Hoy hay tres ideas que, relacionadas entre
sí, nos pueden ayudar a hacer la oración de este día: En primer lugar el día de
descanso (sábado) en nuestro caso el domingo, en segundo lugar la fiesta de San
Pedro Claver que celebramos hoy y, por último, la reciente fiesta de Santa
Teresa de Calcuta que celebramos hace unos días.
En el Evangelio de hoy el Señor nos
dice: «El Hijo del hombre es señor del sábado». El sábado era el día dedicado
por los judíos al descanso de las tareas manuales. Era una manera de
interrumpir el ritmo cotidiano de trabajo para dejar un espacio al descanso y
también para el Señor.
Dejar espacio al descanso es importante
para dedicarse a algo más que al negocio y los afanes de este mundo. El trabajo
continuado y extenuante, las prisas y el estrés pueden llegar a obsesionar,
deshumanizar e incluso embrutecer al hombre, mermándole la capacidad de
contemplación y alejándole de la serenidad. Se suele decir que la prisa mata el
amor. Cuando el Señor impone al pueblo judío el descanso sabático lo hace
también para proteger al hombre del propio hombre, del afán de riqueza, de la
obsesión por el tener.
La otra parte del mandato es dedicar un
tiempo a Dios. Porque no se trata de no hacer nada el día del Señor, sino de
dedicarle ese día precisamente a Él, porque no se puede servir a Dios y al
dinero ¡al menos no el mismo día! Con este sentido podemos entender también la
frase: “El Hijo del hombre es señor del sábado”. Es decir, es el dueño y señor
de ese día, de alguna manera ese día le pertenece. De este modo, guardando el
sábado (domingo en nuestro caso) amamos, priorizamos al Señor por encima de
todo lo demás que podamos hacer ese día. Amar a Dios sobre todas las cosas es
el primer mandamiento del decálogo, tanto de los judíos como de los cristianos.
Así entendido, el descanso dominical es una manera de cumplir el primer
mandamiento.
Y el segundo es amar al prójimo como a
uno mismo. De tal modo que, amando a los demás, dedicándoles el tiempo que no
puedo dedicarles el resto de los días debido al trabajo, también estoy viviendo
el domingo. Así pues, estoy viviendo el domingo si dedico un tiempo al Señor y
a los demás.
La figura de san Pedro Claver es un
modelo en esto de dedicarse a Dios y a los demás. Se le conoce como el apóstol
de los negros. Llegado a Cartagena de Indias allá por el siglo XVII, se puso al
servicio de los más pobres entre los pobres… los esclavos negros.
Sin lugar a dudas, en nuestros días, la
figura que se ha puesto al servicio de los más pobres entre los pobres ha sido
Santa Teresa de Calcuta. A ella se atribuyen estas frases: “Pienso que hoy
el mundo está de cabeza, y sufre tanto porque hay muy poquito amor en el hogar
y en la vida de familia. No tenemos tiempo para nuestros niños, no tenemos
tiempo para el otro, no hay tiempo para poder gozar uno con el otro.”
Este puede ser mi tema de oración para
hoy: de qué manera puedo vivir el día de mañana, domingo, para dedicárselo al
Señor y a los que me rodean. Dejar espacio para que Jesús sea verdaderamente el
Señor de mi domingo. Y también dejar espacio para servir al Señor en los pobres
que tengo a mi alrededor: pobres de cariño, de soledad, de amistad. Pobres
imposibilitados por la enfermedad o la tristeza. Madre Teresa nos dejó
dicho: “En esta vida no podemos hacer grandes cosas. Sólo podemos hacer
pequeñas cosas con un gran cariño”.