La disposición de vigilancia corresponde a que Dios viene,
es el que viene. Jesús que nos ama y ha dado la vida por nosotros es el que
viene; está a la puerta y llama, si alguno le abre…
El entero misterio de Cristo se nos
va presentando a lo largo del año litúrgico para configurar nuestra vida:
nuestra forma de pensar, sentir, orar para bien de todos.
Nuestra oración en estos días de
adviento es: ¡Ven Señor Jesús! Su venida es misericordiosa y provoca en
nosotros esa misma misericordia. Las obras de misericordia espirituales y
materiales son entendidas como acogida de Cristo que viene a nosotros. La
navidad que el adviento prepara siempre ha tenido esta dimensión de práctica de
la caridad fraterna con los cercanos y lejanos. Hoy oramos para alcanzar del
Señor este sentido cristiano de la solidaridad.
“Vestíos del Señor Jesucristo”.
Alborea, nos dice la segunda lectura, Jesús viene de nuevo, él es siempre
nuestra esperanza que disipa las actividades de las tinieblas y abre nuestra
vida a las obras de misericordia en cada cosa que hacemos. La Virgen María nos
enseña a obrar por amor a Jesús: “Jesús es por tu amor” enseñó a orar a los
pastorcitos de Fátima. “Por tanto estad en vela”. La oración nos mantiene en
vela y ayuda a discernir en cada acción que realizamos la acogida que hacemos
del Señor que viene.