La primera lectura de hoy nos invita a dar testimonio, a decir a nuestros amigos que Dios está cerca, que merece la pena seguirle. Meditemos los beneficios que a lo largo de nuestra vida nos ha regalado Dios ¡Cuántos “ángeles Rafael”! pone Dios en nuestro camino, cuántas “aparentes desgracias” que son pruebas del amor de Dios invitándonos a crecer y madurar. Echemos la vista atrás y descubramos lo cerca que ha estado en nuestras vidas en tal situación, como nos ha acompañado cuando la cosa se ponía fea, como el único que no nos ha dejado ha sido El. Es lo que nos dice la lectura de Tobías: Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Que nunca busquemos nuestra propia honra, sino la de Dios. Que El quede siempre en primer plano.
Ten cuenta que Dios a quien más quiere le pondrá a prueba: Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti.
Pidamos a María nuestra Madre que nos enseñe a dar vueltas a todo lo que nos sucede en nuestro corazón, sin amarguras, buscando la mano misericordiosa de Dios.
