11/1/2015, El Bautismo del Señor (Ciclo B)

Lectura del profeta Isaías (42, 1-4. 6-7)
Esto dice el Señor: Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará hasta implantar el derecho en la tierra y sus leyes, que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he tomado de la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas. 
Salmo responsorial (Sal 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9b-10)
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. 
R.
La voz del Señor sobre las aguas, el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente, la voz del Señor es magnífica. 
R.
El Dios de la gloria ha tronado. El Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria! El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. 
R.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles (10, 34-38)
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: — Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él. 
ALELUYA (Mc 9, 6)
Aleluya, aleluya. Los cielos se abrieron y se oyó la voz del Padre: Este es mi Hijo, el amado; escuchadle. Aleluya. 
Lectura del santo Evangelio según San Marcos (1, 6b-11)

En aquel tiempo proclamaba Juan: — Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar bacía él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: —Tú eres mi Hijo amado, mi preferido.

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