17 mayo 2011, martes de la cuarta semana de Pascua – Puntos de oración

Podemos Empezar nuestra oración en este día del mes de mayo en el que nuestra oración debe girar en torno a la de María que llena de gozo vive resucitada con su Hijo y nos quiere transmitir a nosotros ese gozo de la Resurrección. Más todavía si hace bien poco celebrábamos las apariciones de Fátima, con lo que respondemos al comenzar las flores:

“De nuevo nos consagramos a ti, tuyos somos, tuyos queremos ser; tuyos nuestros alientos de conquista, tuyos nuestros ímpetus de combate; tuyos nuestros ardientes deseos de pureza inmaculada; tuyos nuestros ardorosos anhelos de ferviente apostolado”

La riqueza de las lecturas es tal que en cualquier punto donde halle lo que busco me detendré sin prisa por seguir adelante, porque: “ No el mucho saber harta y satisface el ánima, sino el gustar internamente de las cosas espirituales”. Muchas veces vamos buscando novedades, nuevas ideas y nos tenemos que dar coscorrones hasta darnos cuentas que una idea vivida es suficiente programa para toda una vida. Por ejemplo, esta consagración que hacemos todas las noches a la Virgen supone tanto que es el programa, la vida entregada de un cristiano.

Los Hechos de los Apóstoles nos están contando la historia de los primeros cristianos que es una preciosidad, como va guiando el Espíritu Santo a los primeros, va a elegir a Pablo, se tienen que dispersar. Sin querer, se empiezan a extender, la muerte de Esteban les ha impresionado, hay que estar dispuestos al martirio,…

El Evangelio es del BUEN PASTOR. Leerlo despacio ya es ponerse en oración. Sólo pensar cómo lo sitúa el evangelista en la fiesta de la Dedicación del templo en la que se va sustituir el material por el espiritual que es Cristo pues a los judíos los tiene en vilo y por eso le preguntan y Él va a confirmar: “Os lo he dicho y no me creéis, las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mi. Pero vosotros no creéis porque no sois mis ovejas. MIS OVEJAS OYEN MI VOZ, YO LAS CONOZCO Y ELLAS ME SIGUEN, Y YO LES DOY LAVIDA ETERNA; NOPERECERÁN PARA SIEMPRE Y NADIE LAS ARREBATARÁ DE MI MANO”.

En el libro del Papa, “Jesús de Nazaret” entre las grandes imágenes del evangelio de San Juan, trata la del pastor y partiendo de los antecedentes del pastor en las culturas egipcia y babilónica en las que rea el rey, soberano justo, que apacienta y cuida, recorre las imágenes del pastor en el Antiguo Testamento en Ezequiel, el salmo 23 que todos sabemos de memoria y que puede ser fuente de nuestra oración no solo para hoy, sino para toda una vida. Es no solo el pastor sino la puerta de las ovejas, cuyo rebaño le pertenece. Por eso le dirá a Pedro: “Apacienta mis ovejas”. También nos advierte del ladrón que viene para robar y no entra por la puerta. Mientras que “ËL ha venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

Hoy los hombres necesitan de esta doctrina, de esta vida y en abundancia.

Otro filón para nuestra oración ve cómo el pastor da la vida por las ovejas, porque las conoce, las llama por su nombre y le siguen porque conocen su voz. Es un pastor que conduce a la libertad, que no manipula, donde cada uno se encuentra en libertad.

Otro aspecto es la llamada universal: Un solo rebaño y un solo pastor. Llamada a la unidad, un solo reino, un solo rebaño, un solo cielo, donde se da la vida en abundancia.

Que Nuestra Señora de Fátima nos haga uno en la obediencia y el amor.

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