Hoy Jesús espera encontrarse contigo en la eucaristía. Quizás tenga “una
misión” para ti.
Hoy veremos cómo el Señor “hace” en nosotros. Y es que, si el Señor nos
hablara hoy en clave de nuestro carisma, el pasaje de hoy sería un buen ejemplo
de “hacer hacer”.
Paradójicamente, cuando ponemos en nuestra misión más de nosotros que
del Señor, esta misión se ve edulcorada, alterada, e incluso deformada.
Y es que esta expresión del “hacer hacer”, que refleja muy bien ese
envío que hace Jesús, no admite variaciones sin verse profundamente alterada:
• “hacer por hacer”. Da lo mismo lo que hagas, lo
importante es que hagas algo. Nuestra vida se convierte en un sin sentido.
• “hacer y hacer”. Hacer, se convierte en el principal
objetivo. No hay descanso, no hay tregua, no hay paz. Aquello que nos da vida,
se convierte en queme, agobios, tristezas.
• “hacer, o hacer”. Sin opciones. Cuando la misión no
se hace libremente, se convierte en nuestra prisión, en nuestra condena. Sin
libertad, no hay misión.
Revisemos si en nuestra misión de lo cotidiano estamos poniendo “algo de
más” que deforme la misión que se nos ha encomendado.
El Señor, haciendo Él, nos hace hacer; nos envía, yendo Él primero. Nos envía a cuidar del prójimo, cuidándonos a nosotros primero. Aprendamos de Él.