27 diciembre 2022, martes. San Juan, apóstol y evangelista. Puntos de oración

Las palabras de la primera carta de San Juan expresan perfectamente el asombro de cualquiera de nosotros ante el Portal. Nosotros que sabemos que ese Niño que balbucea y tiembla en brazos de su Madre es al mismo tiempo nuestro Dios: 

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó”.

Y al mismo tiempo son el homenaje de un Juan anciano que se recrea en el recuerdo maravilloso de los años pasados junto a Jesús. Ahora ya tiene la ventaja de quien sabe el final de la película y puede interpretar todo desde la Resurrección. Eso es lo que nos pasa también a nosotros en Navidad. Sabemos que este Niño va a transformar nuestra vida y que ha venido a salvarnos.

Ojalá el Señor nos conceda la gracia de la fe profunda, la misma que se le concedió a Juan por su auténtico amor por Jesús. La que vemos en el final del evangelio de hoy, cuando entró detrás de Pedro en el sepulcro vacío, pero a diferencia de Pedro, Juan sí que tuvo fe: “Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó”. 

Madre, a ti te pido que no me quede en la superficie de las cosas, que no me deslumbre solamente lo que reluce en esta Navidad, que vea y crea.

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