Jesús
cuando cura en sábado nos indica que llega un tiempo nuevo, una época nueva,
inaugurada por Él. Él es la nueva ley, el nuevo modelo de referencia. Con Él
todo se renueva y cobra sentido. Por eso cuando cura, cuando nos cura nos
renueva totalmente. Esta sería si queréis la primera idea que me suscita el
evangelio y que os quiero proponer para la oración y para este comienzo de
curso. Renovarnos, despertarnos, ilusionarnos en este principio de curso. Pon
en forma el espíritu y el cuerpo.
La oración tiene un carácter curativo, reparador,
renovador. Señor renuévame por dentro, repara mis fuerzas, cura mis heridas. Lo
malo es que estamos tan aturdidos, atolondrados que no nos damos cuenta de esa
necesidad. Si tuviéramos una enfermedad física, como el paralítico, iríamos
directos a pedir al Señor que nos curara. Sin embargo cuando estoy acomodado en
mi bienestar, me siento con fuerzas físicas, el cuidado del alma queda un poco
descuidado y es de vital importancia que también este en buena forma. El alma a
principio de curso debe ponerse en forma, debe ejercitarse y estirarse
espiritualmente.
La segunda idea nos la indica San Pablo: dar a conocer a
todos el misterio de Dios, que este año podía ser que conozcan que es
misericordioso. Que sea a través del amor mutuo y del animar a los demás.
Podría ser también parte de nuestro programa anual.
Manifestar con hechos, más que con palabras la misericordia del Señor. Ahí uno
puede mañana detenerse en la oración. ¿Qué obras de misericordia puedo hacer
hoy en mi lugar de trabajo o en mi familia? Así que pon el cuerpo en acción, es
hora de actuar.
Y por último transmitir alegría y ánimo. Ser apóstoles de
la alegría. Este año cambia de cara, píntate una sonrisa.