Comienza la semana, comienza el día y
podemos empezar ofreciéndole a Dios todo lo que vamos a hacer. Puesto el día en
sus manos qué menos que darle gracias; hoy te invito a dar gracias a Dios por
dar sentido a nuestra vida, por hacer que un lunes por la mañana con toda la
semana por delante tenga tanto sentido como un viernes por la tarde; agradecer
que la vida no tiene sentido de fin de semana en fin de semana sino que Dios
nos regala cada día, cada momento; nos regala el ahora.
Y ahora, como a San Mateo, nos dice
"Sígueme". Escuchar cómo lo pronuncia, a qué volumen, con qué
intensidad, observar cómo mira mientras lo dice, qué gestos realiza con las
manos; quédate anonadado observando como con un "Sígueme" es capaz de
que deje mi mostrador de los impuestos (debilidades, manías, cosas que aún no
he dado por entero a Dios, miserias que no enfrento, actitudes), me levante y
le siga.
Así podemos pasar la oración, dejándonos
hablar por Jesús, dejándole que ahora me diga "Sígueme", dejándole
que transforme mi corazón, confiando en que, con Él, todo lo podemos.