Vamos a comenzar con la primera frase del evangelio: En aquel tiempo,
Jesús levantando los ojos hacia sus discípulos. Es decir mirando a sus
discípulos, a aquellos con quienes ha elegido pasar su tiempo en esta tierra, a
sus más cercanos, a sus amigos.
A nosotros
hoy nos mirará desde el sagrario, con una mirada que nos habla de amistad, de
amor, de cercanía. Con una mirada que transforma, que nos cambia. Ese es el
poder de su mirada, de la oración. Por eso una primera idea es ponernos en su
presencia y dejarnos mirar. Nos podemos imaginar que nos mira mientras estamos
sentados escuchándole, que nos mira mientras caminamos, o desde la cruz. Qué de
sentimientos provoca una mirada.
La segunda
idea es que realmente somos pobres, nos sentimos pobres. Nos vemos tan
limitados, con tantas faltas, con tantas indiferencias acumuladas, tan
superficiales… Pero Él nos habla en presente, de los pobres es el reino
de Dios. ¿Cómo entonces vamos a ser pobres? Uno se siente pobre cuando no tiene
a Dios, pero teniendo a Dios.
Más bien
sería darse cuenta que somos ricos y que esta riqueza que no nos pertenece esta
llamada a derramarse entre los demás para que esté presente el reino de Dios.
Vivir la paradoja de que uno verdaderamente se enriquece cuando da a los demás.
Hay también en el evangelio también junto a las cuatro bienaventuranzas cuatro
maldiciones. ¡Ay de vosotros los ricos! Que peligro tienen las riquezas.
Me quiero
detener también ahora que empezamos el curso y comentamos nuestro verano, que
si he ido a ver al Papa, que si he hecho ejercicios... y notas alguna sonrisita
o comentario.
Proponernos
anunciar el evangelio, la verdadera alegría, dicha, bienaventuranza, felicidad…
a expensas de que seamos marcados, dados de lado o perseguidos, que no creo. Y
como dice el evangelio alegraos porque será grande vuestra recompensa. Será y
es, digo yo. Porque uno goza cuando se ve unido a Jesús en la oración cuando se
ve consolado y en la desolación cuando camina con Jesús llevando la cruz y se
ve ayudado.
En fin que
da para mucho que rezar si tranquilamente leemos los textos.
Finalmente
os indico que el salmo también nos sirve de oración acercándonos a través de
piropos a la Virgen.