Puntos para la oración 19 diciembre 2009

Adentrémonos en la oración acompañados de María. Su actitud de acogida y de confianza es la que nos puede preparar más adecuadamente para acoger la gracia que Dios derrama siempre en los ratos de intimidad del alma.
Todo el Adviento nos ha ido preparando de una manera eficaz para tener el corazón abierto a la venida del Hijo en la carne. Ahora nos viene en esta relación de amor que es la oración de cada día.

Estamos a las puertas de la Navidad y vemos en las lecturas del día cómo se manifiesta la GRATUIDAD de Dios y su OMNIPOTENCIA.


Dos hijos "regalo de Dios". Juan Bautista es el último de una larga lista bíblica de hijos "regalo" a mujeres que llegan a ser madres a pesar de una imposible maternidad, debido a su esterilidad o ancianidad: Sara, esposa de Abrahán y madre de Isaac; Ana, la madre del profeta Samuel; la esposa de Manóaj y madre de Sansón.


En ambos casos se trata de mujeres estériles, con el agravante de la edad en Isabel, esposa del sacerdote judío Zacarías; y en ambos casos el ángel del Señor anuncia el nacimiento de sendos hijos que estarán consagrados a Dios porque son del cielo.


Dios va siempre mucho más allá de la expectativas humanas, y lo hace cuando ya no vemos ningún horizonte abierto. Esto nos invita a una confianza ilimitada, a pesar de las contrariedades, dificultades y oscuridades. ¡Dios es y basta!


Dios rompe los esquemas habituales para realizar el plan salvador. Además se sirve de criaturas humanamente descartadas. Dios es totalmente otro, desconcertante con frecuencia, imprevisible a veces, pero siempre el que ama al hombre.


Dos consideraciones que nos ayudan a ver y a responder:

  1. Zacarías quiere "garantías ante la promesa de Dios: ¿cómo será eso? porque soy viejo y mi mujer de edad avanzada.
  2. Contrasta con la absoluta confianza y disponibilidad de María. Ella responde con un sí incondicional: "Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"


Que nosotros, siguiendo el ejemplo de la Virgen Madre, respondamos también con prontitud y generosidad a las propuestas del Señor, que nos desbordan, pero nos configuran con Él. Y estas propuestas se dan todos los días en las cosas cotidianas. Aumentemos la fe y crezcamos en el amor.


¡Feliz Navidad!

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