Puntos para la oración 25 octubre 2009

  1. Introducción: Oración por anhélitos o por compas (EE.EE. 258−260)*

    En ocasiones, por enfermedad, por épocas de trabajos extraordinarios, exámenes u otras circunstancias, nos cuesta centrarnos en la oración y se nos hace cuesta arriba. Una forma sencilla de hacer oración que recomienda San Ignacio es la que él llama por anhélitos o por compás. Cogemos una oración vocal que nos sepamos bien: Padrenuestro, Avemaría, Salve, Bendita sea tu pureza, Alma de Cristo, un salmo, … y la decimos mentalmente, acompasándola a la respiración y poniendo la atención en el significado de lo que decimos a Dios o a la Virgen. En cada respiración, sin tensión, decimos mentalmente, o vocalmente si estamos solos, una o dos palabras. Las repetimos si hallamos gusto en ello.

    Si no sabemos la oración de memoria cogemos el texto escrito y lo vamos leyendo y repitiendo mentalmente las palabras de la forma indicada.

    Por si acaso estamos en estas circunstancias de falta de atención y nos cuesta centrarnos en la oración, o para haber practicado este modo de oración para cuando nos pase, hoy, domingo del mes de octubre, mes del Rosario, podemos intentar rezar por anhélitos alguna oración a la Virgen.

  2. Oración preparatoria: Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad. (EE.EE. 46)

  3. Petición:Conoscimiento de los engaños del mal caudillo y ayuda para dellos me guardar, y conoscimiento de la vida verdadera que muestra el sumo y verdadero capitán, y gracia para le imitar. (EE.EE. 139)

  4. Puntos para orar. Repetir mentalmente o leer y meditar despacio al compás de la respiración, alguna de las oraciones siguientes:

    “Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén.”

    “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desoigas la oración de tus hijos necesitados, antes bien líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita. Amén.”

    “¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco del todo a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.”


  5. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen e invocación: “Santa María, Madre de los apóstoles, Madre mía, en ti confío para vivir con fidelidad mi vida de cristiano y de militante y llevar la palabra oportuna a los demás que les lleve a tu Hijo.”.

  6. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponer enmienda.

* Nota: las siglas “EE.EE.” remiten al libro de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola y al número que se indica.

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