6 septiembre 2013. Viernes de la XXII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Comenzamos un año nuevo y convendría hacer un balance a nivel personal  y global sobre el bien que nos están aportando estos puntos de oración, que yo me quedé extrañado cuando me dijeron que han tenido más de cuarenta mil consultas. Esto es para mí un reto y tengo que ponerme las pilas: Muchos depende su oración que deben cuidar como a una novia del cual no se pueden desprender ni un día.

En la oración de cada día podemos entender al Papa que nos dice cosas como las que dijo recientemente a 500 jóvenes de Provenza que fueron a verle después de invitarles a no quedarse quietos a que deben ir contra corriente, lo cual les traerá “lio”, les dice:

“En primer lugar, dijo, el deseo de la belleza: la música, el teatro, la pintura. “En segundo lugar el ser profetas de bondad, amar la bondad y ser buenos. Y en tercero, tener sed de verdad: buscar la verdad, la más grande –Dios-, algo que no se pueda poseer, sino encontrar”.

“Cuando a mí me dicen: Pero, Padre, qué feos tiempos éstos… ¡Mira, no se puede hacer nada! ¿Cómo no se puede hacer nada? ¡Se puede hacer mucho! Pero cuando un joven me dice: ¡Qué feos tiempos, éstos, Padre, no se pude hacer nada!, lo mando al psiquiatra, ¡eh! Porque… es verdad, ¡eh! ¡No se entiende! No se entiende a un joven, a un muchacho, a una muchacha que no quieran hacer una cosa grande, apostar por ideales grandes, grandes para el futuro, ¿no? Después harán lo que puedan, ¿no? Pero la apuesta es por las cosas grandes y bellas”.

Todos los que acudimos a esta fuente de los puntos de oración, sabemos bien que se puede hacer mucho, apostamos por grandes ideales y cosas bellas.

El apóstol Santiago nos dice también: “Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se dará. Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es  semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte. Que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre como éste, un hombre irresoluto e inconstante en  todos sus caminos”. (St 1,5-7)

Santiago apunta a lo más alto la sabiduría de la cual viene todo don y encierra a la bondad, belleza y verdad. Por eso quien se aferra a la oración, seguro camina. Buscamos la verdad cuando oramos, pues  ¿Qué es Cristo sino esa Vedad? ¿Qué es Cristo sino esa Belleza y esa Bondad?

Estas son ideas palanca, motoras que han hecho a los grandes santos y son tras las que empezamos todos y que no nos podemos separar a pesar de los vendavales de la vida.

Ahora podemos entrar en las lecturas del día, sin olvidar que no el muchos saber harta y satisface el ánima sino el GUSTAR internamente y aquello en lo que encuentre lo que busco, me detengo sin tener prisa en seguir adelante hasta que me sacie, como nos dice  San Ignacio en los Ejercicios primera escuela de oración por la que  debeos pasar todos por lo menos una vez al año.

Pero en la primera lectura, Pablo nos eleva el voltaje tal como presenta a Cristo: Imagen del Dios invisible, primogénito, fundamento de toda la creación, cabeza de la Iglesia, principio y fin, punto omega hacia donde converge todo el universo. Este texto nos sirve de principio fundamento.

¿Cómo no estar en la presencia del Señor, como nos invita el salmo? Así comenzamos todos los días nuestra oración: poniéndonos en la presencia del Señor, nos guiamos de su Espíritu que al invocarle viene en nuestra ayuda y ora en nosotros si le dejamos, en silencio.

Para acabar nos fijamos en María. Ella tuvo todo esto que hemos comentado en su corazón, y siempre movida por su Hijo, en el espíritu supo de la sabiduría, verdad, belleza y bondad que encerraba, por eso enamorada, quiere contagiarnos y lo hará como afirma Santiago si con fe oramos.

¡Trono de la Sabiduría, intercede por nosotros!

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