Puntos para la oración 22 diciembre 2009

El profeta Isaías nos recuerda en estos días: "Muy pronto vendrá el Señor, que domina los pueblos, y se llamará Enmanuel, porque tendremos a Dios con nosotros".

Para escuchar estas palabras que salen encendidas del corazón del profeta Isaías, tenemos que hacer silencio y permanecer en la presencia del Señor.

San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, nos recuerda la actitud que debemos tener al iniciar la oración de cada día: "La oración preparatoria es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad"

La liturgia de este día nos propone en el Evangelio el texto del Magníficat. Léelo detenidamente, saboréalo. Te encontrarás con las virtudes que envuelven toda la vida de María, la pobreza y la humildad, el único camino para aceptar a Dios, llenarse de Él para ser su reflejo de amor y misericordia.

Te ofrezco un breve comentario de Benedicto XVI.

Enaltece a los humildes.

"El Magníficat es un canto que revela, en filigrana, la espiritualidad de los "anawin" bíblicos, es decir, de los fieles que se reconocen pobres no sólo por el desprendimiento de toda idolatría de las riquezas y del poder, sino también desde la profunda humildad de un corazón despojado de toda tentación de orgullo, abierto a la irrupción de la salvadora gracia divina. Todo el Magnificat está, en efecto, marcado por esta situación de humildad y pobreza concretas.

El alma de esta oración es celebrar la gracia divina que ha hecho irrupción en el corazón y en la existencia de María, haciendo de ella la Madre del Señor: la alabanza, la acción de gracias, el júbilo agradecido. Pero este testimonio personal no es solitario ni intimista, puramente individualista, porque la Virgen es consciente de que tiene una misión que cumplir para la humanidad y que su historia personal está dentro de la historia de la salvación.

Por esta alabanza al Señor, la Virgen da su voz a todas las criaturas rescatadas que, en su hágase y en la persona de Jesús nacido de la Virgen María encuentran la misericordia de Dios. Es como si la voz de María se asociara a toda la comunidad de fieles que celebran las sorprendentes elecciones de Dios.

Es evidente la forma de comportarse del Señor de la historia: se pone a la fila, al lado de los últimos. Su proyecto es un proyecto a menudo escondido bajo el terreno opaco de los quehaceres humanos que ven triunfar a los soberbios, los poderosos, los ricos. Y sin embargo, su fuerza secreta está, finalmente, destinada a ser desvelada, para mostrar quienes son los verdaderamente preferidos de Dios: "los que le temen", fieles a su Palabra; los humildes, los hambrientos, Israel su siervo, es decir, la comunidad del pueblo de Dios que, como María, está constituida por aquellos que son pobres, puros y sencillos de corazón".

Petición: María, que tome conciencia de mi pequeñez y pobreza, me llene de confianza, y sea reflejo de tu hágase y estar en la Encarnación y en la Cruz.

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