Recordamos la oración preparatoria de
san Ignacio para colocarnos en la presencia del Señor y la recito
despacio: “Pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis
intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y
alabanza de su divina majestad”.
Hoy recitamos el salmo 149. EL
SEÑOR AMA A SU PUEBLO
Nos podemos preguntar, ¿cuál es la razón
por la cual el Señor ama a su pueblo, a la Iglesia, a todos los bautizados, a
todos los hombres? Seguramente, porque se ha encarnado, naciendo,
muriendo y resucitando, y comunicarnos la alegría de sentirnos
amados, aunque no lo sintamos nos ama. Nos ama sin pedirnos permiso. Como
suele suceder entre los padres y los hijos.
Este salmo 149 nos
habla: de cantares, alabanza, alegría, tambores y cítaras, victoria,
gloria, fiesta, jubilosos…
Vamos a leerlo sin prisas y repetirlo si
es necesario:
“Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
Que se alegre Israel con su Creador, los hijos de Sion con su Rey”.
“Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
Porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes”.
“Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
Con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles”.
Que se alegre Israel con su Creador, los hijos de Sion con su Rey”.
“Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
Porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes”.
“Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
Con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles”.
A veces nos complicamos y fallamos a
este rato de oración de cada día. ¡Es tan fácil recitar un salmo sabiendo lo
que leo! Tratando de hacer una lectura lenta, comprensiva. De esa manera,
descubro el mensaje central de la lectura; en este caso está relacionado
con la alegría. Puede sugerirme ¿Qué es lo que me quiere decir el
Señor hoy? Y ¿qué estoy dispuesto a hacer por Él, en las personas con las que
me relacionaré en este día?
Y para terminar a lo mejor nos ayuda a
contestar a la primera pregunta con que iniciamos esta reflexión. ¿Cuál
es la razón por la cual el Señor ama a su pueblo, por la que me quiere a mí?
La solución está en el texto del Aleluya
de este día: Estoy feliz y contento porque Jesús es para mí: EL CAMINO,
LA VERDAD Y LA VIDA. Canto mientras camino. Alabo al Señor porque me he
encontrado con la verdad. Mi victoria está es su vida.
María, ilumíname y fortaléceme para
vivir siempre con esperanza en Jesús como el único camino, verdad y vida.