Puntos para la oración 6 diciembre 2009

Puntos con la homilía del Papa en las primeras
Vísperas del Primer domingo de Adviento

En este día es Benedicto XVI quien nos ayuda a orar, tomando estas palabras suyas como puntos de oración para este segundo domingo de Adviento:

- El Adviento… se trata de una visita de Dios, que entra en mi vida y quiere dirigirse a mí.

- Todos experimentamos, en la existencia cotidiana tener poco tiempo para el Señor y poco tiempo también para nosotros. Se acaba siendo absorbidos por el “quehacer”. ¿Acaso no es verdad que, a menudo, es precisamente la actividad la que nos posee, la sociedad con sus múltiples intereses la que monopoliza nuestra atención? ¿Acaso no es verdad que se dedica mucho tiempo a la diversión y a todo tipo de distracciones?”.

- El Adviento, este tiempo litúrgico fuerte que estamos comenzando nos invita a detenernos en silencio para percibir una presencia. Es una invitación a comprender que cada uno de los acontecimientos del día son señales que Dios nos dirige, signos de la atención que tiene para con cada uno de nosotros ¡Con qué frecuencia Dios nos hace percibir algo de su amor! Mantener, por decir así, un “diario interior” de este amor sería una tarea bella y saludable para nuestra vida! El Adviento nos invita e impulsa a contemplar al Señor presente. La certeza de su presencia ¿no debería ayudarnos a ver el mundo con ojos distintos?

- Otro elemento fundamental del Adviento: la espera, espera que es, al mismo tiempo esperanza. La esperanza marca el camino de la humanidad, pero para los cristianos está animada por una certeza: el Señor está presente en el transcurso de nuestra vida, nos acompaña y un día enjugará también nuestras lágrimas. Un día, no lejano, todo encontrará su cumplimiento en el Reino de Dios, Reino de justicia y de paz.

- El Mesías viniendo entre nosotros, nos ha brindado y sigue ofreciéndonos el don de su amor y de su salvación. Presente entre nosotros, nos habla de múltiples modos: en la Sagrada Escritura, en el año litúrgico, en los santos, en las vicisitudes de la vida cotidiana, en toda la creación, que cambia de aspecto dependiendo si detrás de ella está El, o si es ensombrecida por la niebla de un origen incierto o de un futuro incierto”.

- Por parte nuestra también nosotros podemos dirigirle la palabra, presentarle los sufrimientos que nos afligen, nuestra impaciencia, las inquietudes que brotan de nuestro corazón ¡Estamos seguros de que nos escucha siempre! Y si Jesús está presente, ya no existe ningún tiempo sin sentido y vacío. Si Él está presente, podemos seguir esperando, aún cuando los demás ya no pueden asegurarnos ningún apoyo, aún cuando el presente es costoso”.

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