Petición: Jesús; dime: “tú eres la sal de la tierra” Imaginarse la escena: todos sentados en una especie de círculo, menos de 50 personas y Jesús mi querido Jesús, en un sitio un poco más alto para que todos le puedan ver. Mirar su vestimenta, su barba, su... Yo estoy allí en segunda fila. De pronto me mira a los ojos, yo le miro a Él y me dice: tú eres la sal de la tierra. Quédate un rato pensándolo, pidiéndole que se te grabe en el corazón que...
¿Qué es ser sal del mundo y sal que se vuelve sosa? A todos no suena como algo de fuerte sabor, que está en su sitio aunque sea contra corriente, alguien que cumple con su deber, aunque chirríen los engranajes y aun que a veces dice a otros como hay que hacer las cosas, o al menos como quiere él hacer las cosas.
Plantearme diversas situaciones: ante un profesor que explica mal o que dice cosas falsas. Ante un compañero abusivo que trabaja mal y perjudica a la empresa y por tanto a todos los que estamos en ella. En una comida donde se empieza a contar cosas malas de alguien, seguramente no ciertas o contra la iglesia.
Hay otras situaciones posibles, Por ejemplo en un reparto de la herencia, una declaración de mi renta fraudulenta. Un negocio aparentemente rentable pero injusto, como el de los que cultivan coca en el Perú que es más rentable que cultivar plátanos. Aunque yo no busque pelea, seguro que si vivo a lo cristiano tendré que resultar demasiado salado para alguno y me perseguirán en algo. Si llevo mucho tiempo sin que nadie me persiga, malo.
Pídele algo sobre este tema. Échate a los pies de María y suplícale que te alcance de su Hijo la gracia de ser sal.
Piensa en la vida pública y oculta de Jesús, ¿tuvo algún momento de ser sal de la tierra? Piensa en el P. Morales y su historia.
Luego Jesús levanta un poco la mirada hacia un grupo de militantes que están allí juntos y les dice: vosotros sois la sal de la tierra.
Y después: tú eres la luz del mundo. Asombro de que Dios me confíe estos encargos. Además me explica en qué consiste eso de iluminar: Hacer buenas obras para que al verlas los demás, den gloria al Padre que está en los cielos.
Puedes repetir el esquema del apartado anterior y acabar con una pregunta y un coloquio. La pregunta es ¿Qué tiene que ver todo esto con el amor que Jesús nos tiene?. El coloquio es con el Padre y luego con el Hijo y después con el Espíritu Santo.