29 octubre 2017. Domingo XXX del Tiempo Ordinario (Ciclo A) – Puntos de oración

Primera lectura:
Estos mandamientos forman parte del llamado "código de la alianza" y muestran cómo las normas de vida del pueblo de Israel no son una imposici6n arbitraria, sino quenacen de la acción de Dios en favor de su pueblo; es decir, en la manera de ser de Dios, origen de todo. 
Los inmigrantes, los huérfanos y las viudas son la imagen viva de aquellos a quienes Dios protege. El inmigrante es el que no tiene nada, lejos de su casa, desarraigado. Los huérfanos y las viudas, desamparados de un hombre que les protegiera, estaban a merced de los que se aprovechaban de su desgracia, por más que lo hicieran en nombre de la beneficencia. Dios escucha su clamor, como escuchó el grito del pueblo oprimido en Egipto.
Al final del texto que leemos encontramos la razón última de estas normas de actuación: la manera de ser de Dios. Él es "compasivo", es decir, se pone en la piel del necesitado, del oprimido, y actúa en consecuencia.
Salmo:
La respuesta al salmo de hoy concentra en pocas palabras lo que las lecturas (primera y evangelio) anuncian como propuesta y nosotros vivimos y celebramos: el amor a Dios "con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser", y el amor “al prójimo”. Es una oportunidad muy buena para gozar de la oración, que no siempre ha de ser de petición o de acción de gracias. Sencillamente decirle al Señor que le amamos. Y decirlo una y otra vez con el corazón a lo largo de la jornada. Así nos daremos más cuenta de que "con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser" quiere decir que el amor de Dios invade todos los ámbitos de nuestra vida: todos los lugares, todos los momentos, todo el pensamiento, todas las palabras, todas las acciones, todas las relaciones... y nuestra respuesta amorosa también hemos de darla en todas las ocasiones.
Segunda lectura:
Pablo da gracias porque la Palabra fue acogida y porque el buen ejemplo de la fe de los Tesalonicenses se ha difundido. Una conversión, es decir, literalmente un abandonar los ídolos para volverse al Dios verdadero, aguardando la vuelta de su Hijo, que nos ha liberado del castigo futuro. Nuestra época conoce esos nuevos ídolos: dinero, poder, riqueza, influencia, aplauso humano, famoseo, placer desbordado...Por eso, atentos a la conversión continua hacia la santidad.
Evangelio:
Este es un contexto de controversia. Se había llegado a establecer una lista de 248 mandamientos y 365 prohibiciones, pero Jesús es muy claro: el que ama a Dios y ama al prójimo cumple todos los mandamientos contenidos en la alianza de Dios con Israel. El amor es la única manera de ser fiel a la alianza, de responder al amor de Dios.
Dice san Agustín: “En consecuencia, ama a Dios y ama al prójimo como a ti mismo. Veo que al amar a Dios te amas a ti mismo. La caridad es la raíz de todas las obras buenas. Como la avaricia es la raíz de todos los males (1 Tim 6,10), así la caridad lo es de todos los bienes. La plenitud de la ley es la caridad. No voy a tardar en decirlo: quien peca contra la caridad, se hace reo de todos los preceptos. En efecto, quien daña a la raíz misma, ¿a qué parte del árbol no daña?” Sermón 179 A, 3-5
ORACIÓN FINAL:

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen María, hacernos dignos de participar, como ella, de la plenitud de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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