Comenzamos nuestra oración de hoy, una
oración que no tenemos que pretender que sea otra cosa que tratar de amistad
con quien sabemos nos ama. En ese "nos ama" está la clave. Nos ama
infinitamente, nos ama desinteresadamente, nos ama siempre, aunque le
ofendamos, una y otra vez, con nuestro pecado, nos ama perdonándonos.
Os invito a tratar de caer en la cuenta
del amor que Dios tiene por nosotros y como me lo demuestra cada día de mi
vida. Sólo desde este sentirnos amados infinitamente e incondicionalmente
podremos nosotros tratar de amar.
Amar a Dios en primer lugar, ser
agradecidos y poner todo de nuestra parte por corresponder un amor que se
desborda por todos lados, amar a Dios que se traduce en amar al hermano.
Amar a los que Dios pone en nuestra vida
desde la oración, impulsarnos y llenarnos del amor de Dios en el silencio, para
durante todo el día poder ir amando al que pasa por nuestro lado. Dejando que
Dios ame a través nuestra a todos los que nos rodean.
Señor, envía tu Espíritu sobre mí y
hazme pequeño y sencillo, te ofrezco mi todo, que no vale nada, para que hagas
maravillas y sea capaz de dejarte amar a todos los que pasan cerca de mí en el
día de hoy.