Ven Espíritu Santo
“Los malvados confían en su opulencia” pero “nadie puede salvarse ni dar
a Dios un rescate”. La Palabra de Dios hoy nos invita a la fe que rasga las
apariencias y nos enseña el verdadero valor de las cosas. El Señor nos invita
hoy a que ponderemos con verdad y sensatez nuestra vida y nos demos cuenta que
solo hay una moneda con valor: la bañada en la sangre de su Hijo. El Señor,
nuestro Padre quiere que al comienzo de este día, y a lo largo de todo Él,
seamos capaces de elevar la mirada sobre las circunstancias de nuestra vida
para descubrirle a Él, a veces operante, otras veces paciente y esperando. Él
sabe de las injusticias, incomprensiones y opresiones que nos rodean. Hoy
quiere que las descarguemos ante Él y renovemos nuestra confianza en Él, en que
Él es capaz de vencer todo eso. Que descubramos que nada de eso vale gran cosa
ante la realidad del pecado que nos hiere y la grandeza de su gracia que nos
salva de él y de la muerte.
Él nos promete una vida nueva en la que somos capaces de vencer nuestra
inclinación natural a descansar en las cosas. Quiere de hacer de nosotros
servidores del Reino que solo buscan encarnar las cualidades de Cristo: la
justicia, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. De este modo, nosotros
también iremos de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo anunciando la Buena
Noticia del reino de Dios acompañados por los hermanos de misión que Dios ponga
en nuestro camino. ¡Qué gran gracia!, ¡qué gran don! Pidámoselo hoy con
intensidad al Señor