Este domingo
es un día de acción de gracias para todos los que formamos parte del Movimiento
de Santa María. Es el día de la clausura del año jubilar del Padre Morales. Hoy
hace exactamente un año que la Iglesia nos ofrecía un año de especial bendición
para celebrar y profundizar en la figura y espiritualidad del Padre Tomás
Morales. Admirable y también imitable, eso es lo que la Iglesia nos quiere
decir cuando nombra a alguien venerable.
Coincide esta
fiesta particular de nuestro Movimiento con el segundo domingo de Adviento que
celebra toda la Iglesia universal. Como todos los de adviento, un domingo para
crecer en esperanza según nos vamos acercando a la noche del nacimiento del
Señor. Según va aumentando la luz de “el sol que nace de lo alto” que es
Cristo, y que iluminará a los que vivimos en tinieblas, los que todavía no le
vemos cara a cara.
El Padre
Morales ya contempla en todo su esplendor lo que nosotros apenas podemos
percibir a través de nuestra pobre fe y nuestra débil esperanza. Y esto es a lo
que nos anima el evangelio de hoy, cuando leemos a San Juan Bautista proclamar:
“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”.
Es evidente
que tenemos que preparar nuestro corazón para la venida del Señor. Tenemos que
serenar nuestro corazón y nuestro espíritu en medio del tráfago de nuestra vida
llena de actividad y ruido. En parte en esto consiste el adviento. Pero notemos
también que el evangelio a través del libro de los oráculos del profeta Isaías,
nos indica que la mayor parte del trabajo la hará el Señor. Nosotros tenemos
que allanar y preparar el camino al Señor que quiere entrar en nuestro corazón.
Pero también nos dice que: “los valles serán rellenados, los montes y colinas
serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino
llano” Es decir, que la parte más difícil lo más costoso lo hará
Él. Rellenar valles, rebajar montes, enderezar lo torcido son, ciertamente,
retos demasiado costosos, muy por encima de las capacidades humanas.
Cuando
uno recorre las etapas del camino de Santiago de la provincia de León o las
primeras de la zona de Galicia, entiende mejor estos textos. Cuando uno
contempla la subida hacia la cruz de ferro o el puerto del Cebreiro entonces
entiende el verdadero sentido con el que fueron escritas estas palabras.
Ciertamente es una obra de colosos que nos supera. Por eso, quizás lo más
importante de las lecturas de hoy es caer en la cuenta de que la salvación es
un regalo que nos vendrá dado desde fuera. Que es por “la infinita misericordia
de nuestro Dios” que nos visitará “el sol que nace de lo alto”, no porque
nosotros lo merezcamos. Nosotros solo tenemos que mantener despejada la entrada
de nuestro corazón para que Él pueda entrar. Como reza la oración colecta del
día de hoy, que los afanes terrenales no nos impidan el encuentro con ese Dios
que se hace niño.