Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación
Al iniciar nuestra oración, no nos olvidamos de que los primeros momentos
son claves para el desarrollo de nuestro tiempo dedicado a orar. Nos aconseja
santa Teresa de Jesús: “Pensar y entender qué hablamos y con quién hablamos y
quién somos los que osamos hablar con tan gran Señor”. Así pues, encendemos la
lámpara de la fe para dirigirnos a nuestro Creador y Padre.
En este primer día de septiembre, iniciando muchos un nuevo curso, dejemos
que brote de la Palabra de Dios la luz para el camino. Pongámonos a la escucha
y dejemos que las lecturas de este día penetren en nuestro corazón para buscar
y hallar la luz que necesitamos. San Pablo nos dice unas palabras que son un
verdadero programa: “Jesucristo murió por nosotros para que, despiertos o
dormidos, vivamos con él”. VIVIR CON CRISTO: este es nuestro deseo en los
primeros pasos de este curso. Que Cristo sea nuestra vida, que vivamos PARA ÉL,
haciendo la voluntad del Padre de los cielos en nuestra vida ordinaria. Que
vivamos DE ÉL, recibiendo la fuerza que necesitamos del Pan de la Vida que se
nos ofrece en doble Mesa de la Palabra y del Pan Eucarístico en la santa Misa.
Y todo ello como respuesta de amor y de gratitud hacia Aquel que PRIMERO ha
vivido y ha muerto y ha resucitado por nosotros para que tuviéramos vida en
abundancia. “¿Qué tiene su Palabra?”, se decía la gente al ver cómo dominaba
los espíritus inmundos. Si vivimos con Cristo, en íntima amistad con nuestro
Maestro, experimentaremos que su Palabra es capaz de sanar todos los signos de
muerte que hay en nosotros: el pecado y sus huellas, la desesperanza y el
egoísmo, la tristeza y los engaños con que el enemigo quiere envolvernos…
San Pablo también nos exhorta a la vigilancia como consecuencia de nuestro
vivir con Cristo: “sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche
ni de las tinieblas. Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos
vigilantes y despejados”. Una concreción de esta vigilancia es la Jornada del
cuidado de la creación que hoy inauguramos los católicos, uniéndonos a la
iniciativa ya existente en la Iglesia Ortodoxa. El Papa Francisco nos explica
el porqué de este día: “los cristianos están
llamados a una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas
las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo
que los rodea”. Estas palabras parece un eco de ese “no durmamos como los
demás” que nos dirige hoy san Pablo.
Sobre todo, esa conversión y esa vigilancia han de
manifestarse en ser conscientes de que tenemos la vocación de ser CUSTODIOS DE
LA CREACIÓN. Comencemos por mirar con ojos nuevos, agradecidos, la maravillosa
obra de Dios en el mundo que nos rodea y emprendamos hoy, con algún gesto
concreto, el camino de la conversión y de la vigilancia “ecológica” que el Papa
nos propone, como consecuencia de nuestro vivir con Cristo. Terminamos con
parte de la oración para el cuidado de la creación de la Encíclica Laudato
Si:
Señor Uno y Trino,comunidad preciosa de amor infinito,enséñanos a contemplarteen la belleza del universo,donde todo nos habla de ti.Despierta nuestra alabanza y nuestra gratitudpor cada ser que has creado. Danos la gracia de sentirnos íntimamente unidoscon todo lo que existe.
Dios de amor,muéstranos nuestro lugar en este mundocomo instrumentos de tu cariñopor todos los seres de esta tierra,porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.