Hay una tentación del demonio que
tiene un nombre: acedia.
Tiene nombre porque les pasa a muchos. Ya la empiezan a estudiar los eremitas
del desierto del cuatrocientos y pico, porque les pasaba a ellos.
Según el P. Morales, en nuestros
clásicos, la superación de esa tentación, se llamaba “el reventón”. En este caso
la teoría se aplicaba a los religiosos y él nos lo aplicaba a nosotros. Parece
que a media edad surgen unas tentaciones de decaimiento, inquietud y de querer
cambiar. Si las superaban mal, se quedan en la orden siendo un mediocre (antes
se salían pocos, aguantaban hasta el final). Si revienta por dentro, se niega a
sí mismo y se abraza al Único importante, entonces, da el salto a la santidad.
Acaba de aparecer la palabra mediocre que creo que es la clave para que no nos
dé a nosotros. A más mediocre, más riesgo; si te abrazas a tu cruz de cada día
con fuerzas, si besas tu yugo de cada día, el tedio de la vida se te hace
llevadero y ligero, das saltos de alegría y más que caminar por la vida,
vuelas.
Ahora caigo en la meditación de hoy.
Lo de antes, no es paja, pero vamos con Santa Teresa. Ella, durante muchos
años, está inmersa en la tentación de la acedia y vida mediocre. Por fin el
Señor la ayuda a salir y ella se deja ayudar (pone de su parte) y ante una
imagen de Jesús atado a la columna, da el reventón dice SÍ y se abraza a Jesús.
Se lo toma en serio. "Fue
tanto lo que entendí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el
corazón me parece se me partía. Arrojéme cabe El con grandísimo derramamiento
de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle" (Vida 9, 1). Se siente de Jesús,
consagrada a Jesús y se toma en serio su vida de monja. ¿Y tú, señora casada
que lees esto, de quién eres? ¿Y tú, persona que lees esto, de quién eres?
Teresa es gente sencilla y el Señor
del cielo y de la tierra se lo ha revelado (evangelio). Da el cambiazo y
empieza un camino de gigante. Ya no se para ante las dificultades externas ni
internas. "Por
grandísimos trabajos que he tenido, no soy nada mujer en estas cosas, que tengo
recio corazón" (Relac.
III).
Moraleja: ¿Y yo? Pedid y
recibiréis. Admira y sueña. Lánzate al abismo y flotarás.
Una clave: Ella, en un momento
difícil de su vida,… "Cuando
murió mi madre, fuime afligida a una imagen de Nuestra Señora y la supliqué
fuese mi Madre. Conocidamente he hallado a esta Virgen soberana en cuantas
cosas me he encomendado a Ella" (Vida
1,7).
Otra clave: la mística de las
miserias. Gracias a nuestros pecados y miserias, bajamos los escalones que
conducen a Jesús escondido en la humildad.
¡Viva Santa Teresa! ¡Viva la Virgen!
¡Viva el Señor de los Milagros! (que para eso estoy en Perú).