Celebramos la Fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Año Jubilar Sacerdotal
1. Ofrecemos nuestra oración por los sacerdotes de la Cruzada-Milicia, nuestros directores espirituales, y por todos los sacerdotes, tan criticados. En particular, recordamos al nuevo sacerdote Arnoldo Rosas, ordenado el pasado 31 de mayo.
2. Esta festividad de origen española, obtuvo aprobación de la Santa Sede en 1971. Fue incluida en el calendario litúrgico en 1974, y desde 1996 se incorporaron textos propios en la liturgia de las horas, enviados desde Madrid por el Papa Juan Pablo II, en conmemoración de sus Bodas de Oro sacerdotales.
3. Jubileo sacerdotal por conmemorarse el 150 aniversario de la muerte del santo cura de Ars, Juan María Vianney, verdadero ejemplo de pastor al servicio del rebaño de Cristo . Nos dice el Papa: "Para favorecer esta tendencia de los sacerdotes a la perfección espiritual de la que depende sobre todo la eficacia de su ministerio, he decidido que se celebre un especial Año Sacerdotal del 19 de junio de 2009 -Sagrado Corazón de Jesús y Jornada para la santificación sacerdotal- al 19 de junio de 2010 en presencia de sacerdotes de todo el mundo, que “renovarán la fidelidad a Cristo y el vínculo de fraternidad”.
¿Cómo ganar indulgencias plenarias en el Año Sacerdotal?
A) los sacerdotes, arrepentidos de corazón, que recen cualquier día las laudes o vísperas ante el Santísimo Sacramento expuesto a la adoración pública o en el sagrario y se ofrezcan (...) a la celebración de los sacramentos, sobre todo de la Confesión, se concederá Indulgencia plenaria aplicable a los hermanos en el sacerdocio difuntos como sufragio, si en conformidad con las disposiciones vigentes se confesarán sacramentalmente, comulgarán y rezarán por las intenciones del pontífice. También se concede Indulgencia parcial, siempre aplicable a los hermanos en el sacerdocio difuntos, cada vez que recen oraciones debidamente aprobadas para llevar una vida santa y cumplir los oficios que se les han confiado.
B) “A los fieles cristianos, arrepentidos de corazón que, en la iglesia o en el oratorio asistan a la Santa Misa y ofrezcan por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote y cualquier obra buena cumplida se les concede Indulgencia plenaria, siempre que se hayan confesado sacramentalmente y recen por las intenciones del Papa los días en que se abre y se clausura el Año sacerdotal, en el día del 150 aniversario de la muerte de San Juan María Vianney, los primeros jueves del mes o cualquier otro día establecido por los Ordinarios de los lugares para la utilidad de los fieles”.
Los ancianos, los enfermos y todos aquellos que por motivos legítimos no puedan salir de casa, podrán obtener la Indulgencia plenaria, si con ánimo alejado del pecado y el propósito de cumplir las tres condiciones necesarias apenas les sea posible, “en los días indicados rezan por la santificación de los sacerdotes y ofrecen a Dios por medio de María, Reina de los Apóstoles, sus enfermedades y sufrimientos”.
Asimismo se concede la Indulgencia parcial a todos los fieles cada vez que recen cinco Padrenuestros, Ave Marías y Glorias, y otra oración debidamente aprobada “en honor del Sagrado Corazón de Jesús para que los sacerdotes se conserven en pureza y santidad de vida”.
4. Como culminación de toda la cincuentena pascual, el jueves inmediato a Pentecostés celebramos esta fiesta para contemplar el sacerdocio redentor de Jesucristo, cumbre y compendio de su acción salvadora en el mundo. Jesús es el sacerdote de la nueva alianza que nos ha reconciliado con Dios y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciéndonos hijos del Padre. Nos ha comunicado una nueva vida en el Espíritu Santo y nos ha convertido en Pueblo sacerdotal, partícipes de su sacerdocio para extender el Reino de Dios a todos los hombres.En esto consiste nuestro sacerdocio común, en unir toda la
realidad de nuestra vida y de nuestra muerte, a la realidad de la vida y de la muerte de Cristo en favor de nuestros hermanos.
5. Dignidad del sacerdote. Decía el patrono de los sacerdotes, S. Juan Ma. Vianney: “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús. Si comprendiésemos bien lo que es el sacerdote, moriríamos, no de pavor, sino de amor". ¡Oh sublime dignidad del sacerdote! ¿Quién eres tú ? Tú eres el servidor de todos los hombres, el "siempre disponible ", el hombre "para" los demás, el esposo de la Iglesia. Tú eres el hombre de Dios. El que habla a Dios de los hombres y a los hombres de Dios. Tú eres el puente...Tú, en cada misa, te transformas en Jesús, el Hombre-Dios. Rey, eres Dios. Eres todo y eres nada. Eres superior a los ángeles....Eres Padre de todos los hombres. Eres sacerdote eternamente.
Decía la beata Ana Catalina Emmerick que "el poder de la bendición sacerdotal penetra hasta el purgatorio, y consuela, como rocío del cielo, a las almas, a quienes con fe firme bendice el sacerdote". Ella, como otros santos, tenía el don de la hierognosis (conocimiento de lo sagrado) y podía distinguir claramente los objetos benditos de los que no lo eran. Es sacerdote y víctima y continúa la obra de la Redención en la tierra por medio de los sacramentos. Es Maestro de la Palabra de Dios... instrumento de reconciliación, y debe ser un hombre universal, "para todos" sin excepción. Su modo de vida no debe escandalizar a los más pobres y nunca debe despreciar a nadie. Además, debe tener un corazón eucarístico, enamorado de Jesús. El es el hombre de la Eucaristía y debe ser, como Jesús, "alabanza de la gloria del Padre". Será también el hombre de la acción de gracias, es decir, el hombre Eucaristía. Su vida debe centrarse y culminar en la misa de cada día, pues debe vivir principalmente de la Eucaristía y para la Eucaristía6.
6. Lecturas bíblicas:
Paladear el texto del salmo “El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec» dirigido a mí, bautizado, ungido por el Señor como sacerdote para vivir el evangelio de la multiplicación de los panes y los peces como Jesús nos pide: “Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.»
7. Oración final:
Podemos hacer nuestra la oración Colecta y pedir fidelidad para los sacerdotes: Oh Dios, que para gloria tuya y salvación del género humano constituiste a tu Hijo único sumo y eterno Sacerdote, concede a quienes Él eligió para ministros y dispensadores de sus misterios la gracia de ser fieles en el cumplimiento del ministerio recibido.
Y como nuestra adalid, Sta. Teresita del Niño Jesús, pedir un corazón sacerdotal. ”Oh Jesús mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que Tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado... Porque el amor encierra en sí todas las vocaciones, el amor lo es todo, abarca todos los tiempos y lugares, en un palabra, el amor es eterno".