28 septiembre 2017. Jueves de la XXV semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Recordamos la oración preparatoria de san Ignacio para colocarnos en la presencia del Señor y la recito despacio: “Pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad”.
Hoy recitamos el salmo 149EL SEÑOR AMA A SU PUEBLO
Nos podemos preguntar, ¿cuál es la razón por la cual el Señor ama a su pueblo, a la Iglesia, a todos los bautizados, a todos los hombres? Seguramente, porque se ha encarnado, naciendo, muriendo y resucitando, y comunicarnos la alegría de sentirnos  amados,  aunque no lo sintamos nos ama. Nos ama sin pedirnos permiso. Como  suele suceder entre los padres y los hijos.
Este salmo 149 nos habla: de cantares, alabanza, alegría, tambores y cítaras, victoria, gloria, fiesta, jubilosos…
Vamos a leerlo sin prisas y repetirlo si es necesario:
“Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
Que se alegre Israel con su Creador, los hijos de Sion con su Rey”.
“Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras;
Porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes”.
“Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas:
Con vítores a Dios en la boca. Es un honor para todos sus fieles”.
A veces nos complicamos y fallamos a este rato de oración de cada día. ¡Es tan fácil recitar un salmo sabiendo lo que leo! Tratando de hacer una lectura lenta, comprensiva. De esa manera, descubro el mensaje central de la lectura; en este caso está relacionado con la alegría. Puede sugerirme ¿Qué es lo que me quiere decir el Señor hoy? Y ¿qué estoy dispuesto a hacer por Él, en las personas con las que me relacionaré en este día?
Y para terminar a lo mejor nos ayuda a contestar a la primera pregunta con que iniciamos esta reflexión. ¿Cuál es la razón por la cual el Señor ama a su pueblo, por la que me quiere a mí?
La solución está en el texto del Aleluya de este día: Estoy feliz y contento porque Jesús es para mí: EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. Canto mientras camino. Alabo al Señor porque me he encontrado con la verdad. Mi victoria está es su vida.

María, ilumíname y fortaléceme para vivir siempre con esperanza en Jesús como el único camino, verdad y vida.

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