- Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser
La fe nos ofrece las claves para comprender la realidad. Ante la muerte se estrella la imaginación y constituye el principal enigma de la vida. La semejanza del hombre con Dios causa la envidia del diablo (adversario). El diablo busca separar al hombre de Dios para que pierda el destino feliz para el que Dios le creo. Así dice san Pablo que nuestra lucha no es contra los poderes de este mundo sino contra el diablo. Cada domingo celebramos la victoria de Cristo sobre la muerte, pidámosle nos haga participes de su victoria.
- «Talitha qumi»
¡Levántate! Las resurrecciones que Jesús realizo expresan su victoria y alienta la fe en Él. El pecado es una muerte espiritual y el poder de Jesús nos puede resucitar de esa muerte. El evangelio de hoy es una exhortación a la confianza en el poder de Jesús: que resuene en nuestro corazón continuamente la palabra de Jesús: ¡levántate! Él es nuestro punto de apoyo, sin Él nada podemos hacer, pero todo lo puedo en Aquel que me conforta (fortalece). Hemos profundizado en este mes en la espiritualidad del Corazón de Jesús, que nos acompañe todo este tiempo.
- Nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.
San Pablo, cuyo año culminamos, nos invita a la generosidad. Benedicto XVI constata en su primera encíclica como la vivencia de la caridad es una nota distintiva de la Iglesia a lo largo de la historia. Algo que ha llenado de admiración a la humanidad y de difícil imitación meramente exterior o formal. Es necesario un impulso interior, ese impulso está en la imitación de Jesucristo. Pidámosle al Señor en nuestra oración que nos comunique sus mismos sentimientos. Estamos viviendo la campaña de la Visitación, de la mano de la Señora aprendemos a seguir a Jesucristo con toda nuestra vida; que cada día sintamos su presencia en algún pequeño detalle.