Hoy es primer sábado de mes, especialmente dedicado a la Virgen, y estamos casi en vísperas de la solemnidad de la Inmaculada Concepción. El evangelio de hoy es marcadamente apostólico y nos brinda la oportunidad de hacer la oración teniendo como telón de fondo la Campaña de la Inmaculada.
Oración preparatoria
«Señor, que todas mis intenciones, mis acciones y operaciones sean puramente orientadas a tu mayor gloria, servicio y alabanza»
«Dios te salve, María: que no sea sordo a su llamamiento, mas presto y diligente para cumplir Su santísima voluntad»
Puntos para la oración
1. Jesús se compadecía de las gentes porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
- Puedo comenzar la oración haciendo composición de lugar, trayendo brevemente a la memoria la situación del mundo -mis amigos, mis conocidos, los que me cruzo por la calle, yo mismo- y haciéndome consciente de la radical necesidad que tenemos de Dios.
- Contemplo a Jesús mirándonos de manera misericordiosa, y cómo se compadece –de las gentes y de mí–. Su Encarnación es la muestra suprema del Amor compasivo y misericordioso de Dios hacia el hombre. El Adviento es, pues, la preparación para que acojamos ese Amor.
- El plan de Dios, aquello para lo que Jesús ha venido al mundo y, en consecuencia mi misión como bautizado, es “que las almas tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).
2. Rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.
- Siguiendo el deseo expreso de Jesús, debemos hoy emplear parte de nuestro tiempo de oración en rogar al Padre para que surjan apóstoles: sacerdotes, religiosos, misioneros, laicos.
- Pedimos a la Virgen que surjan nuevos militantes y que muchos jóvenes se incorporen a su Milicia. Le pedimos también por las tandas de Ejercicios que tienen lugar estos días.
3. A estos doce los envió: - «Id y proclamad…»
- Yo soy, por el bautismo parte, de esos doce.
- Soy enviado por Jesús con su Gracia, que me hace capaz de curar enfermos –vidas destrozadas o desorientadas– , resucitar muertos –almas en pecado–, limpiar leprosos –con la lepra del egoísmo, la impureza o la soberbia– y expulsar demonios –pues contra el demonio es nuestra lucha–.
- En estos días, la Virgen me pide “dar un paso al frente” renovando mi compromiso apostólico y mi entrega personal a Jesucristo.
- «Madre, que no sea sordo al llamamiento de Jesús»
Examen de la oración
- Miro la disposición que he tenido en la oración y las luces y gracias recibidas.
- Mis propósitos de hoy pueden ayudarme a preparar los compromisos del día de la Inmaculada.