Misa del 22 de diciembre 2018 – Puntos de oración


“Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!”
Esta antífona es la que corresponde a este día 22 de diciembre; define a Cristo y expresa el anhelo de su venida. María descubre su presencia y eleva su cántico de alabanza. María descubre las preferencias de Dios en el mundo y canta a su acción misericordiosa según la lógica de las bienaventuranzas.
En una de las catequesis del Papa encontramos esta reflexión:
“San Ambrosio en su comentario al texto del Magníficat dice: «Cada uno debe tener el alma de María para proclamar la grandeza del Señor, cada uno debetener el espíritu de María para alegrarse en Dios. Aunque, según la carne, sólo hay una madre de Cristo, según la fe todas las almas engendran a Cristo, pues cada una acoge en sí al Verbo de Dios... El alma de María proclama la grandeza del Señor, y su espíritu se alegra en Dios, porque, consagrada con el alma y el espíritu al Padre y al Hijo, adora con devoto afecto a un solo Dios, del que todo proviene, y a un solo Señor, en virtud del cual existen todas las cosas» (Esposizione del Vangelo secondo Luca, 2, 26-27: SAEMO, XI, Milán-Roma 1978, p. 169).
En este estupendo comentario de san Ambrosio sobre el Magníficat siempre me impresionan de modo especial las sorprendentes palabras: «Aunque, según la carne, sólo hay una madre de Cristo, según la fe todas las almas engendran a Cristo, pues cada una acoge en sí al Verbo de Dios». Así el santo doctor, interpretando las palabras de la Virgen misma, nos invita a hacer que el Señor encuentre una morada en nuestra alma y en nuestra vida. No sólo debemos llevarlo en nuestro corazón; también debemos llevarlo al mundo, de forma que también nosotros podamos engendrar a Cristo para nuestros tiempos. Pidamos al Señor que nos ayude a alabarlo con el espíritu y el alma de María, y a llevar de nuevo a Cristo a nuestro mundo.”
Dar cabida a Cristo en nuestra vida y colaborar también a que sea realidad en las de muchos.
La oración pausada de este canto de María nos puede ayudar a descubrir el hacer de Dios y a entrar en su dinámica de vida.

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