20 de diciembre 2018 – Puntos de oración


Espero que te ayuden estas palabras que te pongo a continuación para llevar a cabo con fruto este rato de oración. Sería bueno, si es posible, que realices tu rato de oración delante de Cristo en la Eucaristía. Si no es posible porque no cuentas con esta posibilidad, dedícale este tiempo al Señor en la soledad acompañada por Él.
Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.
En las lecturas de la Misa de hoy, Dios por medio de su Palabra nos recuerda su gran promesa, la promesa de nuestra salvación. Esa promesa que se concreta por medio del sí de la Virgen María y el nacimiento de nuestro Señor. ¡Cuánto le debemos a nuestra Madre!
Es la gran promesa de Dios. Él no nos abandona, ni siquiera en el pecado, es decir cuando le rechazamos. La promesa cumplida del nacimiento del Enmanuel, Dios-con-nosotros, significa que Dios no nos abandona, que se queda siempre con nosotros, en todas las circunstancias, incluso cuando creemos que no está a nuestro lado, Él siempre está.
Dios se queda con nosotros y quiere nuestra amistad. Una amistad de la que salimos ganando, porque Él nos lo da todo. Toda amistad debe ser correspondida. ¿Quieres corresponderle? ¿Cuál es la forma más adecuada de corresponderle?, la forma adecuada es primero darnos cuenta de que el Amigo es el Todopoderoso. Nos da la clave la lectura del Salmo: “¿Quién puede subir al monte del Señor?... El hombre de manos inocentes y puro corazón”. Y una vez en el monte ¿Qué tengo que hacer? Un ejemplo muy claro de lo que tenemos que hacer es la Virgen María: fiarse de Dios, como ella hizo con su fiat, lo puso todo en manos del Señor y nos ganó nuestra Salvación. Gracias María.
Ponemos nuestra vida en manos de la Virgen María para que ella nos guíe en este peregrinar en el Adviento hacia el portal de Belén donde nos espera la verdadera Navidad.

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