Jesús se encaminó
decididamente hacia Jerusalén…Pero no lo recibieron” (Lc 9, 51)
Jesús lo tiene todo muy claro. No necesita llegar a viejo como la mayoría de fundadores y profetas de otras religiones; le bastan 30 años para tomar el camino decidido de la cruz -Jerusalén- para llevarnos a todos al Cielo. Y surge un problema, los discípulos no están por la labor y quieren mandar a la hoguera a los que de la oposición. ¡Señor, haz que tu cruz me enamore, porque Tú, el Amor, se clavó en ella para darnos a todos las claves de la vida, la esperanza, la resurrección gloriosa para siempre!