El tiempo de pascua
es el tiempo de las catequesis mistagógicas; tiempo de renovar nuestra
participación en la liturgia. Debemos
tener presente que nuestra oración más importante es nuestra participación en
la liturgia eucarística. Todos los tiempos de oración nos disponen a una
participación más perfecta en esta oración, centro y cumbre de toda la vida de
la Iglesia. Toda nuestra vida está llamada a adquirir una dimensión
eucarística.
El Concilio de
nuestro tiempo pidió que todos los fieles no estuviesen en la celebración
eucarística “como espectadores mudos o extraños” sino que participáramos de
forma “consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada” y así concluye: “instruidos por la Palabra
de Dios, reparen sus fuerzas en el banquete del Cuerpo del Señor, den gracias a
Dios, aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo
por manos del sacerdote, sino también juntamente con él, y se perfeccionen día
a día, por Cristo Mediador, en la unidad con Dios y entre sí”.
Nuestra meditación
diaria nos dispone y prolonga este momento diario o semanal de nuestra vida
cristiana.
Hoy que Jesús se nos
muestra como “camino, verdad y vida” podemos verle así en la celebración de la
misa; llevándonos al Padre mediante el dinamismo eucarístico que asume toda
nuestra vida.
La mejor catequesis
mistagógica es la participación en la misa con las disposiciones que nos pide
el magisterio de la Iglesia y nos hace personas de oración continua.
María se apareció en
Fátima haciéndose maestra de oración con unos humildes pastorcillos entremos
también nosotros en la escuela de María para adorar a Jesús en todos los
sagrarios del mundo.
Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente y te ofrezco el
Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con los
que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y
del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.