Lectura
del libro de Job (19,1.23-27a)
Respondió Job a sus amigos: "¡Ojalá se escribieran mis palabras, ojalá
se grabaran en cobre, con cincel de hierro y en plomo se escribieran para
siempre en la roca! Yo sé que está vivo mi Redentor, y que al final se alzará
sobre el polvo: después que me arranquen la piel, ya sin carne, veré a Dios; yo
mismo lo veré, y no otro, mis propios ojos lo verán."
Salmo
responsorial (Sal 24, 2-3. 4-5ab. 6-7bc. 8-9)
R. A ti, Señor,
levanto mi alma
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R.
Ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones.
Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados. R.
Guarda mi vida y líbrame, no quede yo defraudado de haber acudido a ti.
La inocencia y la rectitud me protegerán, porque espero en ti. R.
Lectura del
santo evangelio según san Marcos (15,33-39; 16,1-6)
Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta media tarde.
Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente: "Eloí, Eloí, lamá
sabaktaní". (Que significa: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
abandonado?") Algunos de los presentes, al oírlo, decían: "Mira, está
llamando a Elías." Y uno echó a correr y, empapando una esponja en
vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: "Dejad, a ver
si viene Elías a bajarlo." Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo
del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente,
al ver cómo había expirado, dijo: "Realmente este hombre era Hijo de
Dios." Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago, y Salomé
compraron aromas para ir a embalsamar a Jesús. Y muy temprano, el primer día de
la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro. Y se decían unas a otras:
"¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?" Al mirar,
vieron que la piedra estaba corrida, y eso que era muy grande. Entraron en el
sepulcro y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de blanco. Y se
asustaron. Él les dijo: "No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el
crucificado? No está aquí. Ha resucitado. Mirad el sitio donde lo
pusieron."