6 de febrero 2021, sábado de la 4ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

Como Primer sábado de mes, le pedimos a la Virgen que nos conceda hacer la oración de este día en el mejor oratorio posible: su Corazón Inmaculado, donde recibiremos los dones del Espíritu Santo parar orar y hacer en este día la voluntad de Dios como Ella, la humilde Esclava del Señor.

Después de ese pequeño diálogo con Ella nos disponemos a meditar la Palabra de Dios que es el pan nuestro de cada día, alimento de nuestra fe. Las dos lecturas, de la Carta a los Hebreos y del Evangelio de Marcos, podemos aplicarlas a la oración y a su fruto en la vida cotidiana. Nos va a ayudar también el testimonio del Beato Carlo Acutis, joven y santo.

“Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza”: Esto es orar, unirnos a Jesús y alabar a Dios que nos ha creado y hecho hijos suyos en Jesús. Ese sacrificio de alabanza lo hacemos no solo con los labios que confiesan su nombre, como dice la lectura, sino también cumpliendo la voluntad de Dios en los detalles de la jornada que hoy viviremos. Unidos a Jesús, él “nos confirmará en todo bien para cumplir su voluntad y realizar en nosotros lo que es de su agrado”. Aquí recurrimos a Carlo que decía: ““Estar siempre unido a Jesús, este es mi proyecto de vida” y "sólo los que hagan la voluntad de Dios serán verdaderamente libres". Me impresiona que al decirle que estaba muy enfermo expresó una gran confianza diciendo que no temía la muerte porque “he vivido mi vida sin perder un minuto en aquellas cosas que no agradan a Dios”. Siguiendo este ejemplo que hace vida la Palabra que hoy escuchamos, le pregunto a Jesús en mi oración: ¿Qué quieres que haga hoy para agradarte? Y le pido con mucha fuerza no desagradarle con aquello de Santa Teresa: “gran determinación de no ofender al Señor, que perderíais mil vidas antes que hacer un pecado mortal” (Camino de perfección).

Avanzando en el evangelio, también nos encontramos con una invitación de Jesús que bien podemos aplicarla a la oración: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”. Dice entonces que “se fueron en barca a solas a un lugar desierto”. Jesús quería que sus discípulos descansaran con Él contándole sus experiencias en la misión que habían hecho. Nuevamente Carlo Acutis nos enseña con su sencillez a orar: “Me gusta hablar con Jesús de todo lo que vivo y siento”. La oración es descansar en Jesús, porque descansamos cuando nos sentimos amados y podemos contar nuestras cosas a un corazón amigo. También decía Carlo: “No hablo con palabras, solo me recuesto sobre su pecho, como San Juan en la Cena”. No es cuestión de pensar mucho en la oración, ni de hablar mucho, sino de amar. También decía Santa Teresa hablando de la sustancia de la perfecta oración que no todas las imaginaciones son hábiles para meditar, pero “todas las almas lo son para amar”. Así pues, le pido a Jesús descansar en su Corazón y dejarme amar sin palabras.

El caso es que Jesús y sus discípulos no tuvieron mucho tiempo para estar a solas, porque una multitud reclamaba su palabra y su misericordia. Compasivo, se puso a enseñarles con calma. La prueba de la verdadera oración es que, después de llenarme del amor de Dios, lo reparta a los que me rodean o me necesitan hoy. Por eso, al terminar mi descanso con Jesús le pido que en mi jornada de hoy sepa entregarme, olvidarme de mí y llevar su misericordia a mis hermanos.: “Jesús, ¿a quién quieres que lleve hoy tu palabra y tu vida?”

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