Al Servicio de la liberación
Con espíritu de fe y confianza nos adentramos en el mundo de la oración. Que todo este rato de intimidad con el Señor sea para alabanza suya. Las enseñanzas, los pensamientos, las mociones interiores, todo nos ha de conducir a un amor cada vez mayor a Dios.
El milagro de la mujer encorvada solamente lo relata San Lucas. Lucas relata tres milagros de curación de enfermos por Jesús en sábado.
Más que el milagro en sí, lo que parece resaltarse es que sucede en sábado, lo cual muestra la actitud de Jesús y de la primera comunidad sobre la observancia sabática.
Una obra de caridad y misericordia, como la que realiza Jesús, con la pobre mujer enferma y encorvada desde hace 18 años, más que constituir una transgresión del sábado, viene a dar pleno cumplimiento a la finalidad del mismo: La gloria y el culto a Dios mediante la liberación del hombre de toda esclavitud.
- El hombre es gloria de Dios. Más aún, la gloria de Dios no se realiza al margen del hombre. Por eso la observancia del sábado ha de celebrar ese amor de Dios, que quiere el bien del hombre, y no bloquearlo con formalismos que Dios no aprueba. “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado” (Mc. 2, 27).
- Con esto ya tenemos algunas ideas para nuestra meditación: Tenemos que estar siempre dispuestos a la ayuda de cada persona, en lo exterior y en lo interior. Por encima de otras tareas o preocupaciones. Liberar de todo aquello que separa al hombre del Creador.
- Otro pensamiento que nos pueda ayudar hoy. El Evangelio dice que esta mujer estaba enferma, encorvada, a causa de un espíritu.
- El mal espíritu siempre nos hace mirar hacia abajo, hacia lo mundano y terreno.
Nos impide elevar la mirada y el corazón a nuestro Padre Dios. ¡Cuántas veces vivimos encorvados sobre nosotros mismos! - ¿Qué cosas me hacen vivir vuelto hacia abajo? Nos lo detalla con fuerza San Pablo en la carta a los Efesios, que también leemos en este día: La inmoralidad, la indecencia, el amor al dinero, las chabacanerías, estupideces o frases de doble sentido. No tengamos parte con nada de esto porque produce tinieblas en el alma. Proyecta hacia abajo.
- La clave está en ser buenos, comprensivos, perdonándonos unos a otros. Esto se convierte en oblación de suave olor y nos ayuda para andar derechos por la vida.
Acabamos pidiéndole al Señor, por intercesión de la Virgen María, que nos ayude a enderezarnos, a no estar encorvados sobre nosotros mismos, volcarnos generosamente al necesitado.
Si la oración ha ido bien y nos ha unido con el Señor, entonces nos catapulta a ejercer la misericordia y caridad en todo momento.