30/06/2009, Martes de la 13ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura del libro del Génesis 19, 15-29

En aquellos días, los ángeles urgieron a Lot: -«Anda, toma a tu mujer y a esas dos hijas tuyas, para que no perezcan por culpa de Sodoma.» Y, como no se decidía, los agarraron de la mano, a él, a su mujer y a las dos hijas, a quienes el Señor perdonaba; los sacaron y los guiaron fuera de la ciudad. Una vez fuera, le dijeron: -«Ponte a salvo; no mires atrás. No te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer.» Lot les respondió: -«No. Vuestro siervo goza de vuestro favor, pues me habéis salvado la vida, tratándome con gran misericordia; yo no puedo ponerme a salvo en los montes, el desastre me alcanzará y moriré. Mira, ahí cerca hay una ciudad pequeña donde puedo refugiarme y escapar del peligro. Como la ciudad es pequeña, salvaré allí la vida.» Le contestó: -«Accedo a lo que pides: no arrasaré esa ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues.» Por eso la ciudad se llama La Pequeña. Cuando Lot llegó a La Pequeña, salía el sol. El Señor, desde el cielo, hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega con los habitantes de las ciudades y la hierba del campo. La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal. Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía del suelo, como el humo de un horno. Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, arrasando las ciudades donde había vivido Lot, se acordó de Abrahán y libró a Lot de la catástrofe.

Salmo responsorial Sal 25, 2-3. 9-10. 11-12
R. Tengo ante los ojos, Señor, tu bondad.

Escrútame, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi corazón, porque tengo ante los ojos tu bondad, y camino en tu verdad. R.

No arrebates mi alma con los pecadores, ni mi vida con los sanguinarios, que en su izquierda llevan infamias, y su derecha está llena de sobornos. R.

Yo, en cambio, camino en la integridad; sálvame, ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene en el camino llano; en la asamblea bendeciré al Señor. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 23-27

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: -«¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!» Él les dijo: -«¡Cobardes! ¡Qué poca fe!» Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: -«¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!»

Puntos 30 junio 2009

PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN, POR LAS OBRAS DE APOSTOLADO.

Pedimos hoy por todos los trabajos encaminados a difundir en nuestra sociedad la influencia de la Iglesia Católica y de sus instituciones contra la acción disolvente y demoledora de tantos que con diversos y numerosos medios pugnan por descatolizar el mundo. Pertenecen al concepto general de obra de Apostolado todos los ministerios eclesiásticos; pero de un modo muy particular se distinguen con este nombre las obras que ejercen bajo la dirección de la Iglesia los mismos laicos. Las sociedades de caridad, las escuelas y talleres, los periódicos y libros cristianos, las Academias de Juventud católica y asociaciones de católicos y todas las que con este o con aquel nombre, se proponen la reparación de los estragos de nuestros tiempos, la moralización del pueblo, la protección del pobre, o simplemente el ejercicio práctico y sin respeto humano de la Religión; todo eso que constituye hoy con diversidad de organización y de medios, pero con maravillosa unidad de pensamiento, el gran cuerpo de ejército de Apostolado seglar.

Especialmente pedimos por todas las actividades (campamentos, convivencias…) que este verano ayudarán a tantas almas, especialmente jóvenes a vivir la Campaña de la Visitación.

Oremos, pues, hoy por esta imperiosa necesidad de los tiempos presentes. Oremos por esos hermanos nuestros que luchan incansablemente en estos campos de acción. Oremos para que Dios sostenga sus fuerzas, aumente su fe, dé alcance a sus palabras, los libre de la vacilación y del desaliento de los contratiempos, los corone de consuelos acá y de gloria en el cielo en premio de sus combates.

¡Oh Sagrado Corazón! Tú eres el jefe de esa espiritual y generosa milicia, Tú el Nombre de su escudo y el lema de su bandera. Hazlos contigo un solo corazón y una sola alma, valerosos, dignos del todo de la santa causa que defienden y de la celestial recompensa que esperan.

(Medítese unos minutos).

¡Qué glorioso es ese ejército creyente que, de uno a otro confín del mundo lucha sin descanso por el nombre de Cristo, mezclado, aunque no confundido, con ese otro ejército de error y corrupción que sigue la bandera del enemigo! ¡Qué grandes combates se libran a todas horas entre los de uno y otro bando por medio del ejercicio de la caridad, de la pluma, de las palabras, del franco y esforzado ejemplo! ¡Qué grato ha de ser a Dios ver alrededor de la Iglesia esos hombres y mujeres que de toda edad, de todo sexo, de toda condición, que trabajan en estas magníficas obras católicas!

Roguemos al Sagrado Corazón que nuestros corazones latan todos con los divinos latidos del Corazón de Jesús! Que no nos mueva otro deseo que el de su mayor gloria y la salvación de las almas! Que no nos engañe el fuego vano de erradas doctrinas que tienden a disminuir la santa intransigencia del dogma católico!

Oh Corazón de Jesús! ¡Que vengamos a templar nuestras almas en Ti, fragua de amor infinito; que las saquemos de allí enrojecidas en el fuego de tu celo y de tu ardentísima caridad! Fuego viniste a traer a la tierra; ¿qué quieres Tú, sino que sin cesar se avive? Avívalo, Señor, primeramente en nuestros corazones que ya son tuyos, y sírvete luego de ellos para las grandiosas empresas de tu santa Religión

29/06/2009, San Pedro y San Pablo, apóstoles

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 1-11

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando de su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenla intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua, Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: -«Date prisa, levántate.» Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió: -«Ponte el cinturón y las sandalias.» Obedeció, y el ángel le dijo: -«Échate el manto y sígueme.» Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y a¡ final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: -«Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»

Salmo responsorial Sal 33,
R. El Señor me libró de todas mis ansias.

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18

Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Ellas, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Puntos para la oración 29 junio 2009

Concluimos el Año de San Pablo. Nuestra oración en este día se inspira en los Santos apóstoles, Pedro y Pablo. Queremos aprender a orar como ellos, pedir su intercesión. Comencemos dando gracias por estas columnas de la Iglesia con las palabras del Prefacio de la Misa de este día:

“En verdad es justo y necesario darte gracias Padre santo por Cristo, Señor nuestro. Porque en los apóstoles Pedro y Pablo has querido dar a tu Iglesia un motivo de alegría: Pedro fue el primero en confesar la fe; Pablo, el maestro que la interpretó; aquél fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel, éste la extendió a todas las gentes. De esta forma, Señor, por caminos diversos, los dos congregaron la única Iglesia de Cristo, y a los dos, coronados por el martirio, celebra hoy tu pueblo con una misma veneración”.

Aprendiendo del Apóstol San Pedro, repitamos su confesión de fe en Cristo como Mesías e Hijo de Dios. Fue el primer hombre sobre la tierra que proclamó el misterio de Jesucristo: “TÚ ERES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS VIVO”. El Credo que rezamos en la Misa es la prolongación y la explicación de esta primera confesión de fe de la historia. Por ello, puedo rezar el Credo, consciente de que estoy en comunión con toda la Iglesia, con todos los que hacen de la fe el fundamento de su vida.

Aprendiendo del Apóstol San Pablo, digamos también en primera persona lo que él escribió a los Gálatas: "VIVO EN LA FE DEL HIJO DE DIOS, QUE ME AMÓ Y SE ENTREGÓ A SÍ MISMO POR MÍ" (Ga 2, 20). Ésta es la profesión de fe de Pablo en la que abre su corazón ante los lectores de todos los tiempos y revela cuál es la motivación más íntima de su vida. Comenta el Papa Benedicto XVI: “Todo lo que hace san Pablo parte de este centro. Su fe es la experiencia de ser amado por Jesucristo de un modo totalmente personal; es la conciencia de que Cristo no afrontó la muerte por algo anónimo, sino por amor a él -a san Pablo-, y que, como Resucitado, lo sigue amando, es decir, que Cristo se entregó por él. Su fe consiste en ser conquistado por el amor de Jesucristo, un amor que lo conmueve en lo más íntimo y lo transforma”. Así pues, la fe es abrirse al amor de Jesús y corresponder a ese amor con la trasformación de la vida.

Este día de San Pedro y de San Pablo es muy apropiado para orar por el Santo Padre Benedicto XVI y pos sus intenciones predilectas: la nueva evangelización de la humanidad, la unidad de los cristianos y, en el reciente Año Sacerdotal, la santificación de los sacerdotes. El Papa ha concedido indulgencias con este motivo. Entre ellas, “se concede indulgencia parcial a todos los fieles cada vez que recen con devoción en honor del Sagrado Corazón de Jesús cinco padrenuestros, avemarías y glorias… para que los sacerdotes se conserven en pureza y santidad de vida” (Penitenciaría Apostólica de Roma).

28/06/09: 13er Domingo del tiempo ordinario

Lectura del libro de la Sabiduría (1, 13-15; 2, 23-24)

Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella.

Salmo responsorial (29, 2 y 4. 5 6. 11 y l2a y 13b)
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo; su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8, 7. 9. 13-15)

Hermanos: Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.»

Evangelio según san Marcos (5, 21-24. 35b-43)

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.» Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente. Llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?» Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.» No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.» Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Puntos para la oración 28 junio 2009

  • Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser

La fe nos ofrece las claves para comprender la realidad. Ante la muerte se estrella la imaginación y constituye el principal enigma de la vida. La semejanza del hombre con Dios causa la envidia del diablo (adversario). El diablo busca separar al hombre de Dios para que pierda el destino feliz para el que Dios le creo. Así dice san Pablo que nuestra lucha no es contra los poderes de este mundo sino contra el diablo. Cada domingo celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte, pidámosle nos haga participes de su victoria.

  • «Talitha qumi»

¡Levántate! Las resurrecciones que Jesús realizo expresan su victoria y alienta la fe en Él. El pecado es una muerte espiritual y el poder de Jesús nos puede resucitar de esa muerte. El evangelio de hoy es una exhortación a la confianza en el poder de Jesús: que resuene en nuestro corazón continuamente la palabra de Jesús: ¡levántate! Él es nuestro punto de apoyo, sin Él nada podemos hacer, pero todo lo puedo en Aquel que me conforta (fortalece). Hemos profundizado en este mes en la espiritualidad del Corazón de Jesús, que nos acompañe todo este tiempo.

  • Nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.

San Pablo, cuyo año culminamos, nos invita a la generosidad. Benedicto XVI constata en su primera encíclica como la vivencia de la caridad es una nota distintiva de la Iglesia a lo largo de la historia. Algo que ha llenado de admiración a la humanidad y de difícil imitación meramente exterior o formal. Es necesario un impulso interior, ese impulso está en la imitación de Jesucristo. Pidámosle al Señor en nuestra oración que nos comunique sus mismos sentimientos. Estamos viviendo la campaña de la Visitación, de la mano de la Señora aprendemos a seguir a Jesucristo con toda nuestra vida; que cada día sintamos su presencia en algún pequeño detalle.

27/06/09: Sábado de la duodécima semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Génesis (18, 1-15)

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacia calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: -«Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo. » Contestaron: -«Bien, haz lo que dices.» Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: -«Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.» Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron. Después le dijeron: -« ¿Dónde está Sara, tu mujer?» Contestó: -«Aquí, en la tienda.» Añadió uno: -«Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.» Sara lo oyó, detrás de la entrada de la tienda. Abrahán y Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus periodos. Sara se rió por lo bajo, pensando: -«Cuando ya estoy seca, ¿voy a tener placer, con un marido tan viejo? » Pero el Señor dijo a Abrahán: -« ¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: "Cómo que voy a tener un hijo, a mis años"? ¿Hay algo difícil para Dios? Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.» Pero Sara, que estaba asustada, lo negó: -«No me he reído.» Él replicó: -«No lo niegues, te has reído.»

Salmo responsorial (Lc 1, 46-47. 48-49. 50 y 53. 54-55)
R. El Señor se acuerda de la misericordia.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R.

Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo. R.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. R.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
– como lo había prometido a nuestros padres –
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R.

Evangelio según san Mateo (8, 5-17)

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, un centurión se le acercó rogándole: -«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho. » Jesús le contestó: -«Voy yo a curarlo. » Pero el centurión le replicó: -«Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le dijo a uno: "Ve" y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.» Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: -«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac: y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.» Y al centurión le dijo: -«Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.» Y en aquel momento se puso bueno el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»

Puntos para la oración 27 junio 2009

Iniciamos nuestra oración

  • Puestos en la presencia del Señor, que vive en nuestro interior
  • Invocamos al Espíritu Santo y a la buenísima Madre
  • Pedimos la ayuda de los amigos fuertes de Dios (que fueron los santos)
  • Y nos vamos deteniendo en aquellas mociones que el Espíritu va sugiriendo

Terminamos el rato de oración

  • Haciendo breve balance del rato pasado: (en TODO ABSOLUTAMENTE me habla el Señor): incluso en la pobreza y miseria de estar sin ideas ni sentimientos…
  • Concretar en una palabra, un gesto, una súplica el rato pasado (para traerlo a la memoria durante el día)
  • Dar gracias al Señor siempre; porque me ha permitido pasar este ratito para mí y para El

26/06/09: Viernes de la duodécima semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Génesis (17, 1. 9-10. 15-22)

Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo: -«Yo soy el Dios Saray. Camina en mi presencia con lealtad.» Dios añadió a Abrahán: -«Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones. Éste es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes y que habéis de guardar: circuncidad a todos vuestros varones.» Dios dijo a Abrahán: -«Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré, y te dará un hijo, y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones.» Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo: -«¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?» Y Abrahán dijo a Dios: -«Me contento con que te guardes vivo a Ismael.» Dios replicó: -«No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas.» Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.

Salmo responsorial (Sal 127, 1-2. 3. 4-5)
R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. R.

Evangelio según san Mateo (8, 1-4)

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: -«Señor, si quieres, puedes limpiarme.» Extendió la mano y lo tocó, diciendo: -«Quiero, queda limpio.» Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: -«No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.»

Puntos para la oración 26 junio 2009

«Señor, si quieres, puedes limpiarme»

Hoy, el Evangelio nos muestra un leproso, lleno de dolor y consciente de su enfermedad, que acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme» (Mt 8,2). También nosotros, al ver tan cerca al Señor y tan lejos nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestras manos de su proyecto de salvación, tenemos que sentirnos ávidos y llenos de confianza para suplicar la misma expresión del leproso: «Señor, si quieres puedes limpiarme».

“Señor, que seamos conscientes de que te necesitamos, que nuestro mundo necesita tu don, que las personas con quienes convivimos te necesitan, aunque algunas -o muchas- prescindan de Ti y vivan como si no existieses”.

Ahora bien, una sociedad que no tiene conciencia de pecado, ¿puede pedir perdón al Señor? ¿Puede pedirle purificación alguna? Todos conocemos mucha gente que sufre y cuyo corazón está herido, pero su drama es que no siempre es consciente de su situación personal. A pesar de todo, Jesús continúa pasando a nuestro lado, día tras día (cf. Mt 28,20), y espera la misma petición: «Señor, si quieres...». No obstante, también nosotros debemos colaborar. Esa es nuestra tarea en la oración: ser los altavoces de las personas ante el Señor. San Agustín nos lo recuerda en su clásica sentencia: «Aquél que te creó sin ti, no te salvará sin ti». Es necesario, pues, que seamos capaces de pedir al Señor que nos ayude, que queramos cambiar con su ayuda.

Alguien se preguntará: ¿por qué es tan importante darse cuenta, convertirse y desear cambiar? Sencillamente porque, de lo contrario, seguiríamos sin poder dar una respuesta afirmativa a la pregunta anterior, en la que decíamos que una sociedad sin conciencia de pecado difícilmente sentirá deseos o necesidad de buscar al Señor para formular su petición de ayuda.

Por eso, cuando llega el momento del arrepentimiento, el momento de la confesión sacramental, es preciso deshacerse del pasado, de las lacras que infectan nuestro cuerpo y nuestra alma. No lo dudemos: pedir perdón es un gran momento de iniciación cristiana, porque es el momento en que se nos cae la venda de los ojos.

Recordemos a San Pablo: “la paga del pecado es la muerte; pero el don de Dios es la vida eterna de nuestro Señor Jesucristo” (Rom 6, 23) y también: “que el Dios de la esperanza os llene de cumplida alegría y paz en la fe para que abundéis en la esperanza por la virtud del Espíritu Santo” (Rom 15, 13).

“¡Corazón de Jesús, Tú quieres que todos los hombres se salven, y lleguen al conocimiento de la Verdad! Por ellos te ofreciste a Ti mismo, y enviaste a Tus apóstoles por todos los meridianos de la tierra...Tu Corazón, Jesús, es manantial inagotable de misericordia...Tu Corazón abierto, Señor, es nuestro consuelo. Esperanza para los arrepentidos, compasión para cuantos Te invocan. Bueno con los que Te buscan. Delicioso para los que te encuentran...” (Del Oracional CSM, expresiones del P. Morales)

¡SANTA MARÍA, MADRE DE JESÚS Y MADRE NUESTRA, CONCÉDENOS CADA DÍA CONOCER, AMAR Y SEGUIR MEJOR A TU HIJO JESÚS, NUESTRO GOZO, ALEGRÍA Y ESPERANZA!

25/06/09: Jueves de la duodécima semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Génesis (16, 6b-12. 15-16)

En aquellos días, Saray maltrató a Agar, y ella se escapó. El ángel del Señor la encontró junto a la fuente del desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo: -«Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?» Ella respondió: -«Vengo huyendo de mi señora.» El ángel del Señor le dijo: -«Vuelve a tu señora y sométete a ella.» Y el ángel del Señor añadió: -«Haré tan numerosa tu descendencia que no se podrá contar.» Y el ángel del Señor concluyó: -«Mira, estás encinta y darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor te ha escuchado en la aflicción. Será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él; vivirá separado de sus hermanos.» Agar dio un hijo a Abran, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Agar dio a luz a Ismael.

Salmo responsorial (Sal 105, 1-2. 3-4a. 4b-5)
R. Dad gracias al Señor porque es bueno.

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. ¿Quién podrá contar las hazañas de Dios, pregonar toda su alabanza? R.

Dichosos los que respetan el derecho y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R.

Visítame con tu salvación: para que vea la dicha de tus escogidos, y me alegre con la alegría de tu pueblo, y me gloríe con tu heredad. R.

Evangelio según san Mateo (7, 21-29)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados." El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.» Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

Puntos para la oración 25 junio 2009

EN EL SAGRADO CORAZÓN, HALLAREMOS LA MÁS AMOROSA FORTALEZA

I

EN nada se conoce tanto la profunda miseria del hombre como en su debilidad. Nuestra alma ha quedado, después de la culpa original, tan débil y endeble, que cualquier esfuerzo del enemigo basta para derribarla, si no tiene al lado una fuerza superior que la sostenga. Puede asimismo tan poco para obrar el bien, que cualquier leve dificultad la acobarda y arredra. ¿Quieres ser fuerte en medio de esta debilidad? Acude a buscar la fortaleza en el Sagrado Corazón de Jesús.

Allí fueron a buscarla los Santos, criaturas débiles y de carne ruin y débil como la nuestra, y gracias a eso fueron fuertes y obraron maravillas. Recorramos la historia de la Iglesia, y veremos a delicadas jóvenes y a pobres ancianos, burlarse de todo el Poder de los enemigos de Cristo, y hacerse superiores a los halagos, a los tormentos y a la muerte. Los claustros y los desiertos, la vida doméstica y las mismas cortes y campamentos, están llenos de hombres y mujeres que en la flor de su edad y en medio de todas las seducciones son fuertes para renunciarlo todo y seguir a Jesucristo, hasta elevarse a la mayor dignidad.

¡Alma mía! Nada hicieron ellos que no lo puedas tú, si te procuras los mismos auxilios.

¿Dónde Se hallan éstos? acude al Sagrado Corazón.

II

Eres débil y frágil, alma mía, porque quieres. Sí, porque quieres. ¿Qué disculpa tendría el niño, que no pudiese levantarse del suelo, por no querer alargar su mano a la que le tiende su buena madre? Por eso son frecuentes tus caídas y tropiezos, por eso sientes abatimiento y desconfianza ante la más pequeña dificultad. ¡Quizás para mayor desgracia has presumido algo de tu propio valer, y con necia arrogancia has creído poder prescindir de todo amparo!

Acude, alma mía, a Dios, tu ayudador y poderoso auxilio, y estás salvada. Nada podrán contra ti los más fieros enemigos, nada las más borrascosas pasiones. Sentirás agilidad, ligereza, facilidad para toda obra buena y para todo costoso sacrificio.

¡Oh Corazón de Jesús, fortaleza de los débiles y caídos! Mi corazón anda de continuo desalentado, y acude a Vos para que lo sostengas. Dame la mano, Señor, como la distes a tantos que por Ti se levantaron del lodo y subieron a la cumbre de la virtud, como la diste a Santa Magdalena, a San Pablo, a San Agustín.

¿Qué podría el más valeroso si Tú lo abandonases? Pero ¿qué no podrá el más débil si Tú le fortaleces? ¡Oh Dios mío, fortaleza mía! Hazme fuerte contigo, para contigo reinar eternamente victorioso.

24/06/09 Natividad de San Juan Bautista

Lectura del libro de Isaías (49, 1-6)

Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.» Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenla mi Dios. Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza-: «Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.»

Salmo responsorial (Sal 138, 1-3. 13-14. 15)
R. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente.

Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R.


Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma. R.

No desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra. R.


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13, 22-26)

En aquellos días, dijo Pablo: -«Dios nombró rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos." Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias." Hermanos, descendientes de Abrahán y todos los que teméis a Dios: A vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación.»

Evangelio según san Lucas (1, 57-66. 80)

Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: -«¡ No! Se va a llamar Juan. » Le replicaron: -«Ninguno de tus parientes se llama así.» Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: -«¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

Puntos para la oración 24 junio 2009


San Juan Bautista: ejemplo de valentía y humildad

La vida de san Juan Bautista está plagada de enseñanzas prácticas que no caducan al paso del tiempo. Desde su nacimiento hasta su muerte, el paso de Juan por la Tierra es ejemplar y, hoy, dos lecciones de vida resuenan con especial fuerza: su valentía y humildad.

Lucas es quien narra la vida de Juan al iniciar su Evangelio. Pero lejos de su carácter sobrenatural, el relato evangélico resume la praxis del Bautista con enorme claridad. La promesa que el ángel hizo a Zacarías se cumplió plenamente:

“Será para ti gozo y alegría; y muchos se alegrarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor, será lleno del Espíritu Santo ya desde el vientre de su madre, y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios; e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la prudencia de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto”.

En efecto, la voz que clama en el desierto preparó la venida de Cristo con un intenso apostolado del que todos debemos aprender. Con la valentía de quien se sabe hijo de Dios, Juan fue valiente ante cualquier burla. ¿Cuántas veces nosotros no nos amedrentamos ante la burla más insignificante y tememos reconocer que somos cristianos? Ocultos tras el pretexto de la tolerancia, evitamos alzar la voz para rectificar tal o cual punto de vista, para detener una conversación que falta a la caridad o al pudor, etcétera.

Hoy más que nunca hacen falta cristianos verdaderamente fuertes y comprometidos, que no tengan miedo de aceptar su condición de hijos de Dios en todos los ambientes, en cualquier sitio. La sociedad reclama católicos de tiempo completo que lo mismo acudan a la misa dominical que sean justos con sus empleados, que hagan su trabajo del mejor modo posible, que respeten la ley y la hagan cumplir, que no saquen ventaja de las circunstancias en su propio beneficio…

Esto sólo será posible con una intensa vida interior, con una constante rectitud de intención, que darán la fuerza para comportarnos siempre como verdaderos cristianos. Obras son amores, por eso el Bautista dio ejemplo de amor a Dios hasta su injusta muerte en prisión, por ser testigo del mensaje de Cristo.

A pesar de esa imagen agreste que nos llega a través de la historia, a pesar de su enorme fuerza -espiritual y física-, Juan Bautista era también un gran enamorado de Dios y sobre la base de ese amor estaba fincada toda su vitalidad y aplastante apostolado.

Esa valentía de san Juan Bautista -que no se entiende sin el amor a Dios- hoy se echa de menos en la oficina, la escuela, incluso en el hogar. En todos los sitios urge recordar que el trabajo debe hacerse bien, que no valen las pequeñas chapuzas ni los retrasos; hay que recordar la importancia de tratar a los demás con cariño, sin ofender a nadie. Esta tarea es misión principal para quienes nos decimos cristianos.

Fruto de esta actitud será el verdadero apostolado que demos con nuestro ejemplo, un apostolado humilde y eficaz como el que nos enseña el Bautista. “Conviene que Él crezca y yo disminuya”, esta convicción debe llevarnos a que toda nuestra vida sea una constante lucha por acercarnos más a Dios y llevar más almas a Él.

Juan era valiente, y verdaderamente humilde. No busca la gloria propia, sino la gloria de Dios. Ojalá que aprovechemos la solemnidad de su nacimiento reflexionemos sobre todo aquello que hemos dejado de hacer por temor, comodidad o ignorancia.

El apoyo de la Santísima Virgen será indispensable para seguir con eficacia el ejemplo de san Juan Bautista, que con su vida dio verdadero testimonio de amor a Cristo.

23/06/09 martes de la duodécima semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Génesis (13, 2. 5-18)

Abran era muy rico en ganado, plata y oro. También Lot, que acompañaba a Abran, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos. Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abran y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país. Abrán dijo a Lot: -«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda.» Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadio (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos. Abrán habitó en Canuán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor. El Señor habló a Abrán, después que Lot se había separado de él: -«Desde tu puesto, dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes. Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar.» Abran alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.

Salmo responsorial (Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5)
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?


El que procede honradamente y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R.

El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.

Evangelio según san Mateo (7, 6. 12-14)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.»

Puntos para la oración 23 junio 2009


EL SAGRADO CORAZÓN,
MODELO DE DESPRENDIMIENTO

I

La virtud que quiere enseñarte hoy, alma mía, el Sagrado Corazón de Jesús, es la muy heroica del desprendimiento. Tan desprendido de todo lo humano estuvo el Sagrado Corazón, que nada ejercía sobre él peso, ni influencia alguna, como no fuese la voluntad de su Padre celestial.

Estuvo desprendido de todo interés material, hasta el punto de nacer privado de todo, en una cueva, y morir desnudo de todo, en la Cruz y en el intermedio de su vida, nunca tuvo cosa que llamase suya. Las limosnas que le daba la piedad de los fieles, las volvía Él a los pobres, o las depositaba en poder de sus discípulos.

En cuanto a los afectos de sangre, ninguno de ellos obstaculizó para nada la libertad y desprendimiento del adorable Corazón de Jesús. Niño aún, deja a su Madre y San José y se separa por tres días de su dulce compañía y si éstos se atreven a formular una queja "¿No sabéis, les dice, que a Mí me toca atender primero a las cosas de mi Padre celestial?".

¡Oh sublime libertad de espíritu! ¡Oh total desprendimiento de lazos humanos! ¡Oh soberana independencia del corazón entregado únicamente a Dios!

II

No es así ¡oh Jesús mío! mi pobre corazón, esclavo de tantos señores y atado a tan miserables cadenas, que de todas partes detienen su vuelo hacia Dios.

Me ata el amor a los bienes temporales; me ata el ansia por las comodidades de mi persona; me ata el afecto exagerado a los amigos. Mi corazón ha echado tan profundas raíces en esta tierra vil que le rodea, que no sabe vivir sino con ella y por ella. Y así como la planta se nutre y forma de los jugos que bebe del suelo por medio de sus raíces, así mi corazón vive y se nutre sólo de la miseria del mundo por medio de los mil y un afectos que le tienen atado a él.

Desarraiga, Jesús mío, mi alma de esta tierra de pecado, donde no crece, ni florece como debiera sólo para Ti. Que yo viva en este mundo sólo corporalmente, pero viva espiritualmente fuera de él. No me llenen afectos humanos a mí, que estoy llamado a poseer un objeto divino. Haz que encuentre amargura y desabrimiento en todo lo que no seas Tú, para que no se pegue mi corazón más que a Ti.

Si contigo tan sólo he de reinar eternamente, ¿Cómo soy tan fácil en entregar mi corazón a esas tristes criaturas que tan pronto voy a abandonar?

22/06/09 lunes de la duodécima semana del Tiempo Ordinario

Lectura del libro del Génesis (12, 1-9)

En aquellos días, el Señor dijo a Abrán: -«Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo.» Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abran tenia setenta y cinco años cuando salió de Harán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Harán. Salieron en dirección de Canaán y llegaron a la tierra de Canaán. Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos. El Señor se apareció a Abrán y le dijo: -«A tu descendencia le daré esta tierra.» Él construyó allí un altar en honor del Señor, que se le habla aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Abran se trasladó por etapas al Negueb.

Salmo responsorial (Sal 32, 12-13. 18-19. 20 y 22)
R. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad. El Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y a reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R.

Evangelio según san Mateo (7, 1-5)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«No juzguéis y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.»


Puntos para la oración 22 junio 2009

PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN, POR LAS OBRAS DE APOSTOLADO

I

PEDIMOS hoy por todos los trabajos encaminados a difundir en nuestra sociedad la influencia de la Iglesia Católica y de sus instituciones contra la acción disolvente y demoledora de tantos que con diversos y numerosos medios pugnan por descatolizar el mundo. Pertenecen al concepto general de obra de Apostolado todos los ministerios eclesiásticos; pero de un modo muy particular se distinguen con este nombre las obras que ejercen bajo la dirección de la Iglesia los mismos laicos. Las sociedades de caridad, las escuelas y talleres, los periódicos y libros cristianos, las Academias de Juventud católica y asociaciones de católicos y todas las que con este o con aquel nombre, se proponen la reparación de los estragos de nuestros tiempos, la moralización del pueblo, la protección del pobre, o simplemente el ejercicio práctico y sin respeto humano de la Religión; todo eso que constituye hoy con diversidad de organización y de medios, pero con maravillosa unidad de pensamiento, el gran cuerpo de ejército de Apostolado seglar.

Oremos, pues, hoy por esta imperiosa necesidad de los tiempos presentes. Oremos por esos hermanos nuestros que luchan incansablemente en estos campos de acción. Oremos para que Dios sostenga sus fuerzas, aumente su fe, dé alcance a sus palabras, los libre de la vacilación y del desaliento de los contratiempos, los corone de consuelos acá y de gloria en el cielo en premio de sus combates.

¡Oh Sagrado Corazón! Tú eres el jefe de esa espiritual y generosa milicia, Tú el Nombre de su escudo y el lema de su bandera. Hazlos contigo un solo corazón y una sola alma, valerosos, dignos del todo de la santa causa que defienden y de la celestial recompensa que esperan.

II

¡Qué glorioso es ese ejército creyente que, de uno a otro confín del mundo lucha sin descanso por el nombre de Cristo, mezclado, aunque no confundido, con ese otro ejército de error y corrupción que sigue la bandera del enemigo! ¡Qué grandes combates se libran a todas horas entre los de uno y otro bando por medio del ejercicio de la caridad, de la pluma, de las palabras, del franco y esforzado ejemplo! ¡Qué grato ha de ser a Dios ver alrededor de la Iglesia esos hombres y mujeres que de toda edad, de todo sexo, de toda condición, que trabajan en estas magníficas obras católicas!

Roguemos al Sagrado Corazón que nuestros corazones latan todos con los divinos latidos del Corazón de Jesús! Que no nos mueva otro deseo que el de su mayor gloria y la salvación de las almas! Que no nos engañe el fuego vano de erradas doctrinas que tienden a disminuir la santa intransigencia del dogma católico!

¡Oh Corazón de Jesús! ¡Que vengamos a templar nuestras almas en Ti, fragua de amor infinito; que las saquemos de allí enrojecidas en el fuego de tu celo y de tu ardentísima caridad! Fuego viniste a traer a la tierra; ¿qué quieres Tú, sino que sin cesar se avive? Avívalo, Señor, primeramente en nuestros corazones que ya son tuyos, y sírvete luego de ellos para las grandiosas empresas de tu santa Religión.


21/06/2009, Domingo de la 12ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura del libro de Job 38, 1. 8 11

El Señor habló a Job desde la tormenta: - «¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas”?»

Salmo responsorial Sal 106, 23- 24. 25-26. 28-29. 30-31
R. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Entraron en naves por el mar, comerciando por las aguas inmensas. Contemplaron las obras de Dios, sus maravillas en el océano. R.

Él habló y levantó un viento tormentoso, que alzaba las olas a lo alto; subían al cielo, bajaban al abismo, el estómago revuelto por el marco. R.

Pero gritaron al Señor en su angustia, y los arrancó de la tribulación. Apaciguó la tormenta en suave brisa, y enmudecieron las olas del mar. R.

Se alegraron de aquella bonanza, y él los condujo al ansiado puerto. en gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. R.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 14 17

Hermanos: Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 35 40

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.» Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán,,y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. El estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: - «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»

Puntos de oración 21 junio 2009.

PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN,
POR EL AUMENTO DE ESTA DEVOCIÓN EN NOSOTROS
Y EN TODO EL MUNDO

I

¿PODRÍAMOS dejar olvidada esta súplica entre las muchas que acabamos de dirigir estos días al Sacratísimo Corazón de Jesús? ¿Podríamos dejar de interesarnos vivamente en su presencia, para que cada día sea más y más ardiente en nosotros y en todo el mundo esta devoción? Con esto ejerceremos en favor de los hombres y por su eterna salvación el más fecundo apostolado. Mira cómo se esfuerzan los mundanos por propagar sus ideas; mira cómo sufren por lograr lo que persiguen y cómo se exponen a diversos contratiempos. ¿Qué podríamos hacer nosotros para extender algo más el amor a Jesús? ¿Qué hemos hecho hasta hoy? ¿Qué nos proponemos hacer en adelante? ¿Qué propósitos pensamos concretar en el ámbito donde nos movemos, entre nuestros amigos o familias, comenzando por lo menos en nosotros mismos?

¡Oh buen Jesús! Bien quisiera yo extender por todo el mundo, y hacer conocer a todos los hombres las riquezas de tu Corazón; pero ya que mis fuerzas son pocas para tan enorme apostolado, te suplico, Jesús mío, que seas Tú quien a todos se dé a conocer para que crezca cada día el número de los que te aman y sirven. Sea yo uno de ellos, Rey de las almas; hazme discípulo fiel, amigo fervoroso de tu Sagrado Corazón.

Medítese unos minutos.

II

Grandes gracias puede estar seguro de recibir del Sagrado Corazón el que de veras se dedique a propagar entre sus hermanos y a aumentar en sí mismo esta devoción suya. Oigamos las palabras del Salvador a Santa Margarita en sus revelaciones: A los que “trabajen, dice, en extender el culto de mi Sagrado Corazón, les daré abundantemente las gracias necesarias a su estado, pondré paz en sus familias, les consolaré en sus penas, seré su amparo en la vida y en la muerte, bendeciré sus empresas cristianas. A los Religiosos que trabajen en la conversión de los pecadores, les daré fuerzas con que ablandar y mover los corazones más endurecidos. Las casas en que se halle expuesta mi imagen, estarán llenas de mis bendiciones. Los que se dediquen a dar a conocer mi culto, tendrán su nombre escrito en mi corazón, y jamás se borrará de él”.

¡Oh Sagrado Corazón!, a quien atentos hemos acudido a festejar cada día de este devoto mes! que se cumplan en nosotros, tus amigos, estas tan consoladoras promesas! Aquí nos tienes para renovarte e1 propósito de eterna fidelidad y constancia en tu servicio, y en el apostolado de tu Corazón. Reina en nosotros y en nuestras casas, pueblos y ciudades; preside todos nuestros proyectos, anima todos nuestros pensamientos, que se dirijan todos a uno solo: el de promover sin descanso tu gloria.

¡Oh dulce Jesús! ¡Dichoso quien así viva en Ti, y en Ti muera! Que siempre sea tu Corazón nuestro tesoro en vida para que lo sea también en toda la eternidad, donde juntos te alabemos, gocemos y poseamos para siempre. Amén.
¿P

20/06/2009, Sábado de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.

PRIMERA LECTURA: Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 1-10

Hermanos: Toca presumir. Ya sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un cristiano que hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo, con el cuerpo o sin cuerpo, ¿qué sé yo?, Dios lo sabe. Lo cierto es que ese hombre fue arrebatado al paraíso y oyó palabras arcanas, que un hombre no es capaz de repetir. De uno como ése podría presumir; lo que es yo, sólo presumiré de mis debilidades. Y eso que, si quisiera presumir, no diría disparates, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que se hagan una idea de mí sólo por lo que ven y oyen. Por la grandeza de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.» Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

SALMO RESPONSORIAL: Sal 33, 8-9. 10-11. 12-13
R - Gustad y ved qué bueno es el Señor

- El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R.

- Todos sus santos, temed al Señor, porque nada les falta a los que le temen; los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada. R

- Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor; ¿hay a quien que ame la vida y desee días de prosperidad? R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. - Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. »

Puntos de oración 20 junio 2009

DIOS ES MI PADRE

Dios es mi Padre, ¡qué feliz soy!
soy hijo suyo, hijo de Dios.

  1. Si Dios cuida de mí,
    ¿qué me puede faltar?
    ni un solo instante, no,
    me deja de mirar.
    Mi vida suya es,
    cual diestro tejedor,
    la va tejiendo Él
    con infinito amor.

    Hilo por hilo tejiendo va,
    si tú le dejas, qué bien lo hará.


  2. No ves con qué primor
    Él sabe engalanar
    al lirio que tal vez
    mañana morirá.
    Pues si a una humilde flor
    cuida tu Dios así,
    con qué infinito amor
    no cuidará de ti.

  3. Después del huracán
    un pájaro cayó,
    no creas que eso fue
    sin permitirlo Dios.
    Si el pajarillo aquel
    se vende por un as,
    no tienes que temer;
    tú vales mucho más.

  4. En el cielo se ven
    mil estrellas brillar,
    Dios las conoce bien,
    Dios las puede contar.
    Si Él mismo fue a buscar
    la oveja que perdió,
    jamás me ha de olvidar
    aunque le olvide yo

Esta canción le encantaba a Abelardo, y la cantaba muchas veces. Cuando el coro la entonaba él hacía la voz baja casi siempre. Y cuando la cantaba, todos entendíamos que era verdad lo que decía. Abelardo sabía que tenía un Padre que le amaba inmensamente. Que le ama inmensamente. Para Abelardo ya todo es presente ¿Qué le puede faltar si Dios cuida de él?

Para nosotros que luchamos en el presente, pero con resonancias a veces esterilizantes de pasado, y con imaginaciones o miedos de futuro, saber que Dios es nuestro Padre, se convierte en algo esencial. Necesitamos creer en el amor que Dios nos tiene, necesitamos tener confianza en Dios que nos cuida, necesitamos saber que es en nuestras debilidades donde debemos apoyarnos para sentirnos amados...

Sí, nuestra soberbia nos hace pensar que son nuestros éxitos y esfuerzos los que nos van a dar la salvación o los que van a hacer que Dios nos quiera. San Pablo fue muy claro cuando nos dijo que nuestra fuerza ante Dios, es precisamente nuestra debilidad. Y no lo decía por teoría, él mismo lo vivió. Es muy emocionante saber que él, el apóstol de los gentiles, el gigante de la evangelización de los primeros tiempos, tenía un aguijón –una debilidad- que no le fue quitada por Dios a pesar de habérselo pedido él tres veces. “Te basta mi gracia” le había dicho Dios.

Nuestras faltas y debilidades, nuestros fracasos o suspensos, no deben ser motivo de abandono del camino emprendido pensando que ya no podemos seguir, sino que tienen que ser motivo de humillaciones que nos hagan crecer en la verdad de quiénes somos, hijos de Dios. No nos dejamos llevar por las debilidades, es más, luchamos contra ellas, pero somos felices con saber que Dios nos quiere también aunque no las venzamos.

Bonito rato de oración este en el que repitiendo muchas veces la palabra Padre, en el que repitiendo despacio el Padrenuestro, en el que cantando esta vieja canción, podamos convencernos de esta realidad tan sencilla: ¡Dios es mi Padre, qué feliz soy!

19/06/2009, Viernes de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.

 

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.

Lectura de la profecía de Oseas 11, 1b. 3-4. 8c-9

Así dice el Señor: -”Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Yo enseñe a andar a Efraín lo alzaba en brazos; y él comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón , se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta”

Salmo responsorial Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6
R. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación. R.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso. R.

Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3, 8-12. 14-19

Hermanos: A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, y aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la fe en él. Por esta razón, doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-37

En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»

Puntos para la oración 19 junio 2009

Ya sabes: cuando vayas llegando al sitio donde vas a hacer la oración, te paras y recuerdas las ideas y peticiones preparadas. Luego, avanzas, te arrodillas, saludas a Jesús y María, el ofrecimiento de obras, el ángelus y lo que quieras, y si tu oración es de la buena, a continuación te quedas en una especie de standby, donde ni piensas ni eres capaz de pensar, aunque probablemente la imaginación se dedique a soñar cosas, quizás de los temas humanos que llevas entre manos. Eso es lo que dice San Juan de la Cruz que pasa en la oración de unión. Se nota que estás haciendo oración y no perdiendo el tiempo en que, a la larga, sigues teniendo ganas de ir a la oración y aún de hacer algo extra y en que progresas en virtudes (humildad).

Ya has hecho todo eso y dices “Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío” o bien “Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío porque creo en tu amor para conmigo”.

Luego la meditación. La escena es la ocurrida una semana después de la resurrección y primera aparición de Jesús a sus discípulos. Ya sabes: había uno que estaba a su bola y no presenció la primera aparición, y luego, muy digno él, se reía de los demás diciendo que mientras no metiese los dedos en los agujeros de los clavos y su mano en el costado, no creería. Estaba seguro que nunca pasaría eso. En esa sala también estás tu presente, viendo cómo habla Tomás con el resto, antes de la aparición. Ahora te vas a Jesús, ¿Qué piensa de este discípulo soberbio, le dejará en su terquedad? ¿Debería darle un escarmiento? Yo creo que en realidad Tomás lo estaba pasando muy mal y al Maestro le da pena el sufrimiento de su amigo. Piensa e investiga lo que puedas hasta que llegues al momento en que se aparece. Tú le ves en medio de todos, le miras de arriba a abajo, ves el agujero de los clavos ¿te atreverás a meter el dedo? Móntate como quieras las frases de Tomás y la respuesta de Jesús, pídele que te enseñe su costado e investiga cómo es la raja, su profundidad, su color, sus labios. ¿Se la besarás? ¿Si metes la mano, hasta dónde llega?

Si Tomás se empeñase en ver negro lo que es blanco, (como yo he hecho muchas veces) y se montase cualquier rollo para decir que no, que no estaba resucitado, ¿Jesús le abandonaría a su suerte? Ponte ejemplos de lo que tendría que hacer de sumo mal para que lo abandonase a su suerte. Dudo que encuentres ninguna perversidad que impida que el Señor le busque, y si fuese necesario le implore de rodillas “ven, soy Yo, tu salvación”.

Arrodíllate, bésale los pies y pídele algo. Llora encima de ellos y como no tendrás los cabellos largos como la Magdalena, sécaselos a besos.

Puedes ahora preguntarle: ¿Señor, cómo te hicieron la herida? Quizás te cuente lo de la cruz. Allí nada pasó por casualidad sino que entre Él y su Padre diseñaron todo y quisieron todo, y esto de la lanzada fue una de las cosas más deseadas, la última del ciclo de su muerte, como la firma, con la pluma mojada en su sangre. Y lo hace pensando en mí.

Vuelve ahora tu mirada hacia cualquier joven en pecado, se ha masturbado o ha cometido cualquier otro tipo de pecado, o muchos pecados, y no se acerca a la confesión. Le da vergüenza “soy tan malo...”, ¡Qué tristeza le entra a Jesús! ¡No cree que le ame suficientemente! ¡Cómo le mira, cómo le suplica con los ojos: “ven, hice todo este exceso para perdonarte, no dejes tanto trabajo en baldío”! ¡Oh Jesús, si yo pudiese ayudarle a que crea que le amas! Dame la gracia de poder convencer a muchos.

Por último vuelve al pié de la Cruz y penetra en lo que piensa María al ver su corazón abierto. Ella sí que tiene la gracia de convencer a muchos, pero el resto de su vida se mueve muy poco, sólo está y ama, y así salva.

18/06/2009, Jueves de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 11, 1-11

Hermanos: Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta. Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y fidelidad a Cristo. Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio diferente del que aceptasteis, y 1o toleráis tan tranquilos. ¿En qué soy yo menos que esos superapóstoles? En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo. ¿Hice mal en abajarme para elevaros a vosotros? Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios. Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades. Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Lo digo con la verdad de Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra. ¿Por qué?, ¿porque no os quiero? Bien lo sabe Dios.

Salmo responsorial Sal 110, 1-2. 3-4. 7-8
R. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor.

Doy gracias al Señor de todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio para los que las aman. R.

Esplendor y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas memorables, el Señor es piadoso y clemente. R.

Justicia y verdad son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables para siempre jamás, se han de cumplir con verdad y rectitud. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

Aunque las lecturas de este día son maravillosas, tanto la carta de san Pablo como la lección que nos da el Señor de cómo rezar, se ofrece unas ideas para nuestra contemplación de la eucaristía, en esta semana entre el Corpus y la consagración al corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles.

Puntos de oración 18 junio 2009.

La festividad del Santísimo Cuerpo de Cristo (Corpus Christi) es de gran importancia en la Iglesia y, por tanto, en cada uno de nosotros. Supone el reconocimiento público y la adoración de Cristo presente en el sacramento eucarístico. España fue pionera en esta causa, frente a la influencia del luteranismo, que niega la presencia real de Cristo en el pan y el vino eucarísticos. Muestra de ello es la riqueza de custodias que embellecen el culto eucarístico en España e Hispanoamérica, desde las espléndidas de Arfe a las infinitamente humildes del más olvidado de nuestros pueblos.

Pero la festividad del Corpus es algo más que una fiesta de carácter sociológico. Es sobre todo una llamada a la contemplación del amor de Cristo, que nos impulsa a una triple actitud: Admiración y adoración, imitación.

“… En la cruz se ocultaba sólo la divinidad,
Pero aquí se oculta juntamente la humanidad…
No veo las llagas, como Tomás.
Sin embargo, te confieso, mi Dios.
Haz que yo te crea a Ti siempre, más y más.
Que en Ti espere, a ti te ame”…

(Himno eucarístico Adoro te devote)

Admiración ante la humillación de amor que es la Eucaristía. Cristo vuelve como a “re-encarnarse”, esta vez en un trozo de pan y un poco de vino, lo más elemental en la alimentación humana… Admiración, porque en la vida histórica de Jesús “se ocultaba su divinidad”, es verdad, pero ahora, en la Eucaristía, se oculta tu humanidad, Señor, pero no tu amor… ¿Por qué nos amas así, Señor, oculto, insignificante, “escondido, el de la anónima infancia; el de la soledad de Nazaret; el del desierto… mudo ante Herodes, supremo silencio en la Cruz…? (P. Morales, Mes de junio, consagrado al Corazón de Jesús, día 18).

Adoración, porque ese pedazo de pan ante el cual “la vista, el tacto, el gusto, se engañan” (Himno Adoro te devote) es real y verdaderamente el Dios-hombre Jesucristo, el mismo que nació de la Virgen: “En vez de hablarnos, distante y sonoro, con voz de muchas aguas, prefieres hacerte asequible, vivir a nuestro lado… en nuestras tardes de desaliento, Te hallaremos siempre compañero de camino…” (P. Morales, id., día 4), mucho más cercano que en tus días históricos.

Imitación: Tú, Jesús Eucaristía, eres el camino, la Verdad y la vida. No hay otras sendas. Danos la gracia de desaparecer amando y adorándote, entre los hombres, por y para los hombres, “de morir briosamente, sin regateos, en oscuridad y silencio fecundos, cimientos de tu Reino, esas pequeñas y grandes muertes que tienen la vida… danos a entender tu estilo divino, incomprensible. Ese estilo tuyo que exige, como clave del apostolado, la desintegración silenciosa del grano de trigo” (P. Morales, Mes de junio, día 18).

Miremos contemplativamente durante largos ratos a la Eucaristía. Es el mismo Corazón de Cristo al que consagraremos nuestras vidas el domingo, día 20, uniéndonos al nuestros pastores en el Cerro de los Ángeles. Gastemos tiempo, sin prisa, adorando. Recordemos las palabras de nuestro amado Juan Pablo II: “(La oración es) un descanso de verdadera adoración que tiene mayor valor y fruto espiritual que la actividad apostólica más intensa” (24.11.1978).

17/06/2009, Miércoles de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 6-11

Hermanos: El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta.» El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia. Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios.

Salmo responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 9
R. Dichoso quien terne al Señor.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R.

En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. R.

Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. R

Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»

17 junio 2009 MEDITACIÓN SOBRE EL CORAZÓN DE JESUS

Esta meditación está sacada del mes consagrado al Corazón de Jesús que el P. Morales escribió. Estamos celebrando este mes dedicado al Corazón de Jesús que el padre tanta importancia le daba.

Para ponernos en su presencia repetir la súplica “Corazón de Jesús en el que los más miserables son los mejor acogidos”.

Corazón de Jesús, Fortaleza de los mártires. Tú afrontaste con invencible constancia toda clase de incomprensiones, persecuciones y sufrimientos, ni desertaste de la Cruz.

Nosotros que militamos bajo el estandarte de esa cruz, te pedimos tu fortaleza. Danos ánimo esforzado con el que sepamos arriesgar la vida por tu amor.

Enséñanos a saber dejar a cada día su dolor, a pedir nada más que el pan de cada día, vivir el momento presente. Tú nos invitas a compartir tu gloria dándonos aquí la fuerza de la paciencia.

Corazón de Jesús, obediencia oculta y sumisa en Nazaret. El de la anónima infancia, el de la soledad de Nazaret, el del desierto. Frente al ansia desbordada de independencia, nos presentas la obediencia como tu virtud preferida.

Las circunstancias cotidianas de la vida deben ser la manifestación concreta y actual de tu voluntad para cada uno de nosotros. Danos fuerzas para hacernos indiferentes a todas las cosas creadas. No con indiferencia estoica ni con amargura, sino con indiferencia ignaciana, llena de iniciativa y docilidad.

Danos a comprender tu estilo divino incomprensible. Ese estilo tuyo, que exige, como clave de apostolado, la desintegración silenciosa del grano de trigo. Danos morir briosamente, sin regateos, en oscuridad y silencio fecundo que son cimientos de tu Reino, esas pequeñas y grandes muertes que tiene la vida.

Corazón de Jesús, consuelo de los que sufren. Enséñanos a aceptar tus caminos. “Tú llevas a cada uno como es menester”. “Nunca matas sino para dar vida. Nunca llagas sino para sanar”.

Haznos comprender el sentido del dolor. Eso tan nuestro que tiene el insospechado destino de completar tu Pasión. Concédenos aceptar gozosos toda la dureza de nuestra vida cotidiana a la intemperie.

Corazón de Jesús, salvación de los que en Él esperan. Nuestros más entrañables planes de santidad o apostolado palidecen ante la realidad de nuestra pobreza y pecado, las propias y ajenas pequeñeces. Somos débiles pero tu corazón es nuestra confianza.

Toda nuestra esperanza la ponemos en Ti solo. Nos prometes el ciento por uno. Tú tejes con tú providencia, y para nuestro bien, la red de todos nuestros caminos.

Sabemos a quién nos hemos entregado, de quién nos fiamos, en quién creemos. Enséñanos a repetir con san Juan de la Cruz: “¡Oh confianza! Alcanzas cuanto esperas.

Al terminar nuestra oración nos podemos preguntar: ¿Cuántas veces recurro a Él en mis fracasos y desconfianzas? ¿me dejo guiar por Él en mis dudas?

16/06/2009, Martes de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 8, 1-9

Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.

Salmo responsorial Sal 145, 2. 5-6. 7. 8-9a
R. Alaba, alma mía, al Señor.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente. R.

Que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los peregrinos. R.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 43-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Habéis oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»

Puntos para la oración 16 junio 2009

2Co 8, 1-9; Salmo 145, 2-9; Mt 5, 43-48

“Sed perfectos como vuestro padre celestial es perfecto”

La llamada a la santidad es universal. El imperativo “sed perfectos” así nos lo indica. Niño, joven adulto o anciano; consagrado, soltero o casado; en el mundo o en el claustro; en vida laboral activa o jubilado; sano o enfermo; durante el curso y en vacaciones… Todos, en cualquier edad, lugar o situación estamos llamados a ser santos.

Y no hay otra escuela de aprendizaje que la imitación de Cristo. “Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo” (I Cor 11,1) nos decía S. Pablo.

Y gran forja de la santidad es el dolor. Nunca será la búsqueda masoquista del mismo, sino siempre la aceptación libre de los sufrimientos inherentes a la vida misma, a la enfermedad, a la forja del carácter, al dominio de las propias pasiones.

Salve, oh cruz, esperanza única; en la cual está nuestra salud, vida y resurrección”.

Pero mañana en nuestra oración, mirando al crucificado, repetiremos: “Corazón de Jesús, consuelo de los que sufren: en Ti confiamos. Estoy seguro de que todo sufrimiento que me mandas es un beso Tuyo. Que nunca matas sino para dar vida. Que nunca llagas sino para sanar”.

Él estará siempre junto a mí. Y tanto más íntimamente cuanto mayor sea el sufrimiento que me acosa.

¿Conoces el rito del paso a la juventud de los niños Cherokee? Su padre le lleva al bosque, con los ojos vendados y le deja solo. Él tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no quitarse la venda hasta que los rayos del sol brillen a través de la mañana.

Él no puede pedir auxilio a nadie. Una vez que sobrevive la noche, él ya es un hombre. Él no puede hablar a los otros muchachos acerca de esta experiencia, debido a que cada chico debe entrar en la edad adulta por su cuenta.

El niño está naturalmente aterrorizado. Él puede oír toda clase de ruidos. Animales salvajes que quizás rondan a su alrededor. O acaso algún humano que le pueda hacer daño. Escucha el viento soplar y la hierba crujir. Él sentado estoicamente en el tronco, sin quitarse la venda. Ya que es la única manera en que podrá llegar a ser un hombre.

Por último, después de una horrible noche, el sol aparece y al quitarse la venda, es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a él. Su padre veló toda la noche, para proteger a su hijo del peligro.

Así, nosotros tampoco estamos nunca solos. Aún cuando no lo sabemos, siempre hay Alguien que está velando por nosotros, sentado en un tronco (en el banco, en el sagrario) a nuestro lado.

Cuando vienen los problemas, lo que tenemos que hacer es sólo confiar. Corazón de Jesús, en Ti confío.

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