por san Pablo gracias al cual hemos podido hacer un musical, por la tanda de Ejercicios... Gracias, Señor, por todo.
Se acaba el año y tú dices que eres la Palabra, la verdadera Palabra que vino al mundo, la que ilumina las tinieblas del error. La luz que el mundo no ha querido recibir. Lo hemos visto pasar a lo largo del año. Nosotros los militantes nos vamos a empeñar en que, al menos a nuestro alrededor, brille tu luz. Tú eres la luz, y nosotros queremos ser las antorchas (¿te acuerdas del Laicos en Marcha de mayo?). Enciéndenos de nuevo para velar en esta noche como faros y guías de nuestros compañeros, familiares y amigos. Y que el año que viene seamos como rocas que aguantemos el oleaje de la vida.
Como tú a lo mejor no tienes tiempo de todo dile a tu Madre que Ella guíe nuestra barca. Amén.

30/12/2009, Miércoles Octava de Navidad

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2,12-17
Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno. Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre. Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo -las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero-, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Salmo responsorial Sal 95, 7-8a. 8b-9. 10
R. Alégrese el cielo, goce la tierra.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor. R.
Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas, postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda. R.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente.» R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

29/12/2009, Martes. Octava de Navidad

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 2, 3-11
Queridos hermanos: En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -lo cual es verdadero en él y en vosotros-, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6
R. Alégrese el cielo, goce la tierra.

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R.
El Señor ha hecho el cielo; honor y majestad lo preceden, fuerza y esplendor están en su templo. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-35
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, corno dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: - «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Puntos para la oración 29 diciembre 2009

Comenzando la oración:
Estos días de la octava de Navidad se prestan a una oración contemplativa, pues ante el misterio de Dios hecho niño en Belén sólo cabe una actitud del corazón: asombro, adoración, embeleso ante el pesebre donde duerme Jesús. Así lo han vivido nuestros hermanos los santos, como Santa Clara de Asís: "¡Oh, admirable humildad, oh asombrosa pobreza: el Rey de los ángeles, Señor del cielo y de la tierra, reclinado en un pesebre!".
Puntos de oración:
El evangelio de este día nos habla del encuentro del Niño Dios con el anciano Simeón: "Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos". Nuestra oración hoy ha de ser coger en nuestros brazos a Jesús como Simeón y bendecir a Dios con las palabras de fe que nos salgan del corazón. Simeón le llamó "luz de las naciones", de todos los pueblos, de todos los hombres. Tengo entre mis brazos al que es la luz del mundo que disipa las tinieblas. Seguramente en mi mente y en mi corazón hay tinieblas: egoísmos, desesperanzas, rencores. Jesús es mi luz, que cura mis cegueras. ¿Cuál es su luz? Es la luz del amor. Así nos lo dice la primera lectura del apóstol San Juan:
"Las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza". La luz que trae Jesús a la tierra es la luz del amor, de la caridad que hace hermanos a los hombres, hijos de un mismo Padre de los cielos. Un cristiano no tiene otras armas que las de la verdad y del amor para luchar contra las tinieblas del mal.
A veces podemos experimentar en nuestra propia carne la injusticia, la mentira, el rechazo… Jesús no asegura a sus seguidores un camino de rosas: Él recorrió el camino de la pobreza y de la cruz. A María, Simeón le anunció una espada de dolor en el alma. Pidamos que en estas situaciones no se nos endurezca el corazón, sino que sepamos poner la luz del amor y del perdón, la luz de la Navidad.
"Alégrese el cielo, goce la tierra". Dios está entre nosotros. El cielo y la tierra se han unido; el hombre y Dios, separados por el pecado, se han vuelto a unir en el Verbo encarnado. La gloria de Dios habita en la tierra y la paz, que nunca hemos de perder, reina en los hombres que Dios ama.
Concluimos nuestra oración dirigiéndonos a la Virgen María con palabras de la oración con la que el Papa finaliza su encíclica de la esperanza: "Santa María, Tú fuiste una de aquellas almas humildes que, como Simeón, esperabas el consuelo de Israel. Tú cantas en el Magnificat las promesas hechas a Abrahán y a su descendencia. Tú aceptaste la promesa de Dios cuando te dijo por el ángel que darías a luz a Aquél que es la esperanza de Israel y del mundo- en Ti se hizo carne la esperanza de la humanidad, en Ti entró el amor de Dios hecho carne en el mundo y en la historia. Tú te has inclinado ante la grandeza de esta misión y has dicho: Sí; aquí está la esclava del Señor".

28/12/2009, Lunes . Octava de Navidad. Los Santos Inocentes, mártires

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5-2, 2
Queridos hermanos: Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por os nuestros, sino también por los del mundo entero.
Salmo responsorial Sal 123, 2-3. 4-5. 7b-8
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía su ira contra nosotros. R.
Nos habrían arrollado las aguas, llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las aguas espumantes. R.
La trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-18
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: -«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta. «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»

Puntos para la oración 238 diciembre 2009

Nos ha nacido el Salvador. Y la Iglesia en su liturgia y todos los santos que han escrito sobre este acontecimiento no censan de repetir con la Escritura: Alegrémonos.

¿Por qué alegrarnos?

Porque el justo va ha recibir su recompensa; el pecador, el perdón y los paganos (los que no han encontrado a Dios), la vida verdadera. El cielo se abrió en la Navidad, la gracia de Dios comenzó a derramarse con abundancia sobre la tierra y la separación abismal entre el hombre y Dios se unió en Jesús.

Esta alegría fue comunicada por los Ángeles del cielo y fue recibida por los corazones sencillos de los pastores. Todos los hombres y mujeres buscadores de Dios fueron representados por los Magos de Oriente. Si Dios nos creó maravillosamente, mucho más maravillosamente nos redimió, porque al enviarnos a su Hijo único nos demostró cuánto nos ha amado y sigue amándonos.

La alegría de la Navidad la viven los cristianos desde Pedro y los Apóstoles hasta nuestros días. El cristiano que ha recibido a Cristo en su corazón, no dejar de alegrarse en la Navidad porque le recuerda las veces que ha nacido Dios en su corazón a través de la conversión, de la Confesión, de la oración, de la Eucaristía.

Sin embargo, esta alegría está constantemente amenazada. El libro del Apocalipsis nos narra cómo el dragón está esperando que dé a luz la mujer para tragarse a la criatura.

Mientras Dios alegraba los corazones de los humildes y sencillos, allá en Belén, Herodes, apenas se enteró de la noticia del Salvador por los Magos, se revolcó en su soberbia, en su envidia, y su temor de perder su reino, y no cesó de tramar su muerte y destrucción. Y cuando los Magos cambiaron el rumbo de su regreso y no le informaron, rugió como el "dragón" y con furia segó la vida de los niños en Belén. Cuántos inocentes pagaron el ataque de ira de este rey malvado. Se nos encoje el corazón de pensar en la muerte violenta de un niño, y más cuando nos fijamos en la persona que realiza este mal. Parece que el "mal" le da fuerzas superiores y, los que nos llamamos "buenos" parecemos que somos unos desvalidos, y que Dios está en ese momento lejos, ajeno a nuestros sufrimientos.

La riqueza de la Navidad no deja de ser abundante y profunda. Justamente Dios irrumpe en nuestra historia para ofrecernos su plan de salvación y redención, y lo hace no desde su trono divino, sino desde la bajeza de nuestra humanidad. Viene al mundo en lo cotidiano: sus padres viajaron para censarse por la orden imperial y buscaron posada como todo el mundo y ellos no tuvieron la suerte de encontrar una. Dios desde el primer momento quiere atraernos y no destruirnos. Todo lo asume, menos el pecado.

El hombre que hace el mal es parte de nuestra existencia, está en este mundo queriendo estropear el plan de Dios. Podríamos decir, siempre habrán Herodes opuestos a la acción salvadora de Dios, y no porque Dios lo quiera: todos tenemos la oportunidad de escuchar la voz de Dios (¿No consultó Herodes a los sabios el sentido de la Escrituras?).

Por esta razón, más tarde Jesús no cesará de recomendarnos que seamos vigilantes que estemos atentos con la oración y las buenas obras. De esta manera, en sintonía con Dios, escogeremos el bien y rechazaremos el mal y si seguimos estrechamente el camino del Evangelio, nos distanciaremos bastante del mal y no prestaremos oídos a sus insinuaciones; más bien con nuestras oraciones y sacrificios podremos hacer que muchos se conviertan y dejen sus obras malas.
Aprovechemos esta conmemoración de los Santos Inocentes para pedir a Dios que se haga más presente en nuestras existencias. Jesús quiere ser parte de nuestra vida y quiere hacernos socios en la empresa de la salvación de los hombres. Seamos vigilantes para que nuestro corazón vibre más y más con el Corazón de Cristo. Con su fuerza y su poder podremos derribar a los Herodes que tratan de matar hoy día a la familia y a los jóvenes.
Christus vincit. Christus regnat. Christus ímperat.

27/12/2009, Domingo Octava de Navidad. La Sagrada Familia

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.
Salmo responsorial Sal 127, 1-2. 3. 4-5
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21
Hermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor . Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: - «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.» Él les contestó: - « ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

26/12/2009, Sábado. Octava de Navidad. San Esteban Protomártir

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-10; 7, 54-60
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espiritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: _«Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.» Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: -«Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: -«Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y, con estas palabras, expiró.
Salmo Responsorial Sal 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc-17
R. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. R.
A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción. R.
Líbrame de los enemigos que me persiguen; haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: -«No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»

Puntos para la oración 26 diciembre 2009

Ayer hemos celebrado el Nacimiento del Señor y hoy la liturgia nos propone la fiesta de San Esteban, el primero que dio su vida por ese Niño que acaba de nacer. La Iglesia nos quiere recordar que la Cruz está siempre muy cerca de Jesús y de sus seguidores. En el camino hacia la santidad el seguidor de Cristo se encuentra con situaciones difíciles y ataques de los enemigos de Cristo y de los cristianos: Si el mundo os odia, sabed que antes me ha odiado a mí... (Juan 15, 18-20). La sangre de Esteban (Hechos 7, 54-60), derramada por Cristo, fue la primera, y ya no ha cesado hasta nuestros días (el siglo XX ha sido denominado como "el siglo de los mártires"). Cuando Pablo llegó a Roma, los cristianos ya eran conocidos por el signo inconfundible de la Cruz y de la contradicción. Por eso no nos debe extrañar si en nuestro andar hacia la santidad hemos de sufrir alguna tribulación, por ser fieles a nuestro camino en un mundo con tintes y costumbres paganas. Dios siempre nos ayudará con Su gracia: En el mundo tendréis tribulación, pero confiad: Yo he vencido al mundo (Juan 16, 33).

La persecución contra Cristo y los suyos tiene muchas formas: la violencia física, atacar los derechos más elementales, campañas dirigidas para minar su fe, dificultades para educar cristianamente a sus hijos, privarles de las justas oportunidades profesionales, la persecución solapada con ironía por ridiculizar los valores cristianos, presión ambiental que amedrenta a los más débiles, calumnia y maledicencia. Más doloroso es cuando la persecución viene de los propios hermanos en la fe movidos por envidias, celotipias y faltas de rectitud de intención. Cuando estas contradicciones las sobrellevamos junto al Señor en el Sagrario adquirimos fecundidad en el apostolado, y saldremos de esas pruebas con el alma más humilde y purificada.

A pesar de todos los locos que han intentado destruir la Iglesia, a lo largo de la historia, al final (dicho con fino humor) "la Iglesia siempre asiste al funeral de sus enterradores".

"No os preocupéis"..."el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros"... esta es una promesa de Jesús que nos llena de paz, de gozo interior, de seguridad, de esperanza, de alegría. Nosotros sabemos que Dios nos da su fuerza y que no depende de nuestra virtud o de nuestra perfección. ¡Dios Espíritu Santo, ven, ilumínanos, fortalécenos, consuélanos...danos tus siete sagrados dones...danos dichoso tránsito... danos eterno gozo! Amén. Aleluya.

¡Oh Dios, que por la maternidad virginal de María entregaste a los hombres los bienes de la salvación, concédenos experimentar la intercesión materna de la que nos ha dado a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida! Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

25/12/2009, Viernes. Solemnidad de la Natividad del Señor

PRIMERA LECTURA Lectura del libro de Isaías 52, 7-10
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey»! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
Salmo responsorial Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad.
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Tañed la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor.
R. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo. de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado», o: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios.»
Lectura del santo evangelio según san Juan 1. 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra habla vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, ,que alumbra a todo hombre. Al inundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Puntos para la oración 25 diciembre 2009

1. Oración preparatoria: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad. (EE.EE. 46)

2. Petición: "Conoscimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conoscimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, hoy hecho Niño tierno, y gracia para le imitar." (cf EE.EE.. 139)

3. Puntos para orar.

Siguiendo el modo de contemplar que hemos aprendido en los ejercicios espirituales y que nos recomienda San Ignacio para las escenas de la vida de Jesús, leeremos primero despacio el relato del nacimiento:

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue." (Lc 2, 1-14)

Como nos enseña San Ignacio haremos después contemplación de lo leído:

El primer puncto es ver las personas, es a saber, ver a nuestra Señora y a Joseph (…) y al niño Jesús después de ser nascido, haciéndome yo un pobrecito y esclavito indigno, mirándolos, contemplándolos y sirviéndolos en sus neccessidades, como si presente me hallase, con todo acatamiento y reverencia possible; y después reflectir en mí mismo para sacar algún provecho.
El 2º puncto: mirar, advertir y contemplar lo que hablan; y reflexionando en mí mismo, sacar algún provecho.
El 3º puncto: mirar y considerar lo que hacen, así como es el caminar y trabajar, para que el Señor sea nascido en summa pobreza, y a cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz; y todo esto por mí; después reflitiendo sacar algún provecho spiritual. (EE.EE. 114 – 116)
4. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: "Santa María, enamórame de tu Hijo que nace en Belén, pequeño, y lleno de ternura, para salvarme de mis pecados".
5. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.
* Nota: las siglas "EE.EE," remiten al libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y al número que se indica.

24/12/2009, Jueves, Misa matutina

Lectura del segundo libro de Samuel
Cuando el Rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda». Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo». Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de os apriscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre"».
Salmo responsorial (Sal 88)
R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades». R.
Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora». Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1, 67-79)
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de todo temor, arrancados de la mano de los enemigos le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Puntos de oración 24 diciembre 2009. “Hoy vendrá el Señor y nos salvará y mañana veremos su gloria...”

La oración de hoy es la preparación inmediata para la venida de Jesús, ¡hoy, esta noche, vendrá el Señor...! Como exclama la antífona de entrada de la misa de hoy: "Ya se cumple el tiempo en el que Dios envió a su Hijo a la tierra" (cf. Gál 4, 4).
¡Qué recuerdos, los de Nochebuenas pasadas, las de nuestra infancia, las de después de nuestra conversión, y tantas otras...! Las vivimos con un cierto nerviosismo, con una tensa espera hasta que llegaba la noche... Así como la gente anda inquieta ultimando las compras, para preparar a su modo la cena de esta noche, con mucho más motivo tenemos que estar a lo largo del día preparándonos interiormente para la venida de Jesús.
Podemos contemplar hoy en nuestra oración la llegada de José y María a Belén. Será parte de la escueta narración del evangelio que leeremos en la misa del Gallo.
"José subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo en volvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada".
El texto es tan rico y tan impactante que sólo nos queda contemplar... Podemos recordar la contemplación del Nacimiento del libro de los Ejercicios Espirituales [EE110 y ss], centrándonos en los últimos pasos del camino hacia Belén, en la llegada, y en los preparativos de la gruta.
Para ello, como composición de lugar, podemos ver el camino, el pueblo de Belén y el lugar del nacimiento.
1. Ver a las personas: a Nuestra Señora y a José, haciéndome un pobrecito y esclavito indigno, mirándolos, contemplándolos y sirviéndolos en sus necesidades, como si presente me hallase.
2. Mirar, advertir y contemplar lo que hablan.
3. Mirar y considerar lo que hacen, así como es el caminar y trabajar, para que el Señor sea nacido en suma pobreza, y al cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz; y todo esto por mí.
4. Nos puede ayudar hoy meditar un detalle de este evangelio: "No tenían sitio en la posada". ¡Cuánto ajetreo hay en Belén, justo el día más importante de la historia de la aldea, por el cual será recordada en los tiempos posteriores; y también el día más importante de la Historia universal, el que dividirá en dos la historia humana! Los personajes más importantes de todos los tiempos van a llegar a Belén... ¡y nadie sale a recibirlos! Nadie les acoge en su casa ¡No hay sitio para ellos! Lo mismo puede pasarnos a nosotros hoy: con tantas luces, tantos preparativos, tantas cosas en la agenda... cuando san José llame a nuestra puerta pidiendo posada... le podemos despachar como se quita uno de encima a un comercial de una compañía de teléfonos, con un frío "vuelva usted mañana", o con un "gracias, no necesito nada".
Saber rasgar las apariencias de los acontecimientos. Esa familia humilde que llama a mi puerta... ¡es la Sagrada Familia! ¿Cómo está llamando san José hoy a la puerta de mi alma?
5. También nos puede ayudar en la oración y a lo largo del día cantar hacia dentro la conocida canción de Adviento: "... la Virgen sabe que el niño, está muy cerca. De Nazaret a Belén hay una senda, por ella van los que creen en las promesas. Los que soñáis y esperáis la Buena Nueva, abrid las puertas al Niño, que está muy cerca. El Señor cerca está. Él viene con la paz. El señor cerca está. Él trae la verdad...
En la ciudad de Belén llama a las puertas, pregunta en las posadas y no hay respuesta".
Conclusión
Repitamos hoy muchas veces: "Apresúrate Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que esperan todo de tu amor"; "Hoy vendrá el Señor y nos salvará"...

23/12/2009, Miércoles de la 4ª semana de Adviento

Lectura de la profecía de Malaquías 3, 1-4. 23-24
Así dice el Señor: «Mirad, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el mensajero de la alianza que vosotros deseáis. Miradlo entrar - dice el Señor de los ejércitos-.
¿Quién podrá resistir el día de su venida?, ¿quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.
Mirad: os enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día del Señor, grande y terrible. Convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la tierra.»
Salmo responsorial Sal 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14
R. Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: - «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: -«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: - «¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.

Puntos para la oración 23 diciembre 2009

Para cualquier familia el nacimiento de un hijo es un acontecimiento cargado de significado. En el caso de Juan el Bautista fue un acontecimiento significativo para todas las generaciones…
I. Su nacimiento: (vv. 57-58)

A. Certificó el poder de Dios. Fijémonos en estos hechos:
1. Elisabet había concebido en una edad avanzada, en una edad en la que ya no se podría tener hijos…
a. Lc. 1,18: “Zacarías preguntó al ángel: –¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy muy anciano, y mi esposa también.”
b. Lc. 1,36: “También tu parienta Isabel, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo; la que decían que no podía tener hijos está encinta desde hace seis meses.”
2. Su esposo Zacarías había sido visitado por un ángel de Dios, quien le había dicho exactamente lo que ocurriría…
a. Lc. 1,11 ss.

B. Mostró su misericordia. Lo hizo de dos maneras:
1. El hecho de que Juan naciera como hijo de una promesa de Dios, demostró que Dios tenía misericordia de su pueblo, y en particular de una mujer insignificante, pero con una desesperada necesidad de descendencia.
a. Salmo 103,17: “Pero la misericordia del Señor permanece desde siempre y para siempre sobre aquellos que le temen. Su justicia no abandonará jamás a los hijos y nietos”
b. Sal 106:1 Alabad al Señor porque es tan bueno, porque es eterna su misericordia.
2. El hecho de que Dios utilizara a Juan en su plan de salvación demostró también la misericordia de Dios. Juan estaría totalmente involucrado en la preparación del pueblo para la venida del Mesías. Dios le concedió ese glorioso privilegio. Un privilegio tan grande y un llamamiento tan claro demostraba la infinita misericordia de Dios.

C. Alegró a todos los que lo conocieron.
1. El nacimiento del niño hizo que se alegraran todos aquellos que lo conocieron. Y es que la misericordia de Dios, cuando se derrama sobre una persona, necesariamente afecta o llega a otras por su medio, y esto produce siempre una gran alegría… Dios había tenido misericordia del mundo, y el nacimiento de Juan era una prueba significativa de ese anuncio y de esa realidad...

II. Su nombre: Juan (vv. 59-63)

A. Fue profético
1. Algunos parientes y vecinos querían que el niño fue llamado Zacarías. Elisabet puso objeciones al hecho y se consultó a su padre. Su padre pidió una tablilla y escribió: “Su nombre es Juan”.
2. Juan fue el nombre profético dado por el mensajero de Dios. Zacarías obedeció a Dios y dio testimonio de la profecía.

III. Sus repercusiones: (vv. 64-66)

A. Sanó a su padre.
1. “Inmediatamente se le soltó la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios…” (v.64)
a. Notemos que había quedado encerrado con sus propios pensamientos.., mudo durante nueve meses…
b. Dios lo sanó soltándole la lengua.
c. Si sus últimas palabras habían sido palabras de duda, desconfianza e incredulidad.., ahora fueron todo lo contrario, fueron palabras de alabanza, glorificación y bendiciones… ¡Estaba curado…!

B. Admiró a la gente.
1. “Todos los vecinos se llenaron de temor…” (v.65)
a. Temor aquí no significa terror o miedo, sino reverencia…
b. Significa un temor reverencial para con Dios…
c. La gente se mantuvo reverente ante los hechos, como atónitos ante lo que estaba ocurriendo…, y preguntándose qué más podía ocurrir…
d. ¡Dios estaba obrando…! ¡Su mano era evidente…!

C. Se divulgó la noticia.
1. “Estas cosas se comentaban en toda la montaña de Judea…” (v. 65)
a. Una atmósfera de misterio rodeaba al niño…
b. La gente no pudo por menos de comentar en sus conversaciones y guardar en sus corazones todas estas cosas…
c. Había algo inusual en todo lo que rodeaba a este niño…
d. Las expectativas se iban multiplicando en la medida que la noticia se iban divulgando…

D. Y creó expectativas.
1. “Y todos los que lo oían decían pensativos: ¿Qué llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él…!” (v. 66)
a. Todos esperaban a que el niño creciera, para ver lo que ocurriría…

E. Estas cuatro repercusiones deberían darse también en nuestras vidas:
1. ¡Deberíamos estar continuamente alabando a Dios..!

2. ¡Deberíamos estar admirados ante las maravillas que Dios hace en nosotros y en los que nos rodean…!

3. ¡Deberíamos proclamar estas maravillas hasta los últimos confines de la tierra…!

4. ¡Y deberíamos ser conscientes de la grandeza de nuestro destino como cristianos o consagrados en la Iglesia…!
“Y pues invocáis como Padre a aquel que sin distinción de personas juzga según el mérito de cada cual…, habéis de proceder con temor de ofenderle durante el tiempo de vuestra peregrinación, sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana conducta de vida, o vivir mundano, que recibisteis de vuestros padres, no con oro o plata, que son cosas perecederas, sino con la sangre preciosa de Cristo como de un cordero inmaculado y sin tacha, predestinado sí, ya desde antes de la creación del mundo, pero manifestado en los últimos tiempos por amor de vosotros” (1 Pedro 1,17-20)

22/12/2009, Martes de la 4ª semana de Adviento

Lectura del primer libro de Samuel 1, 24-28
En aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era aún muy pequeño. Cuando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo: - «Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.» Después se postraron ante el Señor.

Salmo responsorial 1S 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd
R. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador.

Mi corazón se regocija por el Señor, mi poder se exalta por Dios; mi boca se ríe de mis enemigos, porque gozo con tu salvación. R.

Se rompen los arcos de los valientes, mientras los cobardes se ciñen de valor; los hartos se contratan por el pan, mientras los hambrientos engordan; la mujer estéril da a luz siete hijos, mientras la madre de muchos queda baldía. R.

El Señor da la muerte y la vida, hunde en el abismo y levanta; da la pobreza y la riqueza, humilla y enaltece. R.

Él levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para hacer que se siente entre príncipes y que herede un trono de gloria. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, María dijo: - «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Puntos para la oración 22 diciembre 2009

El profeta Isaías nos recuerda en estos días: "Muy pronto vendrá el Señor, que domina los pueblos, y se llamará Enmanuel, porque tendremos a Dios con nosotros".

Para escuchar estas palabras que salen encendidas del corazón del profeta Isaías, tenemos que hacer silencio y permanecer en la presencia del Señor.

San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, nos recuerda la actitud que debemos tener al iniciar la oración de cada día: "La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad"

La liturgia de este día nos propone en el Evangelio el texto del Magníficat. Léelo detenidamente, saboréalo. Te encontrarás con las virtudes que envuelven toda la vida de María, la pobreza y la humildad, el único camino para aceptar a Dios, llenarse de Él para ser su reflejo de amor y misericordia.

Te ofrezco un breve comentario de Benedicto XVI.

Enaltece a los humildes.

"El Magníficat es un canto que revela, en filigrana, la espiritualidad de los "anawin" bíblicos, es decir, de los fieles que se reconocen pobres no sólo por el desprendimiento de toda idolatría de las riquezas y del poder, sino también desde la profunda humildad de un corazón despojado de toda tentación de orgullo, abierto a la irrupción de la salvadora gracia divina. Todo el Magnificat está, en efecto, marcado por esta situación de humildad y pobreza concretas.

El alma de esta oración es celebrar la gracia divina que ha hecho irrupción en el corazón y en la existencia de María, haciendo de ella la Madre del Señor: la alabanza, la acción de gracias, el júbilo agradecido. Pero este testimonio personal no es solitario ni intimista, puramente individualista, porque la Virgen es consciente de que tiene una misión que cumplir para la humanidad y que su historia personal está dentro de la historia de la salvación.

Por esta alabanza al Señor, la Virgen da su voz a todas las criaturas rescatadas que, en su hágase y en la persona de Jesús nacido de la Virgen María encuentran la misericordia de Dios. Es como si la voz de María se asociara a toda la comunidad de fieles que celebran las sorprendentes elecciones de Dios.

Es evidente la forma de comportarse del Señor de la historia: se pone a la fila, al lado de los últimos. Su proyecto es un proyecto a menudo escondido bajo el terreno opaco de los quehaceres humanos que ven triunfar a los soberbios, los poderosos, los ricos. Y sin embargo, su fuerza secreta está, finalmente, destinada a ser desvelada, para mostrar quienes son los verdaderamente preferidos de Dios: "los que le temen", fieles a su Palabra; los humildes, los hambrientos, Israel su siervo, es decir, la comunidad del pueblo de Dios que, como María, está constituida por aquellos que son pobres, puros y sencillos de corazón".

Petición: María, que tome conciencia de mi pequeñez y pobreza, me llene de confianza, y sea reflejo de tu hágase y estar en la Encarnación y en la Cruz.

21/12/2009, Lunes de la 4ª semana de Adviento

Lectura del libro del Cantar de los cantares
¡Oíd, que llega mi amado, saltando sobre los montes, brincando por los collados! Es mi amado como un gamo, es mi amado un cervatillo. Mirad: se ha parado detrás de la tapia, atisba por las ventanas, mira por las celosías. Habla mi amado y me dice: « ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Porque ha pasado el invierno, las lluvias han cesado y se han ido, brotan flores en la vega, llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se deja oír en los campos; apuntan los frutos en la higuera, la viña en flor difunde perfume. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, ven a mí! Paloma mía, que anidas en los huecos de la peña, en las grietas del barranco, déjame ver tu figura, déjame escuchar tu voz, porque es muy dulce tu voz, y es hermosa tu figura»
Salmo responsorial Sal 32
Aclamad, justos, al Señor, cantadle un cántico nuevo.

Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; cantadle un cántico nuevo, acompañando los vítores con bordones. R.

El plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. R.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; con él se alegra nuestro corazón, en su santo nombre confiamos. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: - « ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

Puntos para la oración 21 diciembre 2009

ORAMOS…
Petición: Señor, que prepare mi alma para tu venida.¡
Ya está aquí, ya llega, ya viene!
Pero… ¿quién soy yo para que me visite mi Dios? ¿Merezco yo esta visita? ¿Estoy preparado para recibirle?
CONTEMPLO EL PASAJE DEL EVANGELIO…
1. Con mi imaginación recreo la escena. María llegando a la casa de Isabel, el encuentro tan esperado entre las dos primas, el saludo de Isabel…
2. El saludo de Isabel ha quedado grabado en el ‘Ave María’. Recito el ‘Ave María’ sin prisas, saboreando las palabras de saludo del ángel y las palabras de Isabel.
3. Me gustaría en esta oración preparar mi casa, pensar en como voy a recibir al Señor que ya llega.
  • Ante todo tengo que limpiarla y ordenarla… Una visita así no puede encontrar mi alma sucia. Quizás sea pobre, pero al menos que la encuentre limpia. Comenzaré por hacer una confesión que quite el polvo que se ha acumulado en este Adviento.
  • Como María he de ponerme al servicio de mis hermanos. ¿Hay algo que pueda hacer en casa? ¿puedo ayudar a mi madre? Me comprometo a hacerlo y realizarlo como lo haría María a Isabel. Así uno oración y vida.- Como Isabel acojo a la Virgen. Hoy rezaré el Rosario con una especial devoción, y lo cuidaré todos estos días de Navidad.
  • Estaré atento a las indicaciones del Espíritu Santo para poder detectar la presencia del Señor en mi vida, especialmente en las personas que me cruce en estos días. Pero también en la oración.
  • Cuidaré la eucaristía y asistiré a misa, a ser posible, todos los días, teniendo especial atención al momento de la acción de gracias. Como María yo también llevo a Jesús en ese momento en mi interior. Un regalo que me prepara mejor que ningún otro a vivir la Navidad.
4. Diálogo final con la Virgen. Le pido que también yo como Ella lleve la presencia y la vida de Jesús a todos los que me encuentre en este día.

20/12/2009, Domingo de la 4ª semana de Adviento

Lectura de la profecía de Miqueas 5, 1-4a

Así dice el Señor: «Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo, de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste será nuestra paz.»

SALMO RESPONSORIAL Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19
R. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.


Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. R.

Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. R.

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 5-10

Hermanos: Cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni Victimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."» Primero dice: «No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la Ley. Después añade: «Aquí estoy yo para hacer tu voluntad.» Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-45

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito. -

Puntos para la oración 20 diciembre 2009

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. »

Último domingo del adviento, dentro de cuatro días Navidad. Qué fiesta tan hermosa, Dios que sale al encuentro del hombre. ¿Cuántos serán capaces de captar este misterio? Es ésta la diferencia con las otras grandes religiones, que Dios se hace tan semejante a nosotros, que se hace uno más. Que yo puedo tratar con Él de tú a Tú.

Como nos dice el Evangelio de hoy, salgamos como María a anunciar a Cristo a los hombres. Llevemos la alegría de la Navidad a nuestros ambientes. Nuestros amigos lo necesitan, aunque no nos lo pidan directamente. ¿Cómo hacerlo?, muy sencillo, siguiendo el ejemplo de Jesús que nos dice san Pablo, buscando hacer la voluntad de Dios. No con bellos discursos, que tampoco está de más, sino sobre todo con una vida ejemplar, que busca agradar a Dios y que así es capaz de transmitir de una manera natural el misterio de la Navidad: Dios en el corazón del hombre, cada corazón un pesebre preparado para ser ocupado por Dios niño y su ternura y amor.

Si confiamos, las manos de María depositarán a Jesús en nuestros corazones en esta Navidad.

19/12/2009, Sábado de la 3ª semana de Adviento

Lectura del libro de los jueces 13, 2-7. 24-25a

En aquellos días, había en Sorá un hombre de la tribu de Dan, llamado Manoj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos. El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: - «Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos.» La mujer fue a decirle a su marido: -«Me ha visitado un hombre de Dios que, por su aspecto terrible, parecía un mensajero divino; pero no le pregunté de dónde era, ni él me dijo su nombre. Sólo me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo: ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro; porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer hasta el día de su muerte.» La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a agitarlo.

Salmo responsorial Sal 70, 3-4a. 5-6ab. 16-17
R. Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria.

Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R.

Contaré tus proezas, Señor mío, narraré tu victoria, tuya entera. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 5-25

En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: - «No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacía los hijos, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.» Zacarías replicó al ángel: - «¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada.» El ángel le contestó: - «Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.» El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su ser-vicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: - «Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afrenta ante los hombres.»

Puntos para la oración 19 diciembre 2009

Adentrémonos en la oración acompañados de María. Su actitud de acogida y de confianza es la que nos puede preparar más adecuadamente para acoger la gracia que Dios derrama siempre en los ratos de intimidad del alma.
Todo el Adviento nos ha ido preparando de una manera eficaz para tener el corazón abierto a la venida del Hijo en la carne. Ahora nos viene en esta relación de amor que es la oración de cada día.

Estamos a las puertas de la Navidad y vemos en las lecturas del día cómo se manifiesta la GRATUIDAD de Dios y su OMNIPOTENCIA.


Dos hijos "regalo de Dios". Juan Bautista es el último de una larga lista bíblica de hijos "regalo" a mujeres que llegan a ser madres a pesar de una imposible maternidad, debido a su esterilidad o ancianidad: Sara, esposa de Abrahán y madre de Isaac; Ana, la madre del profeta Samuel; la esposa de Manóaj y madre de Sansón.


En ambos casos se trata de mujeres estériles, con el agravante de la edad en Isabel, esposa del sacerdote judío Zacarías; y en ambos casos el ángel del Señor anuncia el nacimiento de sendos hijos que estarán consagrados a Dios porque son del cielo.


Dios va siempre mucho más allá de la expectativas humanas, y lo hace cuando ya no vemos ningún horizonte abierto. Esto nos invita a una confianza ilimitada, a pesar de las contrariedades, dificultades y oscuridades. ¡Dios es y basta!


Dios rompe los esquemas habituales para realizar el plan salvador. Además se sirve de criaturas humanamente descartadas. Dios es totalmente otro, desconcertante con frecuencia, imprevisible a veces, pero siempre el que ama al hombre.


Dos consideraciones que nos ayudan a ver y a responder:

  1. Zacarías quiere "garantías ante la promesa de Dios: ¿cómo será eso? porque soy viejo y mi mujer de edad avanzada.
  2. Contrasta con la absoluta confianza y disponibilidad de María. Ella responde con un sí incondicional: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"


Que nosotros, siguiendo el ejemplo de la Virgen Madre, respondamos también con prontitud y generosidad a las propuestas del Señor, que nos desbordan, pero nos configuran con Él. Y estas propuestas se dan todos los días en las cosas cotidianas. Aumentemos la fe y crezcamos en el amor.


¡Feliz Navidad!

18/12/2009, Viernes de la 3ª semana de Adviento

Lectura del libro de Jeremías 23, 5-8
«Mirad que llegan días -oráculo del Señor -en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: "EI-Señor-nuestra-justicia". Por eso, mirad que llegan días -oráculo del Señor-- en que no se dirá: "Vive el Señor, que sacó a los israelitas de Egipto", sino que se dirá: "Vive el Señor, que sacó a la raza de Israel del país del Norte y de los países adonde los expulsó, y los trajo para que habitaran en sus campos."»
Salmo responsorial Sal 71,1-2.12-13.18-19
R. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente
Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R.

Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida e los pobres. R.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; bendito por siempre su nombre glorioso; que su gloria llene la tierra. ¡Amén, amén! R.

Lectura del santo evangelio según San Mateo 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: - «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta. «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Puntos para la oración 18 diciembre 2009

Al empezar la oración ponerse en la presencia de Dios; caer en la cuenta donde estoy y ante quien estoy, pedir que este encuentro con Él sólo sea, como todo este día, ordenado en servicio y alabanza de Dios.
El Señor está cerca y nos visitará. Estamos a 6 días para vivir el gran acontecimiento de la historia de la humanidad. Si miramos a las personas que nos rodean se tiene la impresión de que esta visita es de cortesía, sin ninguna trascendencia.
Llevamos cuatro semanas preparando esta visita y la llegada parece que ya es inminente por eso la Iglesia nos anima a prepararnos para que no pase desapercibido este encuentro con Dios que nuevamente se hace hombre para mí.
La vida de la persona se asemeja a esta espera del adviento cristiano, discurre con altibajos, luces y sombras, gozo y dolor y cuando nos queramos dar cuenta Jesús el Señor vendrá, se nos aparecerá y ¿Cuál será mi reacción?
Parece un contrasentido en este tiempo cercano ya a la Navidad hablar del encuentro definitivo. Si tuviéramos fe como un grano de mostaza este sería sin duda el fundamento donde voy construyendo mi vida cristiana, con sus alegrías y sufrimientos, con sus miedos y certezas. El Señor nos vuelve a decir: “convertíos porque el Reino de los cielos está cerca”.
El Señor vendrá un día definitivamente y estas venidas que cada año conmemoramos nos deben ir preparando para la venida definitiva donde los veremos tal cual Él es y la Navidad será eterna, no temporal.
El motivo de la desesperanza del mundo que nos rodea y por tanto la nuestra se debe a la debilidad en la creencia de que cada uno de nosotros tiene un Padre-Dios providente y que este acontecimiento que nos preparamos a vivir será un día definitivo donde no habrá llanto ni dolor
Hoy en la Iglesia celebramos la fiesta de Nuestra Señora de la O. Ponernos junto a Ella para que nos llene de su esperanza, de que ese Niño que viene colmará todas nuestra esperanzas e ilusiones. Que nos ayude a preparar nuestro corazón como lo prepara Ella para que podamos acogerlo como lo acogió Ella y así poderlo entregar a los demás como nos lo entrega Ella cada día a cada uno de sus hijos.
Madre, cada uno de tus hijos queremos estar expectantes como Tú lo estás para que se cumpla su Palabra en cada unos de nuestros hermanos que está tan necesitados de su venida.

17/12/2009, Jueves de la 3ª semana de Adviento

Lectura del libro del Génesis 49. 1-2. 8-10
En aquellos días, Jacob llamó a sus hijos y les dijo: «Reuníos, que os voy a contar lo que os va a suceder en el futuro; agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob, oíd a vuestro padre Israel: A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, pondrás la mano sobre la cerviz de tus enemigos, se postrarán ante ti los hijos de tu padre. Judá es un león agazapado, has vuelto de hacer presa, hijo mío; se agacha y se tumba como león o como leona, ¿quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que venga aquel a quien está reservado, y le rindan homenaje los pueblos.»
Salmo responsorial Sal 71, 1-2. 3-4ab. 7-8. 17
R .Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R.
Que los montes traigan paz, y los collados justicia; que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos del pobre. R.
Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, el Gran Río al confín de la tierra. R.
Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 1- 17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Estón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquirn, Aquím a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.

Puntos para la oración 17 diciembre 2009

“El Señor vendrá y nos salvará y con él todos sus santos; aquel día brillará una gran luz”
Éste es el telegrama con el que empieza hoy la misa. Pero podía ser el de cualquier día de estos de Adviento que estamos viviendo muy cerquita de la Virgen grávida, ponderando en su corazón tan magno acontecimiento: Dios se ha encarnado en su seno para salvar a los hombres. Cada vez que me acerco a esta joven contemplándola en este tiempo, me quedo más admirado adorando este misterio que no puedo abarcar y me quedo en mi pequeñez adorando, ofreciendo y dando gracias.
Son telegramas para prepararnos que ya llega, hay que preparar la Venida, limpiar nuestras culpas, enderezar lo torcido, allanar los caminos, vivir la alegría de esta tercera semana a la que nos invitan las lecturas ¡Gaudete! Que el Señor llega pronto y nos trae vida eterna, ni más ni menos. No hay nadie que haya ofrecido tanto y a tan bajo precio.
Podemos fijarnos para este día dos cosas: LA ALEGRÍA Y LA ESPERANZA creo que son el hilo conductor de la semana y una forma de prepararnos.
LA ALEGRÍA: San Pablo nos lo repite: “Alegraos siempre en el Señor. De nuevo os lo repito: Alegraos”. Sea la alegría la tónica de nuestra vida, de mi vida. Que nos pase lo que aquel que u n lunes le preguntaban en el trabajo:””No sé por qué estás alegre un lunes por la mañana” y respondía: Porque tomo una pastilla especial.
Contemplar a la Virgen en estos días nos contagia esa alegría de la que nos habla en el “Magníficat”: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se ALEGRA mi espíritu en Dios mi Salvador” ¡Cómo estaría al darse cuenta de lo llevaba dentro! “Desbordo de gozo con el Señor”
Esta alegría que nace en quien hace la voluntad de Dios, quien vive en momento presente, que no juega con la vida espiritual, cumple sus compromisos, el primero el del deber, estudiando, trabajando, ayudando, dejando las cosas mejor que las encuentro,… como dice San Juan de la Cruz que esta alegría sale del amor y los efectos de la Caridad, que no estima sus cosas, ni las procura, ni piensa mal sino de sí y de sí ningún bien piensa, sino de los demás”.
Pongamos los ojos en Él oculto en el seno de la Virgen en estos días: “Porque en el lo tengo dicho y revelado todo y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas” (Sub L II cap22 nºs 3, 4 y 5).
Si para nosotros todo es ganancia, como nos dice San Pablo, tenemos que ser los más alegres, lo tenemos todo. El ciento por uno y la vida eterna.
LA ESPERANZA: Es una virtud teologal que va unida a la memoria y cuanto más se desposee esta-dice San Juan de la Cruz, tanto más tiene de esperanza y cuanto más de esperanza tiene, tanto más tiene de unión con Dios; porque acerca de Dios, cuanto más espera el alma, tanto más se alcanza. Y entonces espera más cuando se desposee más, y cuando se hubiere desposeído totalmente, quedará con la posesión de Dios (¿no es esto la Navidad?). Es el camino de las nadas o el subir bajando. En lógica estricta parece imposible, pero acompañada de la fe se hace razonable tanto en cuanto el alma se dispone a esta desposesión primero esperando la posesión final. Y este es el camino de los santos el que quiere dar Sanjuán de la Cruz a tantas almas que se ha encontrado estancadas en la vida espiritual y no crecen.
Llevemos de la oración esta alegría y esperanza invocando las deliciosas antífonas en ¡OH¡
¡Oh Sol naciente. Esplendor de la luz eterna y Sol de justicia,Ven a iluminar a los que yacen en sombras de muerte!Ven pronto, Señor, ¡Ven Salvador!

16/12/2009, Miércoles de la 3ª semana de Adviento

Lectura del libro de Isaías

«Yo soy el Señor, y no hay otro: artífice de la luz, creador de las tinieblas, autor de la paz, creador de la desgracia; yo, el Señor, hago todo esto. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad la victoria; ábrase la tierra, y brote la salvación, y con ella germine la justicia; el Señor, lo he creado.» Así dice el Señor, creador del cielo -él es Dios-, él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía, sino que la formó habitable: «Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra, pues yo soy Dios, y no hay otro. Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia, una palabra irrevocable: "Ante mí se doblará toda rodilla, por mí jurará toda lengua"; dirán: "Sólo el Señor tiene la justicia y el poder" A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él; con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.»

Salmo responsorial Sal 84
R. Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al justo.

Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan; la fidelidad brota de la tierra, y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia, nuestra tierra dará su fruto la justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos. R.

EVANGELIO
Anunciad a Juan lo que habéis visto y oído

En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: -«¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?» Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: -«Juan, el Bautista, nos ha mandado a preguntarte: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?"» Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: -«Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí.»

Puntos para la oración 16 diciembre 2009

ORAMOS…

La liturgia en este Adviento nos propone un grito, una petición, que acoge la primera lectura y retoma el salmo: ‘Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al justo’. Una petición que hemos hecho nuestra y nos ha guiado todo el Adviento, comenzando cada mañana en forma de canto en todos los hogares de los Cruzados. ‘Cielos lloved vuestra justicia, ábrete tierra, haz germinar al Salvador’. Hoy podemos hacer nuestra oración con esa frase, en un esquema de repetición, saboreando las palabras, tal como nos sugería San Ignacio.

Nos podemos imaginar a María, con los pobres de Yahvé, los anawyn, en este tiempo de espera recitando estas mismas palabras para que el Mesías llegase ya a la Tierra. ¿Rezaremos con la misma fuerza nosotros para que Dios vuelva de nuevo a nuestra tierra?

  • ‘Cielos, sabemos que la salvación nos viene de lo alto, nuestro grito se dirige al cielo, de donde sabemos que nos vendrá el Salvador. Un cielo que se nos muestra grandioso, nos sobrepasa, distante, no podemos alcanzarlo por nuestra fuerza; y a la vez lo sabemos cercano, pues en él está nuestro Dios y Padre. Cielos que añoramos, que aspiramos, que anhelamos. Cielos que retienen nuestra salvación …
  • lloved, empapad, nuestra tierra, traednos la vida. Lluvia que vivifica la tierra reseca, que limpia el aire, que nos trae el agua, que apaga la sed. Lluvia que va calando poco a poco, como el Espíritu, llenando nuestra alma.
  • vuestra justicia, vuestra santidad, la propia vida de Dios, a Dios mismo que se nos regala. Nuestra alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. Más que la tierra reseca tiene necesidad de lluvia, todo nuestro ser clama por la presencia de Dios. El Dios que habita en el cielo, la santidad, la vida de la gracia, que clamamos para que habite en nosotros, en nuestra tierra.
  • ábrete tierra, ábrete corazón mío, alma mía, deja que entre hasta lo más profundo de tus entrañas la semilla de la vida. Y ábrete tierra, ábrete España a esa vida que te puede dar la salvación. Y ábrete Iglesia, acoge de nuevo y da a luz al Verbo de la Vida. Yo quiero abrirte mi alma, mi ser, mi pequeñez, mi tierra resquebrajada por el frío y la sequedad, para que puedas entrar, Señor, hasta lo más íntimo de mi vida.
  • haz germinar, haz crecer, haz madurar, una vida que nace de mi tierra muerta. Una semilla que despunta en tallo, que saca sus primeras hojas, que crece poco a poco. Una vida que tiene fuerza en sí misma, que no he de hacer nada más que cultivarla, que dejarla ser. Y siento y veo que la vida brota en mí, con una fuerza inusitada, la fuerza de Dios, del Dios vivo.
  • al Salvador’. A Cristo Jesús, al Señor, a mi Dios, al niño del pesebre, al Hijo del Padre, al hijo de María, al hijo del carpintero, a mi amor, mi todo, mi vida… mi salvador.

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