4 mayo 2011, miércoles de la segunda semana de Pascua – Puntos de oración

¡QUE MÁS GLORIA QUE SER MARTIR, MARTIR A MAYOR GLORIA DE DIOS!

La primera idea es pensarse si eso de ser mártir, realmente es una gloria o una cruz. Quizás sea una cruz con su resurrección incluida. Sí. Soy mártir, con una cruz y con mi resurrección, pero, ¿los de mi entorno familiar, padres, hijos,...?

Podemos empezar y repetir durante la oración alguna frase relativa a este tema del martirio, de mi martirio. (No parece adecuado pedir para mis vecinos la gracia del martirio).

Al final recordaré algo de la doctrina de la Iglesia y la cruzada sobre este tema.

Pues vamos con la primera lectura:

El texto anterior de los hechos de los apóstoles, nos va explicando su éxito en su predicación en el Templo y en las casas y cómo se les reunía la gente. Eso les da coraje a sus detractores, a los jefes oficiales de la sociedad y de la envidia pasan al odio y a la idea de hacerles mal. Cabría preguntarme, ¿a mí también me da envidia el éxito de los otros, o de alguien en particular? Yo recuerdo tener rabia a un militante y no acababa de explicarme el por qué. Extrañado, lo pensé reiteradamente hasta que me di cuenta de la razón: tenía mucho éxito apostólico, por supuesto más que lo poco que tenía yo. Piensa sobre ti mismo y pide lo que sea conveniente.

Viene ahora lo del prendimiento a los apóstoles. Imagínate la escena. Atados, encadenados de camino a la cárcel. La gente que les ve pasar, la vergüenza, algunos insultos, como cuando su Maestro el Viernes Santo. ¿Qué piensan, qué sienten? Piensa en ti por si acaso te tocase algo parecido, ¿qué dirías?

Duermen o por lo menos están sentados en la cárcel, esperando al día siguiente les enjuicien los mismos jueces que desean matarles. De nuevo, ponte en su piel, para ver si te duermes, si lloras, si…

De pronto el ángel, la caída de grilletes, la calle y el “Id al templo y explicadle al pueblo este modo de vida”.

¿Salen y se van corriendo por si les vuelven a coger? No. No se si con mucho miedo o con poco, pero se van de nuevo al templo, a donde más gente hay. Van pensando en… porque humanamente, seguro que les van a coger de nuevo, pero esta vez más encorajinados.

Sube ahora un poco la mirada hasta llegar a Jesús, el que tanto les ama. Lo primero es saludarle, besarle los pies o si te atreves y tienes más confianza, dale otro trato. Le preguntas lo que piensa, lo que está esperando de cada uno.

¿Y qué piensa cuando mira al sumo sacerdote y a los de la secta de los saduceos? Seguro que salen rayos y centellas de sus ojos en defensa de sus apóstoles y en definitiva en reivindicación de la injusticia cometida con él mismo. No, no salen. Les ama tanto…Tanto amó Dios al mundo…

Seguro que te sabes la historia. Les vuelven a coger, les interrogan, “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”…

Piensa, ama, llora por las veces que has perseguido a Jesús y a sus representantes, pídele valor para ser su testigo, por ejemplo en el tema de la castidad conyugal o en la paternidad responsable vivida con amor cristiano (Paternidad responsable no quiere decir dos hijos, no más), en tu castidad juvenil o martirio blanco.

Es curioso que lo que les pide el Ángel es el modo de vida, no la teoría.

El padre solía aconsejar pedir la gracia de ser mártir. Una vez le dije que me daba miedo que me concediesen esa gracia, que me martirizasen. Él me respondió: Dios no desperdicia las gracias. Mientras no llegas al martirio no te da la de aguantarlo con la mirada puesta en Él.

Dos notas: Si soy mártir, ¿qué pasa con la familia que depende de mí o de mi entorno? Dios no se deja ganar en generosidad. Es providente. O no me deja ser mártir o se encarga Él de todo.

Se puede ofrecer uno al martirio, quizás pedirlo, pero no buscarlo. Se debe intentar suavemente no llegar a ello, aunque frente a la pregunta decisiva: ¿Eres cristiano? seguro que respondo: SI, con la gracia de Dios.

Por último la frase de “la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”, es de Tertuliano, hombre de poco fiar. Lo que tiene de válido, no es por ser de él, sino por lo que la Iglesia la dé por buena.

Archivo del blog