4 diciembre 2018. Martes de la I semana de Adviento – Puntos de oración

Cuatro ideas que pueden ayudarnos en la oración de hoy.
1. “En aquel día, saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces” (Is 11, 1)
¡En aquel día! Qué expresión tan bella para comunicarnos la llegada del Señor, la Navidad, el inicio de una nueva era, la presencia de Dios en un Niño, el Reino, la paz, la plenitud, el Amor…. Bastaría ya nuestra oración: “En aquel día”.
Históricamente se refiere al rey Ezequías, santo rey, pero que anunciaba al verdadero, al INRI, el Mesías, el Cristo, el UNGIDO.
2. “Que en sus días florezca la justica y la paz abunde eternamente” (Salmo 71)
Que muera la muerte y viva la vida, que se acabe el odio y comience el amor, que no exista la doble vida sino la coherencia, que Dios sea Dios por siempre jamás.
3. “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños” (Lc 10)
Gracias, Señor, por invitarme a vivir en el “lugar teológico” de la santidad, de la felicidad, el tuyo, el divino, celestial, el de los pequeños y sencillos, el de los pobres y humildes.
4. Recordamos a San Juan Damasceno (675-749), el gran teólogo que contribuyó al magisterio acerca de la veneración de las imágenes sagradas, que se apoya en la doctrina de la Encarnación, y quedó formulado de modo definitivo en el segundo concilio de Nicea, 787. Benedicto XVI -citando al santo doctor, explicó que “dado que ahora Dios ha sido visto en la carne y ha vivido entre los hombres, se puede representar lo que es visible en Dios. Yo no venero la materia, sino al creador de la materia, que se ha hecho materia por mí y se ha dignado habitar en la materia y obrar mi salvación a través de la materia. A causa de la Encarnación, la materia aparece como divinizada, es vista como morada de Dios. Se trata de una nueva visión del mundo y de las realidades materiales. Dios se ha hecho carne y la carne se ha convertido realmente en morada de Dios, cuya gloria resplandece en el rostro humano de Cristo”.
Cuentan algunos de sus biógrafos que los enemigos llegaron a cortarle la mano para que dejase de escribir, pero con el auxilio de la Virgen la recuperó. En vísperas de la Inmaculada, me recuerda lo que decía San Juan de Ávila: “Antes estar sin pellejo que sin devoción a Nuestra Madre”. Que su ejemplo nos impulse a preparar con la mayor ilusión la gran fiesta que se aproxima.

Archivo del blog