11 mayo 2017. Jueves de la IV semana de Pascua – Puntos de oración

Empezamos la oración, como cada día, haciendo silencio en el corazón, entrando en recogimiento. Acallamos el himno de la Champions, que quizá siga resonando en nuestra cabeza, y dejamos que la voz de Jesús resuene en nuestro corazón.
Las lecturas de hoy son una invitación a releer nuestra vida a la luz del amor de Dios, renovando la meditación que hacemos en Ejercicios Espirituales. San Pablo relata al pueblo su propia historia pero vista desde los ojos de quien confía en el Señor. El relato se compone de los hechos históricos pero en cada uno de ellos se menciona la acción de Dios. No es la historia del pueblo de Dios, sino la historia de Dios con su pueblo. Así nosotros en este día de Pascua podemos volver la vista atrás, hasta donde queramos y empezar a recorrer el camino que hemos hecho contemplando la presencia de Dios en cada paso que hemos dado, en cada circunstancia vivida positiva o negativa. Porque en todo ello estaba el Señor, guiándonos, como a hijos suyos, miembros de su Iglesia, pueblo escogido.
Desde esta contemplación sólo puede nacer el agradecimiento. Con el autor del salmo podemos “cantar eternamente las misericordias del Señor” si estáis solos podéis hacerlo cantando de verdad y si estáis con alguien preguntadle “¿puedo cantar las misericordias del Señor CONTIGO?”.

Y así podemos estar un rato. Disfrutando ante el Señor, sonriendo, sintiéndonos acompañados e infinitamente amados. Dando gracias y cantando. Y esta oración podemos prolongarla durante todo el día.

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