“A Dios que concede el hablar y el
escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor y
escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”
Tres ideas que
te propongo para tu oración de hoy:
1. Dios hace a los de fuera, a los gentiles, miembros de su familia. Yo que
estoy llamado a pertenecer a su familia. Dios no se circunscribe a un grupo
selecto, a los perfectos, Dios abre las puertas de su casa a todos. Los
gentiles, considerados los alejados de Dios, los paganos, los de mala religión,
también tiene cabida en la familia de Jesús si quieren entrar al hogar. La
invitación a entrar está hecha, ¿quiero entrar? ¿he entrado?
2. La forma de pertenecer a su grupo es estar anclado en Cristo. No hay más
recetas. ¿Cómo entrar a la vida divina, a la vida de la Trinidad, a la familia
de Dios? Siendo un fiel sarmiento de la vid, es decir, una rama bien agarrada
al tronco. En este mes de mayo, bastaría con situarnos como el niño que no se
suelta de la pierna de su Madre. ¿Estoy agarrado a Dios? ¿Le he soltado?
3. Estoy llamado a anunciar aquello que a mí se me ha dado y aquello que se me
ha dado es Dios mismo. El importante es Dios, el mensaje, no yo. No tengo que
andar imponiendo mis normas, mis leyes, mis criterios. Tengo que transmitir a
Cristo este “muerto y resucitado”. ¿Soy apóstol o hago apostolado?