27 septiembre 2016. Martes de la XXVI semana de T.O. – San Vicente de Paúl – Puntos de oración

¡Qué humano es el evangelio de este día.., y al mismo tiempo que divino...! Humano en cuanto a la reacción que tienen Santiago y Juan, al ver que son rechazados por ese pueblo de samaritanos, por el solo hecho de ir en dirección a Jerusalén..; y que divino por la actitud de Jesús, que reprende a estos dos hermanos y continua sin más su camino...
¿Y nosotros, que hubiéramos hecho en semejante ocasión..? Creo que Santiago y Juan representan a toda la humanidad, y con ella a nosotros también... ¡Qué fácilmente devolvemos mal por mal, y qué difícilmente nos sobreponemos al mal de los demás...!
Algunas traducciones, traducen las palabras de Cristo así: "¡No sabéis de que espíritu sois..!
Hoy puede ser un buen día para examinar nuestro espíritu, por ver si es concorde con el del Evangelio, pues fácilmente podemos salirnos del mismo, bajo capa de necesidad, conveniencia e incluso mayor Gloria de Dios...
¿En qué consiste el espíritu del Evangelio? Decir evangelio, y decir Cristo, es, o debería ser lo mismo... A mi entender, creo que el mejor resumen de ese espíritu de Cristo se encuentra en las Bienaventuranzas. Pongámonos a examen:
¿Tengo un espíritu de pobreza..., tanto material como espiritual...?
¿Tengo un espíritu de mansedumbre..., ante un mundo de violencia..?
¿Sé lo que es llorar por el otro..., o maldigo la hora en que el otro me hace llorar...?
¿De qué tengo yo hambre en mi vida? ¿Es de justicia, de amor y de paz...?
¿Qué lugar ocupa la misericordia en mi acontecer diario...?
¿Cómo miro a los demás, hay limpieza en mi corazón?
¿Trabajamos por la paz…?
¿Que siento cuando me persigue la incomprensión, el olvido o la negligencia de los otros...?
Ya sé Señor, de que espíritu soy, pero necesito la fuerza de tu amor para poder vivirlo en mi acontecer de cada día... ¡No me niegues tu Santo Espíritu, y así seré una sola cosa contigo...!
S. Pablo nos dice en su carta a los Romanos: "A nadie devolváis mal por mal. Procurad lo bueno ante toda la gente. En la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo. No os toméis la venganza por vuestra cuenta, queridos; dejad más bien lugar a la justicia, pues está escrito: "Mía es la venganza, yo daré lo merecido, dice el Señor. Por el contrario, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber: actuando así amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal, antes vence el mal con el bien..." (Rom. 12,17-21).

Que hoy salgamos de nuestra oración con el firme propósito de "no devolver mal por mal" sino todo lo contrario... Esto lo conseguiremos, si miramos a Jesús como él nos mira a nosotros desde la Cruz...

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