Petición: Señor, dame un corazón nuevo, capaz de oír tu voz y no mi voz, tu palabra y no mis palabras, tu voluntad y no la mía.
Ideas clave: La primera lectura nos narra cómo Pedro se introduce en la predicación entre los gentiles y rompe así con una posición según la cual la salvación sólo era para los judíos y los gentiles debían, en todo caso, seguir las tradiciones de los judíos. Era el debate entre la primacía de Cristo o de la Ley de Moisés. Algo que no era de menor importancia.
Más allá de pensamientos teológicos querría resaltar cómo Pedro tiene sus propias ideas de cómo ha de comportarse, muy ancladas en su propia costumbre. Y cómo Dios le cambia sus planes, sus puntos de vista. Y le propone caminos nuevos que llevan a la salvación.
¿No nos ocurre así también a nosotros? ¿No tenemos también nuestros propios planes, nuestra propia forma de hacer las cosas, incluso las de Dios, y no le dejamos entrar en nuestra vida y en nuestro hacer?
Pedro fue capaz de cambiar y dejarse llevar por el Espíritu. ¿Y yo?
Para la oración: Pedir al Señor un corazón nuevo y la luz para detectar esas veces y esos criterios en los que me impongo al plan de Dios.
Con esa idea de fondo leo el pasaje del evangelio del buen pastor. Y le pido al Señor que me dé un corazón como el suyo. Dejarme llevar por el Espíritu.
¿Qué significaría en mi vida concreta...
- dar la vida por las ovejas;
- o no seré en esto de la evangelización como el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; ¿huyo yo o doy la vida? ¿Entrego mi tiempo, mi dedicación, cada segundo... o cumplo con un horario, con algo que me encomiendan y nada más?
- y es que a un asalariado no le importan las ovejas. ¿Me duelen las almas? ¿Me importa la salvación eterna de mis compañeros?
- Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. ¿Conozco al Padre? ¿Cómo es mi oración? ¿Tengo intimidad con Dios?
- Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. ¿Mi preocupo por los que están lejos de la Iglesia? ¿Pienso y oro por las misiones? ¿Podría dedicar un tiempo de mi vida a irme a otra cristiandad a apoyar a la milicia, a otro país a ser misionero? ¿Por qué no?
- Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre. ¿Entrego mi vida en libertad? ¿O por cumplimiento?
Coloquio: Con Jesús Resucitado. Recuesto mi corazón como Juan en su pecho y le pido que me dé también a mí y a todos los militantes un corazón como el suyo, de buen pastor.