“Este
modo de hablar es duro”. “Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás
y no volvieron a ir con Él”.
La vocación al cristianismo y las
vocaciones específicas dentro de él pueden parecer una vida dura por las
dificultades que conllevan. ¡Cuántos abandonan a mitad de camino! ¿Por qué?
¿Qué paso tememos dar en nuestra forma de vivir? ¿Nos faltan referencias
claras, o quizá las tenemos delante y no las vemos? Un gran porcentaje de los
que pierden su fe son adolescentes y jóvenes que carecen de una referencia o un
ánimo para continuar con su vida de Iglesia.
El catolicismo no es una simple
autoayuda, sino que se
entiende como una vida en común entre todos sus miembros, eso es la Iglesia; no
una relación individual en que nos dedicamos simplemente a reflexionar. Esto
nos invita a replantearnos cómo de individualmente estamos viviendo la fe. ¿Nos
dejamos sorprender continuamente por Dios o ya estamos asentados creyendo que
lo sabemos todo, sin esperar o aceptar renovaciones y adaptaciones? Seamos conscientes de
que nunca somos conocedores al 100% de Dios.
Los discípulos sabían que no tenían
nadie mejor a quien acudir, sabían que Jesucristo era la fuente de la verdad,
aunque les daba miedo conocer esa verdad. Algunos prefieren otras palabras, que
son más suaves pero no verdaderas. Señor, ¿qué palabra de verdad me quieres
decir hoy? Hoy recordamos junto a toda la Iglesia a Santo Domingo Savio; este
muchacho turinés de 16 años, patrón de los adolescentes, es un claro ejemplo de
esto, quien con la ayuda del oratorio de don Bosco, supo escuchar y aceptar la
palabra verdadera de Dios.
María, Madre del Verbo, ayúdanos a
caminar en verdad, guíanos e ilumínanos en este camino entusiasmante.