Oración preparatoria
Nuestra oración de este mes debe empezar siempre mirando a María. Dice Pablo VI:
“María es siempre camino que conduce a Cristo. Todo encuentro con Ella no puede menos de terminar en un encuentro con Cristo mismo. Y ¿qué otra cosa significa el continuo recurso a María sino un buscar entre sus brazos, en Ella, por Ella y con Ella, a Cristo nuestro Salvador?
Para la oración
Las frases que captan poderosamente la atención de este evangelio son las que se refieren a la vida que Jesús nos da mediante su carne y su sangre. El que come su carne y bebe su sangre:
· “tiene vida eterna”
· “vivirá por mi”
· “vivirá para siempre”
Pásalas por tu corazón en este día, tenlas en tus labios mientras caminas, mientras trabajas, mientras estudias. Y así la monotonía de cada día, la rutina, la dificultad, la alegría recibirá una dimensión de eternidad.
Resulta necesario acercarse al comentario que de este texto evangélico hizo Benedicto XVI:
…el que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. ¿Cómo no alegrarse de esta promesa? Pero hemos escuchado que, ante aquel primer anuncio, la gente en vez de alegrarse comenzó a discutir ¿cómo puede este…? En realidad esta actitud se ha repetido a lo largo de la historia. Se podría decir que, en el fondo, la gente no quiere tener a Dios tan cerca, tan a la mano, tan participe de sus acontecimientos. Pero son muy claras las palabras de Jesús: “si no coméis… no tenéis vida en vosotros” Realmente necesitamos un Dios cercano.”
Que hoy reconozcas, encuentres y vivas de esta promesa de Jesús.