17 octubre 2016. Lunes de la XXIX semana de T. O. – San Ignacio de Antioquía – Puntos de oración

En este día celebra  toda la Iglesia a San Ignacio de Antioquía y es el día internacional para la erradicación de la pobreza. Dos dimensiones, el martirio al que  debe estar dispuesto cada cristiano, más en el momento actual en el que se están dando tantos casos de sacerdotes y laicos que están conmoviendo la opinión  mundial,  prueba de una Iglesia Viva que hace presente a Dios y su amor a los hombres por encima de todo, y la pobreza  signo inefable de su amor que se hizo pobre para enriquecernos a todos.
Ya sería bastante para nuestra oración de hoy, contemplara a san Ignacio camino de Roma, deseando ser” trigo molido en los dientes de las fieras, para convertirse en pan purísimo de Cristo” que no quería que se lo impidieran los primeros cristianos. O la pobreza en Nazaret, Belén o la Cruz.
Pero el texto de la primera lectura de hoy de la carta de san Pablo a los efesios, merece que nos detengamos a releerla y más en este Año de la Misericordia a punto de acabar.
“Hubo un tiempo en que estabais muertos  por vuestras culpas y pecados,…”Así tenemos que comenzar nuestra oración cada día, reconociendo nuestros pecados y culpas, indigno  pecador de atreverme a ponerme en tu presencia, Señor; “que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean encaminadas a ti, en tu servicio y alabanza me libres de ellas. De las tendencias sensuales, de los impulsos del instinto y la imaginación, egoísmos, amor propio, deseo de sobresalir, de figurar, de querer tener razón, de no escuchar y guardar silencio en su  momento con los demás, estando  destinado a ser reprobado,… Pero Dios  “rico en misericordia”… Al llegar aquí vuela la imaginación a las palabras de san Juan Pablo  II en la encíclica que lleva este título: “Rico en Misericordia” que las toma de aquí, la cara a los efesios, “por el gran amor con que nos amó -sigue la carta- estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo- por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él”.
Arrancando de nuestra condición de pecado, mirando a Dios Misericordioso, Indulgente, por el gran amor con que nos amó, nos ama y amará siempre a pesar de estar nosotros muertos por el pecado, condición para sentir la gran misericordia de su amor que comenzó en el momento de la creación de nuestra alma en la concepción, el perdón en el bautismo y en la penitencia, por pura gracia suya, sin mérito propio alguno, nos ha levantado de nuestra basura y nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos quiere en el cielo sentados con Él. Es inefable tanto amor prodigado.
¿Cómo corresponder a tanto amor? Amor con amor se paga y donde no hay amor pon amor y sacarás amor, porque Dios está detrás del amor que tú pongas. ¡Qué negocio más grande!
Es la riqueza de su gracia, como dice el apóstol más adelante, su bondad infinita para con nosotros en Cristo Jesús. Siempre el apóstol en Cristo Jesús, en Cristo Jesús. En él estamos salvados por su gracia mediante la fe y no es que lo merezcamos, sino que es un don de Dios y qué don y tampoco a las obras para que  no podamos presumir.
“Somos obra suya, Dios nos ha creado en Cristo Jesús, otra vez en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras que Él determinó practicásemos”
Ven  Espíritu Santo, ilumina en nuestros corazones este amor tan grande que el Padre ha tenido con nosotros en el Hijo, Cristo Jesús y que vemos reflejado en tu madre la Virgen María.

Que ella nos introduzca por este  camino, para que el enemigo de la luz y la verdad y del amor no nos aparte  jamás. AMÉN.

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