Lectura del libro del Eclesiástico (4, 12-19)
La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman, aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la sirven, sirven al Santo, Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí, volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y lo encerraré en la prisión; si se aparta de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.
Salmo responsorial (Sal 118, 165. 168. 171. 172. 174. 175)
R. Mucha paz tienen los que aman tus leyes, Señor.
Mucha paz tienen los que aman tus leyes, y nada los hace tropezar. R.
Guardo tus decretos, y tú tienes presentes mis caminos. R.
De mis labios brota la alabanza, porque me enseñaste tus leyes. R.
Mi lengua canta tu fidelidad, porque todos tus preceptos son justos. R.
Ansío tu salvación, Señor; tu voluntad es mi delicia. R.
Que mi alma viva para alabarte, que tus mandamientos me auxilien. R.
Lectura del santo evangelio según san Marcos (9, 38-40)
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros». Jesús respondió: -«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».