En primer lugar nos ponemos en la
presencia de Dios y pedimos luz al Espíritu Santo. Hoy uno de septiembre,
nos pueden haber venido sentimientos de tristeza de ver como se acaba el verano
y toca volver a la vida diaria. Sin embargo, el salmo nos invita a todo lo
contrario, “Alegraos, justos, con el Señor”. La alegría, Dios nos quiere
alegres porque le tenemos a Él y Él es alegría. Os invito a hacer un repaso
rápido del verano para recordar todos los momentos de alegría vividos y
dar gracias a Dios. Para seguir con nuestra oración os invito a reflexionar
sobre el evangelio de hoy. En este evangelio se nos narra la parábola de
las vírgenes necias y prudentes. En esta parábola son las prudentes las que
están preparadas en el momento que llega el esposo. Es una bonita enseñanza
para empezar el curso, el trabajo, etc. Las que cumplen con su responsabilidad
son las que entran a la boda. Esto debemos verlo como una llamada a la vida de
Nazaret. Esa vida oculta, diaria, llena de obligaciones pero que hecha lo mejor
que podamos es una oración hecha vida. Os invito a adentraros en el hogar de
Nazaret y contemplar la belleza de la sagrada familia, tranquilamente, la
escena que prefiráis. Por último os propongo hacer una petición, cada uno la
suya personal como desee, para que como dice San Pablo en la primera lectura,
teniendo todos los conocimientos, los pongamos en práctica viviendo una vida de
santidad.
Para acabar sería bonito tener un
pequeño guiño con nuestra madre la Virgen María.