4 octubre 2017. Miércoles de la XXVI semana del T. O. – San Francisco de Asís – Puntos de oración

Hoy celebramos a San Francisco de Asís, uno de los santos más populares de la historia, venerado entre creyentes y no creyentes, quien se desposó con la hermana pobreza y la hizo compañera inseparable de su vida. Y justamente el evangelio de hoy parece describir muy bien su estilo de vida: “Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. La radicalidad del evangelio parece que se hace más patente en este texto y en los precedentes. A otro le dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios. En un mundo dominado por el materialismo no se entienden entregas de este tipo. Si no fuera por el testimonio de los santos, personas de carne y hueso como nosotros pero que han hecho vida las exigencias del Maestro, pensaríamos que la santidad estuviese muy lejos de nuestro alcance
Son muy elocuentes las palabras que San Juan Pablo II pronunció sobre San Francisco en su homilía del 4 de octubre de 1988, un día como hoy, aquí un fragmento: 
“Francisco conoció verdaderamente el misterio de Cristo. Iluminado por la fe entendió que, en el centro de ese misterio, estaban la pasión, muerte y resurrección del Verbo encarnado. Lo entendió y de ahí sacó las consecuencias, con audaz coherencia, sin ceder a «glosas» deformantes o, en cualquier caso, reductivas. Nadie mejor que él ha podido hacer suyas y repetir, con la elocuencia de una vida calcada en el Evangelio, las palabras de Pablo: «Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo» (Gál 6,14).
Precisamente de esta participación en la pasión de Cristo, Francisco sacó ese sentido de libertad interior en el anuncio del Evangelio, gracias al cual -como escribe su biógrafo- «no temía reproche alguno y predicaba la verdad con plena seguridad»
(...) El Señor estará junto a ti para que no vaciles si tratas de hacer tuyas, siguiendo el ejemplo de Pablo y de Francisco, las características del verdadero apóstol: la humildad de los «pequeños» a los que el Padre revela sus secretos; el gozo del que no tiene otra cosa que anunciar más que la cruz de Cristo; la libertad interior que deriva de llevar en el propio espíritu los «estigmas» de los múltiples desprendimientos requeridos por la fidelidad al Evangelio; la certeza de que en el anuncio de la Cruz está la fuente de la paz y la misericordia «para todo el Israel de Dios».”

Que el ejemplo de este gran santo nos anime a ser mejores cristianos.

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